RICARDO UCEDA – LA REPÚBLICA –
En Lima, la periodista Marianela Balbi, directora del Instituto Prensa y Sociedad en Venezuela, analiza el contexto que rodea la lucha entre la oposición y el régimen heredero de Hugo Chávez.
–La percepción externa es que Nicolás Maduro va a caer y que sus últimas acciones son manotazos de ahogado, por muy agresivo que sea. ¿Tienes la misma idea?
–A veces la sensación en Venezuela coincide con esa percepción, pero a pesar de que la convocatoria a una Asamblea Constituyente constituye una muestra de debilidad del gobierno y que incluso divide en cierto modo al propio chavismo, no existe ninguna evidencia de que Maduro vaya a caer pronto. Ellos mantienen el control de las instituciones y la única que se ha desmarcado es la Fiscal General, Luisa Ortega, con timidez. La idea de que Maduro vive sus últimos días es una percepción quizá más externa que interna, por la presión de la gente en las calles.
–¿Y la percepción de la gente?
–Los dirigentes transmiten la idea de que se puede cambiar la situación, es la primera línea de un mensaje para mantener la protesta en las calles. Pero salvo que ellos tengan una información que desconozco, no parece que vaya a ocurrir en lo inmediato.
ACUERDOS Y MATICES
–¿Cómo han evolucionado los matices que existen en la oposición, diferencias que llevaron a decir al Papa Francisco que sus líderes no se ponían de acuerdo?
–Lo que está ocurriendo es que hay unidad en la oposición en la estrategia de protestar en las calles. Esto no se veía en el 2014 y ahora se aprecia en los dos partidos que están a la cabeza de la oposición, Primero Justicia y Voluntad Popular, de Enrique Capriles y Leopoldo López, respectivamente. En esto hay cohesión y unidad. También ha habido unidad ante la convocatoria por Maduro de la Asamblea Constituyente. Debió consultar al pueblo si quería una Constituyente. Pero sabe que en el terreno electoral perdería cualquier consulta.
–¿Y dónde estarían las diferencias?
–A partir de un desgaste natural de las protestas puede haber ideas distintas sobre lo que hay que hacer. Un sector de analistas ve que la oposición, por estar concentrada en la calle, denunciando la represión, las muertes, las torturas, desatendió lo electoral. El poder no se va a tomar en las calles sino a través del llamado a elecciones.
EL PAPA FRANCISCO
–En el frente externo que defiende la restitución democrática en Venezuela parece haber unidad de criterios respecto a la obligación de respetar a la Asamblea Nacional, liberar presos políticos y llamar a elecciones. ¿El Papa Francisco también está en eso? ¿Por qué la esposa de Leopoldo López, Lilian Tintori, dijo hace pocos días que la insistencia del Papa para un diálogo con el gobierno es inaceptable?
–Existe el convencimiento de que el llamado diálogo impulsado por el Vaticano fue una estrategia fallida y en los hechos le dio aire a Maduro. Pero eso ya se siente superado. El sábado, Pietro Parolin, el secretario de Estado del Vaticano, ha declarado que la solución en Venezuela son las elecciones. Parolin, quien ha sido Nuncio en Caracas, es una vocería directa del Papa y sus declaraciones fueron muy bien recibidas. La posición de Tintori es anterior. En cuanto al frente internacional, la oposición tiene claro ahora de que debiera haber presiones bilaterales. Ese es el sentido de la gira del presidente de la Asamblea Nacional, Julio Borges, quien estuvo en Lima con el presidente Kuczynski.
–En un artículo reciente, Moisés Naim resta importancia al poder de Maduro respecto del enriquecido poder militar controlado por Cuba, parte del cual está vinculado con el narcotráfico. ¿Es así?
–Efectivamente Cuba está afincada en el sector militar y en el control de la inteligencia y las comunicaciones, que son a mi modo de ver las dos fuerzas en las que se apoya la represión en este momento.
CRIMEN ORGANIZADO
–No se perciben fisuras en este sector, más allá de la fuga de tres militares a Colombia.
–No aparentemente, aunque los militares son una caja negra y te enteras de lo ocurrido después. Yo los percibo cohesionados, en parte por una necesidad de supervivencia y por el aprovechamiento de la corrupción. Por otra parte, están delegando la represión en estos colectivos armados que son realmente fuerzas paramilitares. Esto introduce elementos del crimen organizado en alianza con la fuerza pública
–Se supone que quien encarnaría en su mayor nivel el crimen organizado sería el vicepresidente Tarek El Aissami.
–Tenemos algo muy evidente, que es una investigación de los Estados Unidos, luego de la cual le ha impuesto sanciones y decomisó sus bienes y los de su testaferro, Samark López. Se lo acusa de haber facilitado el envío de droga desde Venezuela hacia Estados Unidos y México. Es algo que ha repercutido mucho en Venezuela, se trata nada menos que del vicepresidente.
–Y aún no se conocen todas las implicaciones de sobornos de Odebrecht en Venezuela. ¿Quién estaría más comprometido con estas imputaciones?
–Venezuela es, después del Brasil, el país donde se pagaron más coimas reportadas por los Estados Unidos. 98 millones de dólares, y podría haber más. Lo más llamativo hasta ahora es el testimonio de Moura, la mujer del marketero político Joao Santana, quien asegura que recibió de Maduro, cuando este era canciller, once millones de dólares en efectivo. La triangulación aún no está clara, la información aún está en Brasil, y se trata de dinero ilícito que fue para la campaña de Hugo Chávez del 2012.
HACIA LA DERROTA
–¿Qué se conoce de las riquezas personales de Nicolás Maduro y su familia?
–Muy poco, la falta de transparencia es clamorosa. Los sobrinos de su esposa, Cilia Flores, están imputados por narcotráfico en una corte de Nueva York. Fueron capturados en Haití, cuando intentaban llevar cocaína a los Estados Unidos. La avioneta en que viajaban partió de Caracas, desde la rampa de uso presidencial en el aeropuerto de Maiquetía. De la familia directa no tenemos información de un modo de vida ostentoso ni de otro tipo. Es que ni siquiera queda claro dónde viven. La casa presidencial es residencia de la familia de Hugo Chávez.
–Si las protestas en las calles pueden desgastarse y Maduro no está en su última hora, ¿el curso es hacia la consolidación del chavismo o hacia su derrota?
–Hacia su derrota. Las protestas en las calles se mantienen por el nivel de indignación que producen el autoritarismo y la corrupción. Es la expresión de este rechazo lo que causó fisuras en el chavismo. Los juicios militares empezaron porque la fiscalía empezó a investigar a los represores y a liberar detenidos. Rafael Ramírez, el representante del régimen ante la ONU, ha dicho que convocar a una Asamblea Constituyente es un riesgo muy elevado. Partidos menores aliados del chavismo han expresado públicamente su desacuerdo con la convocatoria. Ya no hay un chavismo monolítico, estamos en una fase distinta, y cuando logremos convocar a elecciones el pueblo impondrá su voluntad.