JESÚS COVA. Las líneas que siguen son ya algo añejas, tanto como de unos nueve o diez años atrás, pero ahora contienen varias adiciones, traídas todas a esta página sin ningún motivo singular, sino solo para una nostálgica remembranza de quien es considerado uno de los más insignes peleadores de todas las épocas, de Latinoamérica y del mundo, el nicaragüense Andrés Alexis Argüello Bohórquez, de cuya trágica y sentida muerte se cumplieron 19 años el pasado 1° de julio y de quien ofrecemos hoy un episodio personal extrarring que guarda emotiva y estrecha relación con el nombre del libertador de cinco naciones, el Gran Caraqueño, Simón Bolívar, el Padre de la Patria.

Como bien conocen los seguidores del boxeo y del deporte en general, Alexis, de 57 años entonces, fue hallado muerto el citado día en su residencia de Managua con un disparo en el pecho, un hecho nunca diáfanamente aclarado para muchos aun cuando archivado como suicidio por las autoridades, que atribuyeron el lamentable evento a un estado depresivo del boxeador.

Alexis Argüello era para el momento el alcalde de su ciudad natal, desde donde se había proyectado hasta la cima de los títulos mundiales de los pesos pluma de la Asociación Mundial de Boxeo entre 1974-76 y súper pluma (ligero junior) y ligero del Comisión Mundial de Boxeo desde 1978 a 1980 y de 1981 a 1982, para escribir su nombre con ribetes especiales en las páginas doradas e históricas del boxeo latinoamericano y mundial.
Además de todo lo dicho el Flaco Explosivo (como lo bautizó el periodista Edgar Tijerino, su paisano) fue clasificado por la revista The Ring como el mejor ligero junior de todos los tiempos y entre los 20 mejores boxeadores de cualquier época en la última centuria

Esa trayectoria tan brillante fue reconocida por la dirigencia deportiva de su país que en 1999 años lo distinguió como Deportista del Milenio, además de Mejor de Todos los Tiempos y Campeón del Pueblo.

Alexis Argüello peleó entre 1968 y 1995 (27 años). Debutó profesionalmente el 26 de octubre de 1968 con un KO en el primer round sobre Israel Medina y cerró su carrera en el ring con una derrota a los puntos frente a Scott Walker, en Las Vegas, el 21 de enero de 1995. En ese largo transitar entre las cuerdas acumuló 77 victorias, 62 por KO y perdió 8 con 4 derrotas antes del round final.

“¿Dónde está la casa del Libertador?”
La ocasión es propicia para contar de él un episodio calificable de anecdótico, sin relación con el boxeo, al que como dijimos dedicó 27 años de una vida extinguida dramáticamente a los 57 años.
El relato que ofrecemos, reiteramos que escrito hace ya algo más de 49 años y que en su momento se publicó en las páginas deportivas del diario venezolano El Nacional, sirvió para dar a conocer una faceta desconocida de un boxeador que, extrañamente, por lo poco común en el medio, estaba movido por inquietudes que iban más allá del gimnasio y del objetivo de acabar con el enemigo sobre el ring.
Ocurrió cuando “El Flaco Explosivo” viajó a Caracas en marzo de 1975 para exponer por primera vez la corona pluma de la Asociación Mundial de Boxeo, contra el retador venezolano Leonel Hernández, en el Poliedro, la noche del sábado 15 de aquel mes. El nica había ganado el cinturón de las 126 libras, 57,152 kilos, en una candente confrontación ante el mítico peleador mexicano Rubén “Púas” Olivares, a quien noqueó en el 13° round en Los Ángeles, California, el 23 de noviembre del año anterior.
Como reportero de la fuente nos tocó entrevistarle. Sabíamos que Argüello había dejado los estudios en tercero de primaria cuando era un muchachito debido a las penurias económicas del hogar para hacerse profesional del boxeo a muy temprana edad. Y también sabíamos, por boca del propio Tijerino, que era un voraz lector. Acaso por conocer este detalle no nos sorprendimos mucho cuando en la entrevista que le hacíamos nos preguntó, de sopetón: “¿Cómo hago para ir a visitar la Casa Natal del Libertador, Simón Bolívar? ¿Está cerca de aquí o debo ir en taxi? Es lo primero que voy a hacer en Caracas, antes de conocer otros sitios”.
Era aquella la primera vez, en muchos años de cubrir el boxeo –y nunca más se repitió en nuestra extensa experiencia de reportero– que un profesional del cuadrilátero nos hablara de temas diferentes de los usuales, como ¿cuántos rounds ha hecho para esta pelea?, ¿cuántos combates ha ganado?, y cosas parecidas.
Al día siguiente supimos de confiable fuente que el campeón estuvo –y le vieron hacerlo emocionado– en el caserón colonial donde el Gran Caraqueño vio la luz por primera vez.
Unos días más tarde, exactamente el 15 de marzo de aquel 1975, en un Poliedro abarrotado por entre 15 a 20 mil de ilusamente esperanzados aficionados locales, Argüello despedazó en 8 asaltos, sin prisas pero sin pausas ni piedad, a un indefenso e impotente Leonel Hernández, aplastado con relativa facilidad por el gran púgil centroamericano.
Argüello ha sido el único boxeador nicaragüense en el Salón Internacional de la Fama del Boxeo, con sede en Canastota, Nueva York, y casualmente su placa se encuentra al lado de la de Muhammad Ali. En su luminosa trayectoria en el ring se cuentan 22 peleas con un título mundial de por medio de las que ganó 17 por KO, 2 a los puntos y perdió 3, de ellas una por decisión frente al panameño Ernesto “Ñato” Marcely: Las otras dos antes del límite frente al estadounidense Aaron “El Halcón” Pryor, en dos grandes e inolvidables combates de la historia, de los que echaremos el cuento en cualquier otra particular oportunidad.

 

Jesús Cova. Periodista venezolano. Reside en Caracas, Venezuela  

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