SEBASTIÁN DE LA NUEZ –
Que el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana haya recaído, en su edición número 27, en el venezolano Rafael Cadenas, a esta hora ya es sabido por todo el mundo. Como ya no es noticia sino algazara compartida, cabe simplemente levantar una copa de vino y beber porque el amigo ha sido, por fin en este lado del charco, reconocido como debería

 

Es cierto, mejor que poeta es amigo con quien provoca sentarse a conversar durante horas al borde de una buena botella de vino tinto. Ha sido justamente reconocido en España como antes lo fue en México y como hace mucho tiempo lo reconoce la gente en Venezuela. Sigue viviendo en Caracas porque esa es su ciudad y a ella se debe aunque sus tiempos sean de amarga hambruna. Rafael Cadenas celebrará este homenaje que viene de un país que ama y en el cual siempre ha tenido interés, por su historia y por sus intelectuales. Debe estar celebrando, fiel a su naturaleza, con total austeridad. Estará pensando en Milena. Y en su hermano de toda la vida, Manuel Caballero.

En una nota anterior publicada en este mismo portal se hablaba de él durante su reciente paso por las islas Canarias y la península ibérica, pues en estas tierras, desde hace muchos años, le siguen y leen; la Editorial Pre-Textos le ha editado varios libros y, en especial, es muy recomendable la antología que apareció en 2007, Obra entera. En este último periplo por España, siempre con su inseparable, auténtica y querida Milena (fallecida hace pocos meses), compartió y disfrutó, leyó y escuchó. Dijo muchas cosas sobre su país, un país que le duele en lo más profundo. Habló de Antonio Machado, de Dios, de Karl Kraus, de su grupo Tabla Redonda… de Nicolás Maduro. De nuevo hay que recordar sus palabras, las que les dijo no hace tanto a los mexicanos:

—Cuiden su democracia aunque esté llena de fallas. Porque puede aparecer un caudillo que utilice a la misma democracia para destruirla.

Le encanta el chocolate y le gusta hablar, recitar, preguntar y preguntarse. Todo lo que implique reflexionar. Apareció una académica en un vídeo de la agencia EFE refiriéndose a su condición de perseguido por el perezjimenismo, cuando en los cincuenta era militante comunista. Y sí, lo fue. Pero su marca de fábrica va más allá de ese episodio. La marca de Rafael Cadenas se verifica en los libros pero, antes que todo, o después que todo pasa, incluso los premios y parabienes, se verifica en su alma y en su palabra. Y en sus ojos, que son los de un hombre bueno que desea comprender al otro, y que se indigna ante la crueldad de sus propios coterráneos.

En una de las citas en La Palmas de Gran Canaria, hablando de Dios, dijo:

—Dios es una palabra muy cargada… ¿Ente supremo? Pero Dios no puede ser un ente. Un ente es esta mesa. Nosotros, la gente, somos entes.

Sebastián de la Nuez, periodista venezolano. Escribe desde Madrid.

 

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