Un cementerio colgante

ANDREÍNA MUJICA
Dentro de esos recuerdos que aparecen y se desvanecen en el laberinto de mi memoria está uno recurrente: el cumpleaños de mi Julia o el Día de la Madre, porque mi mamá como buena bibliotecaria adoraba todo aquello que estuviese impreso. Los periódicos eran una pasión diaria y un regalo dominguero. Yo despertaba temprano y me iba en bus hasta Sabana Grande, le compraba un mar de prensa, entre ellos el New York Times y Le Monde, porque era tal la amplia selección que la mesada no me alcanzaba para consentirla del todo, todos los días.
Es el resumen de la metáfora en la cual convirtieron un país con una economía sana, unos ciudadanos con futuro y todas las posibilidades de llegar a ser de aquello que llamamos primer mundo. Entre manipulaciones y un giro del destino terminamos no en el primer mundo sino en la quinta paila del infierno. Llegó la «quinta república» y ya se han ido más de 5 millones de venezolanos. Perdida la cuenta de los muertos por la violencia, la desidia, la cárcel, las torturas, los suicidios y el abandono del Estado.
La foto pertenece a un periodista de larga trayectoria y de un respeto bien ganado: Elides J Rojas LLa esperanza existe puesto que Elides sigue allí, como tantos otros periodistas valientes que se exponen por decir verdades, hacer trabajos de investigación, buscar formas creativas de aportar desde la radio, o bien por redes, nuevos medios on line, medios que se funden entre ellos buscando alianzas internacionales. De las nuevas generaciones tendrán que escribir los que allá se encuentran; pues, al irnos perdemos (también) aquello que buscamos en el último rincón del recuerdo no existe porque no lo vivimos. A ellos, también va mi respeto, agradecimiento y admiración.
Esta pesadilla termina cuando una gran mayoría se haga de un escudo que no permita ser manipulados. Ese escudo se erige con información contrastada que ayude a construir un criterio sólido. El enemigo sigue sentado en sus adiposo trasero en Miraflores, junto a su séquito de legumbres psicópatas que se chupan al país.
«Un cementerio colgante», título que le otorga Elides a su foto, cierro con su leyenda.
«Esto es lo que queda de medios impresos en el Área Metropolitana de Caracas. Un cementerio colgante. Entre las presiones del régimen, la crisis económica con rostro de chavismo cubano, internet y el virus chino, cayó la guillotina».

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