ELIZABETH ARAUJO
Premiado con un Emmy, por su labor creativa en Discovery Channel, Pablo Pulido Simne reconoce que el país “está presente, de manera silenciosa” en su trabajo cotidiano. “Siempre digo de Venezuela y de los venezolanos lo que siempre recuerdo y que me enorgullece: que ha sido una tierra de prodigios”, recuerda este publicista que ahora asume el reto de la vicepresidencia de mercadeo de Animal Planet
Más allá de la sorpresa y de cierto corrientazo que genera el éxito, al siguiente día de recibir el premio Emmy como VP Creative, Pablo Pulido Simne estaba como siempre en su puesto porque dice que es el trabajo constante lo que asegura los frutos. Este venezolano, galardonado en la categoría Outstanding Promotional Announcement por la promo “Shark Week” 2017 (Semana del Tiburón), no exhibe una épica de huida del país empujado por la crisis económica que hoy azota a Venezuela. Viajó a EEUU hace 12 años, en busca de una utopía. Lo hizo por cuenta propia y sin invitación de nadie, dejando en Caracas una fructífera labor en marketing y producción de promocionales para televisión por cable, que hoy recuerda con orgullo.
“En realidad llegué a Estados Unidos por accidente: Ana Ríos, mi amiga en Venezuela, fue quien me metió en la industria, y fue ella quien me dio a conocer la posibilidad de que la publicidad gira en torno a fundamentos narrativos eternos”, explica Pulido al subrayar que desde la primera vez que presenció la alquimia de la sala de edición “que transforma unas líneas, sonidos e imágenes en historias, cápsulas concentradas de la cultura”, se obsesionó con esta industria.
Su primer trabajo en EEUU fue de freelancer, editando, haciendo gráficos y produciendo y eventualmente, como director creativo en The History Channel. Tras siete años de experiencias se mudó a Discovery Channel, canal en el que pasó tres años y medio, hasta ahora cuando se unió al equipo de Animal Planet, donde ejerce la vicepresidencia de mercadeo, y que considera un cargo con el potencial que él espera revolucionar con una nueva imagen.
—Es ahora cuando en Venezuela acaban de conocerle gracias al Emmy que recibió por su labor creativa en Discovery Channel Pero ¿quién es Pablo Pulido y cómo llegó a coronar el éxito en una actividad tan exigente como la televisión de EEUU?
—Pablo Pulido es un caraqueño adicto a las mitologías, al fútbol y la malta. La versión corta de mi éxito (que más que éxito es el “no fracaso”): nunca desperdiciar una oportunidad y siempre, todos los días y todas las horas, preguntarse cómo mejorar, cómo generar las mejores ideas.
—¿Su historia confirma el tópico de que EEUU es una tierra de oportunidades? ¿Si es así que más hay que hacer para triunfar?
—Definitivamente, es tierra de oportunidades. No obstante, como inmigrante es menester entender que se debe trabajar tres veces más y cinco veces más duro que los locales. Las oportunidades aparecen, y es nuestro deber como inmigrantes aprovecharlas sin dejar lugar a dudas.
—¿Constituye este Emmy la meta de un recorrido profesional o es el punto de partida hacia algo más ambicioso?
—Significa que estoy en el camino correcto hacia la superación constante. Comencé en The History Channel Latinoamérica. No tuve otra experiencia de trabajo en el medio audiovisual. Lo que he hecho hasta ahora es observar, aprender y materializar las ideas.
—¿De quién aprendió una vez que ingresó en esta industria y cuáles son los mejores consejos que no olvida?
—En Venezuela aprendí de Ana Ríos, Víctor Toro y Enrique Sánchez, tres editores que generosamente me enseñaron el arte de la edición. En EEUU decidí aprender de toda persona que se cruzara por mi camino. Lo bueno y lo malo. De pasantes a CEO, de productores a talentos. De los leñadores The History Channel aprendí una frase: “No te quejes, no llores, ni te lamentes. Sólo haz tu trabajo lo mejor que puedas”.
—¿Cómo ocurrió ese flechazo con la promoción televisiva?
—La primera vez que hice una promoción me enamoré de mi trabajo. Se trata de un proceso alquímico. Escribes unas frases, escoges ciertas tomas, música o sonidos, entras a un cuarto de edición y mágicamente, media hora más tarde tienes ante tus ojos una pequeña historia o película y es fenomenal, si te sale bien. Para mí es un pequeño mensaje, un pequeño poema romance.
—¿Le da tiempo en su faena a asomarse a la Venezuela castigada por la crisis o prefiere pasar la página y concentrarse en su trabajo?
—Venezuela siempre está presente. Así sea de forma silenciosa en medio de mi trabajo. La crisis me hace atesorar los recuerdos y lecciones de venezolanos de talento prodigioso. La crisis me hace tratar de mostrar siempre lo mejor de mí con la esperanza de reflejar un país de invención, realismo mágico y humor. De Venezuela y de los venezolanos diré lo que siempre recuerdo y que me enorgullece: que ha sido una tierra de prodigios.
—¿Si observa el fenómeno de la diáspora venezolana se lamenta o lo mira desde esa perspectiva de la oportunidad para profesionales o no que deben apelar al esfuerzo y el talento para triunfar?
—Lo veo como la oportunidad de exportar la cultura venezolana. Esa pasión creativa y hasta traviesa del venezolano. Quizás represente un chance para exponernos a diferentes éticas y maneras de entender lo que es un país, lo que podría ser una bienaventurada consecuencia.
—Es hijo de la periodista Petruvska Simne y del poeta José Pulido, lo que no puede ocultar que algo heredó ¿Qué sacó de sus padres?
—Pasión por la literatura. Amor por las artes y la vida. El deseo de formar y mantener una ética de vida.
—¿Cuál es el mejor recuerdo de su infancia?
—En Acarigua, esperando trasnochado el retorno de mi padre de una guerra lejana, cuando estaba de corresponsal de guerra en Nicaragua. Papá llegó entrada la noche, con olor a odiseas imposibles, tragedias cotidianas y promesas de nuevas historias alrededor de las arepas.
—¿Cuáles son los próximos pasos en su carrera; digamos, le atrae dirigir una película o dedicarse más al área de la gerencia?
—Me atrae ese fenómeno ancestral de contar historias. De la narrativa que está engranada en nuestro cerebelo, en lo más primitivo de nuestro ser. Los próximos pasos son pequeños, calculados y siempre dirigidos a explorar ese fenómeno.