¿Es la migración masiva venezolana una oportunidad o una amenaza?

HUGO DÍAZ/ PERSPECTIVA
El espíritu emprendedor florece en circunstancias donde no queda más que recurrir a la creatividad para salir adelante. Sin embargo, como es el caso con muchas otras oportunidades, esta no deja de tener un componente de amenaza. Un ejemplo de esto es el caso de Panamá, el país centroamericano que más venezolanos ha acogido y sumado a su fuerza laboral

 

Venezuela está viviendo una de las peores crisis humanitarias que nuestro continente ha visto en los últimos años, derivada de la aplicación de un sistema nefasto cuyo legado ha sido una destrucción injustificable de valor y sobre todo, una progresiva degradación en la calidad de vida de una sociedad que en algún momento fue una de las más ricas del hemisferio sur.

Es admirable lo que el pueblo venezolano ha luchado por defender su libertad en forma democrática. Lamentablemente, hasta ahora sus esfuerzos han sido en vano y cada vez son más los venezolanos que deciden salir del país y buscar un mejor futuro en otras tierras. En muchos casos, gente altamente capacitada se ve obligada a iniciar de cero y trabajar en puestos inferiores a los que les corresponden según su experiencia y credenciales, simplemente por la necesidad de contar con un ingreso fijo, que, aunque sea mínimo, es superior a lo que representaría ese dinero en su patria.

Estas circunstancias no son desconocidas; la mayoría de las personas que emigran por necesidad enfrentan retos similares. Algunas se convierten en historias de éxito resultado de la perseverancia y trabajo duro; como es el caso de una buena parte de cubanos que salieron cuando se consolidó la dictadura castrista.

Inmigración en Colombia
No sabemos cuál será el caso de los millones de venezolanos que han salido del país.

No sabemos cuál será el caso de los millones de venezolanos que han salido del país. Sin embargo, si analizamos la situación con intención de buscar un desenlace positivo, corresponde preguntarnos: ¿cómo podemos ayudar a aquellos que buscan un futuro en nuestros países y aprovechar el deseo que tienen por salir adelante en un lugar nuevo? ¿Cómo pueden las empresas locales beneficiarse de este nuevo flujo de talento humano y aprovechar su potencial?

Desde mi perspectiva, existe una oportunidad de generar valor tanto para los migrantes como para la sociedad que los acoge. El espíritu emprendedor florece en circunstancias donde no queda más que recurrir a la creatividad para salir adelante. Sin embargo, como es el caso con muchas otras oportunidades, esta no deja de tener un componente de amenaza.

Un ejemplo de esto es el caso de Panamá, el país centroamericano que más venezolanos ha acogido y sumado a su fuerza laboral. Las empresas con sede allí se han beneficiado al atraer gente muy talentosa de Venezuela. Por otro lado, la sociedad ha enfrentado grandes retos en la asimilación de este nuevo grupo de migrantes. En distintos medios han circulado historias de casos que muestran indicios claros de xenofobia. Al parecer, los choques culturales ya están causando fricciones y división. ¿Es esto una consecuencia natural de un fenómeno migratorio masivo? ¿Cómo se pueden mitigar los efectos de la asimilación de un grupo grande de nuevos migrantes en la sociedad?

El espíritu emprendedor florece en circunstancias donde no queda más que recurrir a la creatividad para salir adelante.

La identidad nacional juega un rol importante en este dilema, ya que el migrante tiende a aferrarse a su cultura y costumbres como un esfuerzo de preservar lo que considera una parte esencial de su identidad. Por su parte, la sociedad receptora puede ver su propia identidad amenazada si un grupo grande empieza a ocupar un lugar importante en su territorio sin adaptarse a la cultura local.
Este es probablemente el tema más difícil de superar, pero no es imposible si se acepta que todos pueden ganar de una combinación de los mejores aspectos de cada cultura. Más allá de eso, para aprovechar esta oportunidad de forma exitosa debe haber otros tres componentes clave:

1) Visión de parte de las empresas para identificar las áreas donde se puede aprovechar mejor este nuevo flujo de talento potenciando sus habilidades, y de parte de los migrantes para identificar necesidades no satisfechas que puedan llevar a nuevos emprendimientos.

2) Compasión de parte de los ciudadanos de la sociedad receptora, entendiendo que dejarlo todo y adaptarse a un nuevo país requiere un gran esfuerzo y conlleva dolor.

3) Humildad de parte de los migrantes para buscar los puntos comunes con la sociedad que los acoge, apreciando las diferencias con empatía, y buscando agregar valor.

En la historia de la humanidad han existido muchos casos de migración que han elevado el nivel de una sociedad. Los mismos venezolanos acogieron a una gran cantidad de europeos cuando su economía estaba en bonanza y muchos de estos se volvieron emprendedores exitosos. Está en nuestras manos lograr que la migración masiva de venezolanos se convierta en un caso de éxito que demuestre que el potencial de desarrollo humano no tiene fronteras y que, en momentos de crisis, podemos superar las limitantes de identidad nacional para crear valor como una comunidad de personas libres y responsables que saben convivir en interdependencia.

Hugo Díaz es empresario. Fundador de la Asociación de Jóvenes Empresarios de Guatemala

Publicado en www.perspectiva.com.gt

 

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