JESÚS COVA. Este domingo 25 de febrero se cumplen 60 años de la noche en que un joven boxeador nacido en Louisville, Kentucky, de apenas 22 años y 2 meses, y quien cuatro años antes había ganado la medalla de oro en semipesado de los Juegos Olímpicos de Roma (1960), nacido Cassius Marcellus Clay, y cuatro años después llamado Muhammad Ali -tal como lo recuerda el mundo- se coronó por vez primera, de cuatro en su larga y exitosa carrera, como monarca de todos los pesos.
Su rival: Sonny Liston, un temido noqueador de 32 años que subió al ring, con el favoritismo de 8-1 para ser ampliamente superado en 6 rounds de aquella que fue promocionada como La Pelea del Año, por un rival que lo aventajó en velocidad y habilidad, con un estilo pocas veces visto en la máxima división y cuyo desenlace dejó boquiabiertos a los poco más de los 2.500 espectadores sentados en el Centro de Convenciones de la playa de Miami, Florida, con un aforo estimado en unos 5 mil espectadores pero que solo atrajo a la mitad de compradores de esas 5 mil entradas puestas en la venta.
Apabullado por un contrincante diez años más joven e invicto en 19 peleas desde su debut en 1960 y con 14 nocauts propinados, el hasta entonces campeón, que tenía marca de 36-1-0 y 26 nocauts, arrió la bandera de la rendición 18 minutos después del comienzo de las acciones. Cuando la pelea finalizó las tarjetas del árbitro Barney Félix y de los jueces BunnyLovet y Gus Jacobson marcaban 57-57, 56-58 y 59-56, respectivamente. La derrota dejó a Sonny Liston sin los cinturones de la Asociación Mundial de Boxeo, de la Comisión Atlética de Nueva York y la del recién creado Consejo Mundial de Boxeo.
Antes de concretar su triunfo, un incidente estuvo a un tris de cambiar la historia de la pelea y de quien se convertiría en una leyenda viva: al terminar el tercer round Clay (Ali) regresó a su esquina y le pidió al entrenador Angelo Dundee que le quitara los guantes, que abandonaba el combate:”Estoy ciego, no puedo ver. Él tiene algo en los guantes que me irritó los ojos. No puedo seguir peleando”, le dijo.
Dundee lo tranquilizó y le pidió que saliera al sonar la campana y que se alejara de Liston. Eso hizo Clay, que apenas lanzó uno que otro golpe en los 3 minutos del cuarto asalto. En el quinto round, ya restablecida la visión, Clay atacó al rival con una ofensiva de ambas manos y Liston volvió a la esquina aturdido, devastado. La ofensiva de Clay en el sexto, de precisas y contundentes izquierdas y derechas, terminaron definitivamente con la resistencia del favorito del corto encuentro.
“CLAY ES NOMBRE DE ESCLAVO”
En los meses previos a la pelea el vencedor se había burlado sin parar y de todas las maneras posibles del adversario, a quien llamaba “el Oso Feo” mientras que él se autonombraba “el boxeador más guapo del mundo”. Inclusive colocó,en el jardín de la casa que ocupaba, una trampa para osos.
Esa noche, en la que verdaderamente nació su leyenda Cassius Clay, luego Ali, se recostó de las cuerdas al final del combate y gritó hacia los cronistas de boxeo: “¡Tráguense sus palabras! Yo soy el más grande. ¡Soy el más grande, y el más bello de todos!”, y otra ristra de hirientes burlas para el vasto sector de la prensa, que lo adversaba por su arrogancia y que lo había bautizado como “Bocazas” por ese incesante parloteo.
En aquellos días que antecedieron a su consagración como uno de los más jóvenes campeones mundiales de la división en la historia, también alardeaba de ser el que “picaba como una abeja y flotaba como una mariposa”, una frase que él hizo popular si bien su creador fue Drew “Bundini” Brown, un ingenioso y dicharachero asistente de Angelo Dundee, el principal entrenador del nuevo campeón universal.
Para el momento que contamos Ali ya había sido hechizado por el magnetismo personal de Elijah Muhammad, sumo representante de la llamada Nación del Islam, una religión y un movimiento separatista afroamericano distante por su agresividad del muy pacífico de Martin Luther King,en cuanto se refiere a la lucha por los derechos civiles de la población negra de Estados Unidos.
Clay había recibido, además, la decisiva influencia religiosa y política de Malcolm X, discípulo favorito de Elijad y más tarde asesinado por razones raciales. Flanqueado por este último, exactamente el 6 de marzo del mismo año de 1964, esto es unos nueve días después de su pelea con Liston, Cassius Clay anunció al mundo que en lo sucesivo se llamaría Muhammad Ali (El Amado de Dios es la traducción) y que abjuraba del Cassius Clay, que rechazaba porque era, afirmaba,un “nombre de esclavo”.
Catorce meses después de aquel histórico hecho de la revelación de Ali como seguidor del islamismo, el 25 de mayo 1965, tuvo lugar la pelea de revancha en el Central Maine Civic Center de Lewiston, Idaho. Fue un pleito de corto recorrido: a los 2 minutos y 12 segundos del primer asalto Liston quedó tendido en la lona de cara a las lámparas, por un golpe que la prensa llamó “fantasma” (y también “de ancla”) porque fueron pocos los que lo vieron, si bien el video prueba que sí lo hubo. La foto del final es una de las más conocidas en la añeja historia del boxeo, con Ali desafiante instando en vano a Liston a levantarse.
Pero esa es otra interesante historia que relataremos a su debida oportunidad.