Los países en desarrollo, que alojan a más de un tercio de los migrantes internacionales, tienen que hacer más para maximizar el impacto económico de la inmigración, concluye el informe conjunto presentado hoy (24-1-2018) en París por el Centro de Desarrollo de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
La percepción de que los inmigrantes cuestan más de lo que se obtiene de ellos está muy extendida, pero rara vez se basa en la evidencia empírica.
El informe, titulado ¿Cómo los inmigrantes contribuyen al desarrollo de las economías de los países, muestra que las percepciones negativas son a menudo injustificadas. Señala que los inmigrantes no son una carga para las economías de los países de acogida, y que en los países en desarrollo su impacto en los mercados laborales, el crecimiento económico y las finanzas públicas es generalmente positivo aunque relativamente limitado.
“Hemos encontrado que el impacto limitado de los inmigrantes podría significar que la mayoría de los países de destino no han aprovechado suficientemente las habilidades y conocimientos que traen los inmigrantes. Políticas públicas adecuadas pueden jugar un papel clave en el mejoramiento de la contribución de los inmigrantes en el desarrollo de los países de acogida”, dijo el secretario general adjunto de la OCDE Masamichi Kono, en el lanzamiento del informe en la conferencia conjunta del Centro para el Desarrollo OCDE-OIT.
Mediante el uso de métodos cuantitativos y cualitativos, el informe examina empíricamente las formas en que la presencia de los inmigrantes afecta a diez economías: Argentina, Costa Rica, Costa de Marfil, República Dominicana, Ghana, Kirguistán, Nepal, Ruanda, Sudáfrica y Tailandia.
Según los resultados, los inmigrantes en la mayoría de los países estudiados muestran las tasas de actividad y de empleo más altas que los trabajadores nativos. Sin embargo, la calidad de los empleos que toman los inmigrantes sigue siendo una preocupación, ya que a menudo experimentan déficit de trabajo decente. El análisis también evalúa si los trabajadores nacidos en el extranjero afectan las oportunidades de empleo de los trabajadores nativos: mientras que los resultados son variables y altamente contextual, el informe muestra que el impacto económico global de la inmigración es insignificante.
La contribución estimada de los inmigrantes al producto interno bruto (PIB) varía de aproximadamente 1% en Ghana al 19% en Costa de Marfil, con un promedio de 7% en los diez países estudiados. La contribución de los inmigrantes al valor agregado excede al de la población en cinco países: Costa de Marfil, República Dominicana, Kirguistán, Nepal y Ruanda. En los países donde ese no es el caso, las diferencias son pequeñas. En general, es poco probable que la inmigración deprima el PIB per cápita.
El análisis de cómo los inmigrantes afectan el equilibrio fiscal y la calidad de los servicios públicos en los países en desarrollo, muestra que los inmigrantes ayudan a aumentar los ingresos públicos totales. Sin embargo, el aumento no puede ser siempre suficiente para compensar los gastos públicos que generan. Este es el caso de dos países, Kirguistán y Nepal, donde el déficit es inferior al 1% del PIB. En los otros países estudiados, el impacto fiscal neto directo de los inmigrantes es positiva, pero por debajo del 1% del PIB. En general, la contribución fiscal neta de los inmigrantes tiende a ser positivo, pero limitada.
“Cualquier país puede maximizar el impacto positivo de la inmigración mediante la adopción de políticas coherentes destinadas a mejorar la gestión y integrar a los inmigrantes para que puedan invertir legalmente y contribuir a la economía en la que trabajan y viven, mientras pueda mantenerse seguro y vivir plenamente», dijo Manuela Tomei, directora del Programa de Condiciones de Trabajo y Empleo de la OIT.
El informe ilustra cinco prioridades políticas para los países de inmigración para mejorar aún más la contribución de los inmigrantes a su economía:
- Adaptar las políticas de migración a las necesidades del mercado laboral facilitando entradas y proporcionar vías legales a los trabajadores migrantes, a fin de aumentar la proporción de inmigrantes con una situación regular y el empleo formal. Estrecho seguimiento de los indicadores del mercado de trabajo, junto con el desarrollo de mecanismos de consulta, en particular con el sector privado, puede apoyar aún más los sistemas de gestión de la migración.
- Aprovechar el impacto de la inmigración sobre la economía. Los países de destino podrían considerar las intervenciones políticas con el objetivo de fomentar la empleabilidad de los inmigrantes, fomentar su inversión mediante la eliminación de las barreras para invertir y crear empresas, y maximizar la contribución fiscal de los inmigrantes a través de apoyar el crecimiento del sector formal o la ampliación de los pagos de base de impuestos y de contribuciones del informal.
- Protección de derechos de los migrantes y la lucha contra la discriminación. Las autoridades públicas, así como las organizaciones de empleados y empleadores en los países de destino, deben dar prioridad a proteger los derechos de los inmigrantes y la prevención de todas las formas de discriminación y racismo.
- Invertir en la integración de los inmigrantes. Las medidas políticas deben ser puestas en uso desde el momento en que lleguen inmigrantes, sobre todo con el apoyo activo de las autoridades locales, con el fin de fomentar la cohesión social.
- Mejorar el monitoreo del impacto económico de la inmigración. Es importante que los países en desarrollo inviertan en la mejora de la recolección de datos relacionada con la migración, así como análisis de los posibles efectos de la inmigración sobre la economía.
El informe es el resultado de los cuatro años de trabajo conjunto (2014-2018) entre la Organización Internacional del Trabajo y el Centro de Desarrollo de la OCDE. Ha sido co-financiado por la Unión Europea.
Informe completo (formato PDF, en inglés) OCDE-Migraciones y desarrollo 2018