VÍCTOR SUÁREZ –
Amelia y Antonio estaban felices, exultantes, dicharacheros y obsequiosos. Los pilares de la familia Circelli-Beze habían viajado desde Valencia (Venezuela) con el único fin de acompañar a su hija Daniella en el momento de subir la santamaría del local de Arepa Olé en el nuevo Sambil Oulet de Madrid la noche inaugural el jueves 23 de marzo de 2017.
– Quién iba a pensar que iba a ser arepera, dice sonriente Amelia, ingeniera de la Universidad de Carabobo. Bah, es una broma…
Antonio sorbía cava, abrazaba a todos los presentes, muchos de ellos venezolanos que habían acudido a felicitarlos en la tercera planta del Outlet más grande de España.
Una arepera en un centro comercial de ese tamaño. Al lado de Brasa y Leña y de un local de comida marroquí, en buena posición en el radial de la zona de ocio y entretenimiento, con 12 salas de cine a un lado y la terraza gigante al otro.
– Con esta apertura, Arepa Olé alcanza un total de cuatro locales en la capital española, siendo el más antiguo el de la calle Pelayo, que nació, al igual que la empresa, en 2012, explica el periodista Edgar Rodríguez, creador del concepto junto a Sonsoles García-Rendueles.
El Arepa Olé del Sambil cuenta con 50 metros cuadrados. Fue contratado hace dos años, apenas los comercializadores del proyecto anunciaron las tarifas. Y por eso cogieron mango bajito. Entre el verano de 2016 y hoy las condiciones han variado muchísimo. «En estos momentos los precios en el Sambil se están equiparando a los de los otros centros comerciales de España», dice a Actualy.es Edgar Rodríguez, el promotor de la franquicia que con este del Sambil en cuatro años ha logrado abrir cuatro locales en Madrid, además de otros dos en Andalucía (Granada y Sevilla).
– ¿Cuánto ha sido invertido en el Sambil?
Edgar Rodríguez llama a Daniella para confirmar la cifra. Si, efectivamente, la inversión ha sido de 150 mil euros. Daniella se retira y sigue conversando por teléfono. Las llamadas y los parabienes son incesantes.
Todos los equipos son nuevos. Al comienzo contarán con 4 empleados y esperan abrir plaza para otros dos muy pronto.
Según Rodríguez, el nuevo local mantendrá el tradicional modelo de la franquicia. “Hemos apostado por un sistema que aboga por la flexibilidad de las condiciones, ayudando a que los locales de la cadena puedan adaptarse a las necesidades clave de cada situación”. Pero se mantiene un mínimo indispensable: espacio de 50 metros cuadrados y un canon de entrada desde 5.000 euros. El plazo para el retorno de la inversión se estima entre 18 y 30 meses.
El local de mayor extensión está ubicado en Plaza Mayor, que cuenta con 120 metros cuadrados y por tanto el gasto de alquiler es también mucho mayor: 6.000 euros mensuales.
Por comparación, en el caso del Sambil el canon mensual fue establecido en 1.250 euros, con un contrato de 5 años.
En la medida que Edgar Rodríguez va expandiendo su negocio, va ganando peso corporal. En su portafolio aparecen en el corto plazo nuevas franquicias en la zona de Cuatro Caminos (Madrid) y en Barcelona, Málaga y Valencia.
– Todos los franquiciarios son venezolanos, dice.
El ambiente es de abrazos y besos. Antonio y Amelia Circelli Beze tienen dos hijas, ambas solteras. Daniella es abogada. Llegó a Europa hace cuatro años, dos de ellos en Italia. La otra hija, Oriana, es ingeniera civil por la Universidad de Carabobo. Vino a Madrid a hacer un postgrado, pero en la actualidad se encuentra en México, trabajando para la agencia Jobs&Talents. Sin embargo, no dejaba de llamar por teléfono a su hermana la noche de la apertura.
Cuenta Amelia que ambas son eso: trabajo y talento. Y seguía sonriendo, abrazada a Antonio, el italiano que en Valencia creó tremenda familia.