La fiesta mortal que incitó el odio de Tarek William Saab

La fiesta mortal
La narradora venezolana Milagros Mata Gil, con residencia en la ciudad de El Tigre, estado Anzoátegui, fue visitada en la mañana del miércoles 31-3-2021 por una comisión del FAES, el escuadrón militar al servicio de Maduro y sus apéndices acusada de “organización criminal”, según reiterados informes de Michelle Bachelet, alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, quien ha solicitado su eliminación, y por la Comisión de Verificación de Hechos de la misma organización mundial.
Mata Gil, también docente destacada, fue trasladada a la sede de las FAES en esa ciudad del sur del estado Anzoátegui, donde se le notificó que había sido acusada de “incitación al odio” por el Ministerio Público, bajo la dirección de su coterráneo Tarek William Saab.
Luego quedó a disposición de las FAES, y debió pasar la noche allí, detenida. El Jueves Santo (1-4-2021), en la misma ocasión en que Jesús de Nazareth se reunió con sus doce apóstoles en La Última Cena para hacerles saber que uno de ellos le traicionaría y le entregaría a los soldados romanos para su posterior crucifixión, Milagros Mata Gil será presentada ante los tribunales de la justicia pretoriana.
El origen de la detención y enjuiciamiento es el siguiente artículo de opinión, publicado en un grupo en WhatsApp el martes pasado.

Fiesta mortal

MILAGROS MATA GIL – 

I

El asunto es que el afán de figuración social de los recién vestidos resulta tan grande como lo es su narcisismo, variante de la estupidez. Entonces, enviaron y recibieron 800 invitaciones. Contrataron 200 personas para el manejo del catering, el bar y el servicio, ujieres, vigilancia, guardaespaldas, acomodadores, decoradores. Y eso sin mencionar el personal externo relacionado con los invitados al pantagruélico evento.

II

Dicen que la planner de bodas, empresaria ultraconocida, tenía síntomas de COVID, pero no estaba dispuesta a perder un contrato de seis cifras altas en dólares.

Era acondicionar el Club Sirio en Lecherías para la fiesta celebratoria de un matrimonio doble. Por ahí circulan las fotos. Novias de impoluto blanco y amplias faldas. Muy clásico todo. Damas enjoyadas a las que casi se les huele el perfume, y, otras, de cerradas túnicas con visos dorados y burkas, a las que casi se les siente el olor.

Y todos sin tapaboca. Y todos abrazados. Nada de aislamiento social. Torres de pasapalos y dulces de la rica y exquisita variedad árabe. Comamos y bebamos, que luego moriremos. Carpe diem y todo el epicureismo de esa raza.

La fiesta fue un éxito. Y más que las novias, las estrellas fueron, dicen, Tarek Saab y su madre Alía.

III

De El Tigre fueron en caravana alegre. Musulmanes y cristianos bien avenidos. Por supuesto, nada de jamón. Nada que oliera siquiera a cerdo. Ante todo, la higiene alimentaria según el Profeta.

Una o dos semanas después, comenzó la epidemia que ha hecho colapsar las clínicas y hospitales tanto de Barcelona y Puerto La Cruz como de las poblaciones circunvecinas. 600 contagiados y sumando. Algunos muertos. Los invitados a la boda y sus familiares y después sus empleados y los familiares de los empleados. La planner, el marido y todo el personal contratado para el servicio y la familia y los amigos. Decían que el propio Fiscal estaba infectado, pero vistas sus pesquisas faranduleras, quizá no.

IV

Hubo un tiempo en que la colonia árabe era modesta. Disfrutaba de sus ganancias, eso sí. Pero sin ostentación. Sus nuevas y desmadradas riquezas, insertados en el turbio y voraginoso cauce de los negocios con este desgobierno, los han hecho resbalar hacia la superficialidad del lujo mostrable y demostrable. Hacia la obscenidad y las secretas búsquedas de placer. No olvidemos el asunto de los suicidios acordados. La decadencia. La decadencia. Y aún falta.

Pero de ésta, pagaron alguna consecuencia.

Milagros Mata Gil, narradora venezolana. Reside en El Tigre, estado Anzoátegui.

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