REDACCIÓN ACTUALY.ES –
El venezolano común juzgaría como más peligrosas para el país las relaciones del gobierno de Maduro con Cuba, al que está atado ideológica y políticamente, pero aún no reprueba ni considera una amenaza sus compromisos con Rusia, en lo militar y económico. Tal indulgencia también ocurre con China, de la cual el venezolano tiene una opinión favorable en tanto potencia mundial.
Una oleada de indignación se sintió esta semana, cuando el dictador Maduro viajó a Cuba para rendir tributo supino a Fidel Castro con motivo de su 91 años de vida muerta, pocas horas después de haberse inflamado hasta el éxtasis en su condena a la tremebunda declaración de Donald Trump sobre la «opción militar» en Venezuela. La reprobación a los lazos y subordinación a Cuba es altísima en el país. No puede hablar de independencia y soberanía, ni llamar al pueblo a inmolarse en defensa del suelo patrio, quien ha entregado a Cuba su propia independencia y soberanía. Y que a la vez ha pignorado a Rusia y China el futuro de la nación. Sin embargo, en Venezuela se le teme más al poder y la influencia de EEUU que a los de rusos y chinos.
ENTRE TRUMP Y PUTIN
Un estudio global sobre el poder e influencia de Rusia, realizado por Pew Research Center en 37 países, incluyendo a Venezuela, mostró que pocas personas en todo el mundo (26%) confían en el presidente ruso Vladimir Putin para hacer lo correcto cuando se trata de asuntos internacionales. Revela la misma encuesta que apenas 31% percibe a Rusia como una amenaza importante para su país, idéntico al porcentaje que dice lo mismo sobre China y por debajo de quienes (35%) observan a Estados Unidos como una gran amenaza.
Pew Research Center, en su estudio publicado el miércoles 16/8/2017, también mostró que los encuestados en 22 de 36 países confían más en Putin que en Trump cuando se trata de manejar los asuntos mundiales, incluyendo aliados estadounidenses como Alemania, Francia y Japón. Trump superó a Putin en el Reino Unido, India, Israel… y en Venezuela.
ARMAS Y PETRÓLEO
Cuando se observa la rueda de prensa que ofrecieron el miércoles en Moscú los cancilleres de Rusia y Bolivia, basta para concluir que los intereses del Kremlin en Venezuela son considerados intocables. El ministro ruso Serguéi Lavrov calificó de «inaceptables» las amenazas de una intervención militar en Venezuela señaladas por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Lo mismo dijo China.
La concordancia es plena, como la luna llena. El petróleo y el abastecimiento militar son las principales vetas rusas.
Centros de estudios sobre la industria militar sostienen que más del 80 % de los envíos de material bélico de Moscú a América Latina realizados entre los años 2000 y 2016, tuvieron como destino Venezuela.
En petróleo, la subasta se desarrolla día a día. “Moscú está utilizando su posición como prestamista de último recurso para ganar más control sobre las reservas de crudo de Venezuela, las más grandes del planeta”, destaca la agencia Reuters.
Ha añadido que Pdvsa “ha estado negociando en secreto, al menos desde principios de este año, con Rosneft y le ha ofrecido participaciones en hasta nueve prolíficos proyectos petroleros”. A la vez se ha convertido en un intermediario. “Rosneft ahora revende cerca de 225.000 barriles por día de crudo venezolano, equivalentes al 13 % de las exportaciones totales del país.
Rosneft informó a comienzos de agosto que le ha prestado un total de $6.000 millones a Pdvsa, a cambio de suministros hasta 2019. Rusia y Rosneft han entregado a Venezuela por lo menos $17.000 millones en préstamos y líneas de crédito desde 2006, según cálculos de Reuters.
«Como siempre he dicho, nunca nos iremos de allí (Venezuela) y nadie nos podrá echar”, retó Igor Sechin días antes de enviar el dinero a Caracas, citado por la agencia EFE. Sechin es uno de los dirigentes empresariales más próximos al presidente ruso, Vladimir Putin, cuya empresa ha logrado tomar en prenda 49% de Citgo, la filial estadounidense de Pdvsa.
La relación la define brevemente el líder opositor ruso Alexéi Navalni -quien posiblemente dispute la presidencia en Rusia en las elecciones del próximo año-, al denunciar que el Kremlin financia al régimen de Nicolás Maduro en Venezuela y que no tiene intención de recuperar los 8.800 millones de dólares concedidos a Caracas en forma de créditos. «Digan lo que digan, todo el mundo entiende que se trata de inyecciones a fondo perdido”, aseguró. ¿Perdido?
RUSIA, CON LA MEJOR IMAGEN
Pero cuando se le pregunta al venezolano cuál considera la mayor amenaza para su país, responde mayoritariamente con «Las condiciones de la economía global» (56% de las respuestas) o con «El cambio climático» (55%). La amenaza que pudiera significar alguna potencia extranjera, dejó a Rusia en el último escalón de sus escalofríos. Pew Research Center señala que en Venezuela los encuestados colocaron, entre 8 principales opciones, en los puestos 6, 7 y 8 a EEUU, China y Rusia, respectivamente.
Pero vaya usted y pregúnteles si confían en Putin. 65% dicen no prestarle mayor confianza, el mayor porcentaje entre los 7 países latinoamericanos incluidos en la muestra global. El promedio mundial de desconfianza al líder ruso es de 60%.
Y cuando se lo compara con Donald Trump, gana el ruso; por poco, pero gana (20% Trump, 22% Putin). Solo 19% de los venezolanos encuestados considera a Rusia como una amenaza para el país. Ello se corresponde con la opinión desfavorable o no respecto de Rusia (33% vs. 38%).
Las opiniones sobre Rusia son más desfavorables que favorables en 19 de las 37 naciones que fueron encuestadas. El 34% ve a Rusia en una luz positiva en general, mientras que el 40% ve el país negativamente. Según Pew Research Center, ello refleja una ligera mejora de la imagen global de Rusia: En 2015, un promedio global de 51% vio a Rusia de manera negativa.
A nivel mundial, un promedio del 30% cree que el gobierno ruso respeta la libertad personal de su pueblo. En Venezuela, quienes creen eso sube hasta 39%.
(OJO: En Venezuela, la prueba de campo de la encuesta de PRC fue realizada entre el 4 de marzo y el 23 de abril de 2017, cuando allí aún no había pasado lo que pasó, y sigue pasando)