SEBASTIÁN DE LA NUEZ –
En el reciente congreso de la red de instituciones escolares que se celebró en San Lorenzo de El Escorial, estuvieron representantes de 22 países. Dos venezolanos destacaron en esta reunión: Arturo Sosa, provincial de los jesuitas, y Luisa Pernalete, quien habló en exclusiva para este portal. Un dato: hay 70 mil muchachos venezolanos en Colombia (solo en Colombia) en edad escolar pero sin papeles
Estaba en el Parque del Retiro y entró en una cafetería para pedir permiso e ir al baño. Regresó con una sensación de insulto sobre sus hombros: había visto, otra vez, cómo se desperdicia la comida en España. Luisa Pernalete ha estado varios días en la Madre Patria tras sortear la carrera de obstáculos que significa salir de su país. Casi no obtiene el pasaporte, casi no llega a tiempo al avión. Pero lo logró. Nadie como ella podría transmitir lo que está haciendo Fe y Alegría en Venezuela dentro del marco de la emergencia humanitaria que padece. Asistió al congreso de Fe y Alegría que suele realizarse cada dos años. El tema: las fronteras en su sentido más amplio. Estaba Arturo Sosa, el venezolano más cercano a Francisco, el del Vaticano. La cita fue en una casa de retiro que tienen los jesuitas de la organización Entreculturas (https://www.entreculturas.org/es/home) en la localidad de El Escorial. Luisa llegó a tiempo y habló de las mujeres que en Venezuela actúan desde la penumbra en favor de los más débiles, de los más desasistidos. En el congreso había delegaciones provenientes de 22 países en tres continentes, ahora la red se va a expandir más todavía en África. Ya está en Chad, Congo, Kenia y Madagascar.
Ella fue la vocera del país fundador.
Aprovechó el tiempo que le dieron. Habló de Patricia Reyes, natural de Barlovento, quien se casó muy joven con un tal Abraham. Para el momento del casamiento, no sabía leer. Luisa quiere recuperar su memoria. Se hizo pasar por Patricia en el escenario del congreso, habló metiéndose en su piel y en su voz del año 1955, haciéndose pasar por ella e improvisando un diálogo ficticio pero plausible con su esposo Abraham. Así, los asistentes vieron que una humilde mujer que apenas estaba aprendiendo a leer había decidido, junto a su marido, ceder la planta baja de una casa que se estaban construyendo en la urbanización 2 de Diciembre (luego 23 de Enero) para que allí funcionara la primera escuela fundada por el jesuita José María Vélaz.
—Siempre, en las reseñas sobre Fe y Alegría, aparece Abraham, hay escuelas que llevan su nombre —dice Luisa— pero resulta que también está Patricia, ¡y ya tenían seis hijos para ese momento!
Patricia y Abraham se mudaron a la parte de arriba.
La historia le dio pie a Luisa, en este congreso, para hablar de las personas anónimas de Fe y Alegría, las Patricias de siempre, aquellas que limpian, cuidan y enseñan pero nunca están en primer plano.
En conversación con el periodista de Actualy, recuerda un hito importante: la decisión, durante el segundo gobierno de Carlos Andrés Pérez y gracias a la gestión del entonces ministro de Educación Gustavo Roosen, de que el Estado subsidiase la nómina de Fe y Alegría a través de la AVEC o Asociación Venezolana de Escuelas Cristianas. Antes de eso, los apoyos financieros eran erráticos y aleatorios, por lo cual los maestros y maestras de Fe y Alegría ganaban la mitad de lo que ganaban sus colegas de los colegios oficiales.
Pues bien: lo que establecieron CAP y Roosen pervive hoy en día, en tiempos de madurismo, contra todo pronóstico: la totalidad del personal es pagado por el Ministerio de Educación. Lo que no paga es mantenimiento, formación, proyectos especiales. Sin esa subvención estatal, los colegios de Fe y Alegría no durarían ni un mes. En el Ministerio hay conciencia del prestigio incuestionable de Fe y Alegría y de lo que la institución significa en términos de atención escolar.
Además de las escuelas, Fe y Alegría mantiene en Venezuela 26 emisoras de radio, cinco colegios universitarios y 80 centros de capacitación, cosas que se iniciaron desde los ochenta.
NIÑOS SIN PADRES, NIÑOS MIGRANTES
Ella está en constante intercambio con madres y maestras de las escuelas de Fe y Alegría regadas por toda Venezuela. Es su trabajo o buena parte de él. Sobre todo está en contacto con las de Caracas, Zulia y Guayana. En Zulia es donde más ve un síntoma que le causa especial alarma: niños que siguen yendo a las escuelas pero que se han quedado sin padres pues se han marchado a buscarse la vida a un país vecino con la intención de, una vez asentados en el nuevo destino, mandarlos a buscar. Sabe de escuelas donde el número de niños que se han quedado prácticamente huérfanos se ha triplicado en cuestión de semanas. Ya treinta en una sola escuela es un número significativo pues equivale a todo un salón de clases.
—Puede que se hayan quedado con una tía muy buena —dice Luisa— o con la abuela que los quiere mucho; pero no es lo mismo. Son niños que se entristecen, que comienzan a presentar problemas, pueden volverse agresivos. Puede que no entiendan o que piensen que han sido abandonados. A veces la madre o el padre les han dicho, al partir, “vuelvo a buscarte dentro de un mes” y luego resulta que eso no es verdad. Cecodap trabaja este tema pero Cecodap va y viene, no puede estar permanentemente en una escuela con tantos niños sin padres.
Estos congresos, ya se dijo, se hacen cada dos años. La última vez que se habló de hacerlo en Venezuela, cuando la red en 2015 cumplía sesenta primaveras, hubo que desistir de ser la sede. Un padre dijo en conciliábulo, ante sus pares de confianza, la verdad desnuda:
—No, no podemos hacerlo porque ni siquiera les garantizamos el papel tualé a los invitados.
Un dato adicional que maneja Luisa. El actual coordinador de Políticas Educativas del BID (Banco Interamericano de Desarrollo) en Colombia es Juan Maragall, venezolano que trabajó con Henrique Capriles cuando este era gobernador de Miranda. Maragall conoce estadísticas fidedignas que le ha dado el gobierno colombiano; pues bien: hay más de 500 mil niños y adolescentes en edad escolar, venezolanos, que han entrado a Colombia. De ellos, 70 mil no tienen papeles. Si no tienen papeles, no pueden ser aceptados en instituciones escolares. El problema de los emigrantes y de lo que se hace en cada país para atenderlos debidamente, y no solo mediante panaceas temporales, fue otra de las fronteras de las cuales se habló en este congreso. Hay un discurso de Sosa y una relatoría en internet, material al cual puede acceder el lector interesado desde este enlace (https://www.entreculturas.org/es/noticias/xlvii-congreso-de-la-federacion-internacional-fe-y-alegria-en-madrid) del portal de Entreculturas.
Sebastián de la Nuez, periodista venezolano. Escribe desde Madrid, España.