JOSÉ EGIDIO RODRÍGUEZ –

Hace 42 años en El Nacional del domingo 20 de febrero de 1977, apareció una noticia de esas que generan grandes reacciones: “Denuncia The New York Times y desmentido de Venezuela – Pagos secretos de la CIA a Carlos Andrés Pérez cuando era Ministro del Interior”.

La inclusión de esta información en la primera página de por sí connotaba una importante jerarquización noticiosa; cubría toda la parte superior del periódico, a ocho columnas, algo que rara vez se registraba.

El texto decía que el presidente Carlos Andrés Pérez había recibido pagos de la CIA, la Agencia Central de Inteligencia de EEUU, mientras fue ministro de Relaciones Interiores durante el gobierno de Rómulo Betancourt, en la década de los 60.

Un día antes, pero en páginas interiores, El Nacional publicó un despacho de la agencia EFE citando a The Washington Post, que revelaba que el presidente Jimmy Carter había suspendido los pagos de la CIA al rey Hussein, de Jordania. Según el Post, la CIA pagó millones de dólares a Hussein para que sus agentes pudiesen operar libremente en Jordania.

"CAP a sueldo de la CIA"El lunes 21 temprano en la mañana el Jefe de Redacción de El Nacional, José Moradell, se acercó a mi escritorio y en su habitual tono pausado me preguntó si tenía mi pasaporte al día.

-Sí, señor Moradell, le respondí.

-Quiero que vaya a Washington a seguir la pista de la acusación sobre los pagos que publicó el Times; indague con la CIA.

Vaya sorpresa, pero el Jefe de Redacción así lo había decidido. Y esa sería la pauta a desarrollar. Si bien de lo que me ocupaba generalmente era de economía, bajo la batuta del jefe de la sección Chepino Gerbasi, en ese momento era el único de los reporteros de la Redacción General que hablaba inglés, y por ello iría enviado por el periódico a la capital estadounidense en busca de información que confirmara o negara lo publicado en el The New York Times, además de aportar nuevos elementos informativos. Sería el segundo viaje a esa ciudad; en el primero había sido invitado por el Banco Mundial, tras la visita de su presidente Robert McNamara a Caracas en agosto de 1974.

Lo de ir a la CIA era por decir lo menos, asombroso. Llegar a Langley, en el condado de Fairfax, en Virginia, donde está la sede principal, tocar a la puerta y preguntar, sería un inmenso reto. Si bien en la Agencia hay un funcionario de prensa que atiende las solicitudes, y las más de las veces contesta lo mismo: -Ni se confirma, ni se niega.

Las explicaciones, los rumores y zancadillas no aparecen en folios membretados envueltos en sombras.

En la edición del lunes 21 el periódico abrió con una información sobre los pagos de la CIA, con un antetítulo: Carlos Andrés Pérez, y el título ”El gobierno de EEUU obligado a desvirtuar la indignante y mendaz imputación”. En el sumario se leía que Venezuela se siente amenazada. En el texto se informaba de que el embajador de EEUU en Caracas, Viron P.Vaky, había sido citado a la Cancillería para clarificar los hechos.

Al mismo tiempo, el embajador ante Estados Unidos, Ignacio Iribarren Borges, fue llamado a Caracas y quedó como Encargado de Negocios, el ministro consejero Francisco Paparoni, a quien le correspondió arreglar el entuerto, pues el presidente Pérez exigía una satisfacción o rompería relaciones diplomáticas. Llamado a consultas y a botón, y anticipo de tormenta.

En esa edición aparecía también una carta, fechada el 20 de febrero, firmada por el expresidente Rómulo Betancourt, en la que decía que “el presidente Carlos Andrés Pérez, ni siendo ministro de Relaciones Interiores, bajo mi gobierno, ni en ninguna ocasión, ha recibido dinero de la policía secreta internacional (CIA) para fines de Estado, ni mucho menos para beneficio propio”. Y en la tapa del cuerpo D hay un trabajo del reportero William García Insausti titulado “Enérgico Rechazo a la Provocación de la CIA e intervención del Congreso Nacional, piden representantes de los partidos políticos”.

En el viaje de ida a Washington -vía Nueva York- fui construyendo un esquema para conseguir a alguien que hubiera trabajado en esa organización de reputación tan variada. Un libro me dio unas pistas. Su autor, Phillip Agee, había sido un agente que cambió de parecer y denunció las prácticas poco santas de su antiguo empleador. El titulo era “Inside the Company: CIA Diary” (dentro de la Compañía: Diario de la CIA).

Pero mientras volaba la espiral informativa había crecido. La edición del NYT del 21 de febrero traía un cable de la agencia Associated Press, AP, cuyo texto decía que el presidente Carlos Andrés Pérez había dado instrucciones a su embajador ante la Organización de Naciones Unidas, ONU, Simón Alberto Consalvi, para que negara el reporte publicado en ese diario.

En una declaración escrita Consalvi sostuvo que el reporte del NYT era absolutamente “falso e irresponsable” y negaba que el presidente Pérez “directa o indirectamente hubiera recibido dinero de la CIA para ningún propósito, personal o del Estado”. Esa misma información se publicó en la prensa venezolana así como en otros países. Según Consalvi, la información del Times podría deberse a una campaña en contra de la OPEP, la Organización de Países Exportadores de Petróleo, de la que Venezuela había sido promotora y fundadora junto con Arabia Saudita, Kuwait, Irán e Irak.

La información del NYT no solo hablaba del presidente Pérez, sino que incluía a otros líderes, entre ellos el expresidente de Chile, Eduardo Frei, quien también negó haber recibido fondos de la CIA o la “Agencia” como se le conoce. Lo mismo sucedió con Willy Brandt, que había sido Canciller alemán.

El reporte que publicó el NYT calzado con la firma de David Binder, implicaba al Rey Hussein de Jordania; Chiang Kai-shek, de Taiwan; Sese Seko Mobutu, del Congo, y otras personalidades.

El martes 22 El Nacional abre en primera pagina con este titular “La responsabilidad del Gobierno de EEUU es inocultable”, dijo el presidente Pérez quien afirmó que “estamos a la espera de la respuesta que dé a Venezuela y al mundo”. También en primera pagina está este titular: “Carter ordena una investigación sobre los pagos de la CIA”. En páginas interiores, en la tapa del cuerpo D, hay una entrevista que hizo Florencio Trujillo a Oswaldo Álvarez Paz quien afirmó que “El Congreso no tiene nada que investigar porque son falsas las acusaciones”.

Además del pronunciamiento del Jefe de Estado venezolano, el Congreso Nacional, la Iglesia, los partidos políticos, los sindicatos, Fedecámaras, expresaron su rechazo a las acusaciones emitidas por fuentes vinculadas a la CIA. Hubo en ese momento una unidad nacional en torno al presidente Carlos Andrés Pérez, que persistió al menos esa semana, mientras los focos de la atención de la opinión pública estuvieron encendidos sobre esta denuncia y sus implicaciones.

Para cumplir con la pauta del Jefe de Redacción de El Nacional, logré hablar con algunas personas del ámbito oficial y ex funcionarios de la Agencia, en Nueva York y Washington, que aportaron algunos comentarios y datos. De la que no obtuve respuesta fue de la Agencia: No comment, sin comentario, en forma precisa y concisa.

El hilo de los pagos, que pasaba por la CIA, tenía mucha carreta y daría de qué hablar. Esa Agencia había pagado en varios países, para que se efectuaran o mantuvieran actividades en contra de lo que era el objetivo de esos tiempos de guerra fría: frenar el avance de las guerrillas y movimientos con connotación comunista. Los pagos para gastos de inteligencia lo recibían funcionarios involucrados en esos menesteres.

LA CARTA DE CARTER

"CAP a sueldo de la CIA"
Los presidentes de EEUU y Venezuela, Jimmy Carter y Carlos Andrés Pérez, en la Casa Blanca.

En su libro ”Desde Watergate hasta Chávez: diplomáticos, espías y farsantes en la capital del Imperio” (2008), Gonzalo Palacios, quien era el primer secretario (Asuntos Culturales) de la embajada de Venezuela para esa época, relata con muchos detalles lo que sucedió y cómo se logró superar la crisis diplomática.

Entre Paparoni y Palacios idearon una forma de resolver la crisis, que consistía en redactar una carta a ser firmada por el presidente Carter dirigida al presidente Pérez, a manera de explicación que satisficiera al Jefe de Estado venezolano. Paparoni le solicitó a Palacios que preparara un borrador. Empero había un problema: el gobierno de Carter apenas había comenzado el 20 de enero de ese año, y en ese momento todavía no estaba en funciones el equipo completo de la Casa Blanca y entre los faltantes estaba precisamente el que se encargaría de los asuntos de América Latina.

Afortunadamente ubicaron a dos asesores de Carter que accedieron a revisar el contenido y el tono de la misiva y presentársela al presidente Carter. Se hicieron algunos cambios y el presidente de EEUU estampó su firma en la carta. Fin de la crisis.

En El Nacional del 23 de febrero, otra vez en primera página a ocho columnas, y bajo el título “Mensaje de Carter al Presidente Pérez pone fin al incidente”, se informa lo sucedido la noche anterior. El presidente norteamericano, se afirma en el texto, califica de infundado y maliciosas las imputaciones hechas al Jefe de Estado venezolano.

En el cuerpo de la noticia se expresa que la carta personal del Presidente Carter fue entregada al Jefe de Estado en el Palacio de Miraflores, a las 10:15 de la noche por el embajador Viron P. Vacky, quien había previamente solicitado una audiencia urgente para tales fines.

También aparece en primera pagina un despacho del enviado especial de El Nacional José Egidio Rodríguez, fechado en Nueva York, en el que indica que “en medios diplomáticos trascendió esta noche a las 10:30 –hora de Venezuela- que el presidente Jimmy Carter había enviado un mensaje personal al Presidente Carlos Andrés Pérez, en el cual niega las imputaciones de la CIA”

Se estableció, asimismo, que en dicho mensaje –mencionado también como comunicado- se niega que el Presidente de Venezuela, Carlos Andrés Pérez, haya recibido dinero de la CIA en la oportunidad en que fuera ministro de Relaciones Interiores, según las imputaciones de prensa norteamericana.

VISITAS A WASHINGTON

La carta de Carter sirvió para cerrar lo que surgió como una pesadilla muy intensa en el trayecto de las relaciones normales entre dos Estados. De que el incidente se zanjó lo prueba el hecho de que cuatro meses después, el 28 y 29 de junio de ese año, el Presidente de Venezuela realizó una visita de Estado a Washington, y al recibirlo en la Casa Blanca el Presidente Carter dijo, en español: “Señor Presidente, esta es su casa”.

La importancia de la visita se deduce por el trato protocolar de la misma que incluyó una cena de Estado en la Casa Blanca el 28 de junio. La anterior visita y cena de Estado de un Presidente de Venezuela fue el 2 de junio de 1970 por parte de Rafael Caldera, y su anfitrión fue Richard Nixon. Antes había estado Rómulo Betancourt el 19 de febrero de 1963, atendiendo la invitación formulada por John F. Kennedy; y en plena II Guerra Mundial Franklin D. Roosevelt fue el anfitrión de Isaías Medina Angarita.

Después de la visita de Estado de Carlos Andrés Pérez, fueron a Washington con el mismo trato protocolar, Luis Herrera Campins, el 17 de noviembre de 1981, y Jaime Lusinchi, el 4 de febrero de 1984, quienes fueron atendidos por Ronald Reagan.

Otro presidente venezolano que estuvo en Washington en lo que se denomina visita oficial fue Rómulo Gallegos, y fue recibido por el presidente Harry Truman el 4 de julio, el Día de la Independencia EEUU y ambos viajaron por tren a Bolívar, un pueblo de Missouri, donde develaron una estatua del Libertador, el 5 de julio de 1948 el Día de la Independencia de Venezuela. La visita del presidente Gallegos duró 11 días.

"CAP a sueldo de la CIA"JUEGOS EN LA OSCURIDAD

En la edición del 23 de febrero el enviado especial de El Nacional, escribe desde Washington que las acusaciones contra el Presidente Pérez buscaban presionar a Arabia Saudita y tratar de desmoralizar a la OPEP al debilitar al gobierno de Venezuela.

-La publicación del Times, si bien fue una sorpresa, constituye parte del juego del gobierno en la oscuridad, que es la CIA.

En la edición del 24 de febrero de 1977, con la firma del veterano periodista de la fuente política, Leopoldo Linares, hay una entrevista al expresidente Rafael Caldera, quien sostiene que “No debe dársele carácter de ofensa ni de conflicto internacional al incidente de la CIA”, así como un trabajo sobre las reacciones de los sectores políticos venezolanos frente al mensaje del presidente Jimmy Carter. El enviado especial de El Nacional escribió en su nota que en Washington se comenta sobre la unidad del pueblo de Venezuela alrededor del presidente Carlos Andrés Pérez.

Ese mismo día, a página completa, el NYT transcribe una rueda de prensa del presidente Carter, y una de las preguntas que le hicieron correspondió a la denuncia de los pagos de la CIA. El Presidente afirmó que había revisado la actuación de la Agencia y no había encontrado nada inapropiado o ilegal.

-Algunos de los reportes de los pagos secretos han sido “bastante inexactos” y otros tienen “algún grado de exactitud.”

Y al dejar la escena washingtoniana atrás, en la edición de El Nacional del 25 de febrero se publicó una crónica titulada “Carter enfrenta otra maniobra de la CIA” en la que se relata que el Presidente de EEUU tuvo su primer encontronazo con «La Compañía” cuando se le ocurrió designar para dirigirla al exasesor del presidente John F. Kennedy, Theodore Sorensen, pero ese nombramiento fue derribado en el Congreso casi antes de nacer.

Sombras nada más, zancadillas y rumores sobre lo que pasó.

«No fueron pagos secretos a individuos sino asistencia en materia de seguridad a gobiernos amigos», sostuvo el Secretario de Estado Cyrus Vance, según un despacho publicado en el NYT del 28 de febrero de 1977 con la firma de Bernard Gwertzman. De esta manera, el diario neoyorkino quedaba eximido de publicar alguna aclaratoria, toda vez que el gobierno de EEUU reconocía que sí había pagado por asuntos de seguridad e inteligencia a representantes de otros gobiernos, solo que no se revelaba oficialmente quiénes había sido los receptores de esos fondos.

Quien si reconoció haber recibido sus pacas de dólares fue el Rey de Jordania, quien expresó que esa práctica no había sido para su beneficio personal sino para mejorar la seguridad e inteligencia  de su país, y que los últimos cinco presidentes estadounidenses habían autorizado tales pagos.

José Egidio Rodríguez es periodista y diplomático venezolano. Escribe desde Sacramento, California, EEUU.

 

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