El historiador venezolano Fredy Rincón Noriega presenta en Amazon.com una reedición de su obra Crónica de una victoria (Primera derrota electoral del chavismo 1998-2001), publicada en 2005 con prólogo de León Arismendi. Va íntegra, como el original, sin agregados.
Se refiere a la lucha organizada de la clase trabajadora venezolana, sector que un gobierno pretendidamente socialista no ha podido seducir y que al contrario ha querido siempre aniquilar.
Desde su arribo al poder, el régimen chavista se propuso demoler las instituciones nacionales, entre ellas el movimiento sindical representado por la Confederación de Trabajadores de Venezuela. La embestida fue brutal. Desde la Asamblea Nacional Constituyente intentaron aprobar una resolución para disolver la CTV, que resultó frustrada. Más tarde, desde la Asamblea Nacional, en octubre de 2000, lograron aprobar la realización de un referéndum (“único caso en el mundo”, asegura León Arismendi) para consultar a todos los venezolanos sobre la renovación de la dirigencia sindical y la elección de una Asamblea Constituyente de Trabajadores. El referéndum se realizó conjuntamente con las elecciones regionales del 3 de diciembre 2000, y resultó con 80% de abstención, y aún así “el soberano” suscribió el llamado a la relegitimación de las autoridades sindicales. Inmediatamente fue creada una Junta de Conducción Sindical Nacional de la CTV con el objetivo de realizar elecciones internas para renovar a los líderes sindicales en todo el país. En esos comicios participaron más de un millón 200 mil personas y más de 3.000 sindicatos. El proceso concluyó con la elección de una nueva directiva cetevista, con el dirigente petrolero Carlos Ortega al frente.
El régimen sufrió una derrota aplastante (obtuvo 15% de los votos) y con ello la defenestración para siempre de Aristóbulo Istúriz como dirigente sindical o gremial.
Esa historia es la que deshoja Rincón Noriega en su Crónica de una victoria.
Pero de esos hechos han transcurrido ventidós años, durante los cuales el régimen ha destruido la institucionalidad democrática.
Preguntamos al historiador:
1.- ¿Qué es hoy el movimiento sindical venezolano?
Hoy la CTV está duramente golpeada. El resultado de las elecciones sindicales de 2001 no fue aceptado por el chavismo y tampoco por la agrupación que respaldó a Carlos Navarro (hoy, ASÍ). A partir de 2003, con el apoyo del gobierno, se comenzó a construir un sindicalismo paralelo. Se levantaron sindicatos en sectores y centros de trabajo controlados por la CTV. Se fundó una nueva central (UNETE) y de inmediato el gobierno le reconoció cualidad para negociar convenios colectivos e incluso para representar a los trabajadores venezolanos en la OIT. El sindicalismo paralelo ha seguido erosionando la estructura de la CTV.
2.- ¿Qué fue de aquella “victoria” de hace 20 años?
Esa victoria fue mal administrada. Se sobreestimó lo obtenido y Carlos Ortega se puso a conspirar. En cierta forma, ese comportamiento desdibujó la CTV, vinculándola a Fedecámaras y a grupos militares en los intentos por derrocar a Chávez. Soy testigo de los reclamos que Jesús Urbieta hacía esa conducta. Exigía conservar la autonomía del movimiento sindical; seguir desarrollando la organización y mantener la central obrera como institución dedicada con exclusividad a la defensa de los intereses de los trabajadores y en particular sus reivindicaciones, como la contratación colectiva y salarios dignos.
3.- ¿Dónde están hoy aquellos líderes sindicales: Carlos Ortega, Aristóbulo Istúriz, Carlos Navarro, Alfredo Ramos, Froilán Barrios y Reina Sequera?
Luego de los sucesos de 2002 y 2003, Carlos Ortega se asiló en Costa Rica. En el 2004 regresó al país en forma clandestina. Fue detenido en 2005 y, luego de un juicio exprés, fue sentenciado a 16 años de cárcel. Se le fijó el Centro Nacional de Procesados Militares de Ramo Verde como lugar de reclusión. En el año 2006 se fuga y se va al exterior. Se asiló en Perú y desde entonces vive en ese país. Cada Primero de Mayo graba un mensaje a los trabajadores venezolanos y lo difunde por las redes sociales.
Carlos Navarro fundó la Central ASI. Sus dirigentes -casi todos- provienen de la CTV. Falleció el año pasado en Canadá. Aristóbulo Istúriz murió este año en Caracas. Alfredo Ramos sigue siendo un dirigente fundamental de la Causa R, fue alcalde de Barquisimeto y hoy es una figura destacada de la oposición en Lara. Froilán Barrios es articulista en el diario El Nacional. De Reina Sequera nada se sabe.
El presidente de la CTV, formalmente, sigue siendo Carlos Ortega. El Secretario General (E), luego de la muerte de Manuel Cova, es José Elías Torres, quien funge hoy como su presidente. Es cercano a la AD de Henry Ramos Allup. En la CTV también está Pedro Arturo Moreno (por cierto es hermano del difunto Alfredo Moreno ¿te acuerdas? el que era dueño del quisco de libros en la Facultad de Derecho de la UCV). Pedro Arturo es militante de Bandera Roja que dirige Gabriel Puerta.
4.- ¿Existe generación de relevo, existe un movimiento alternativo al “chavismo sindical”?
Hasta que no haya elecciones no sabremos cómo se agrupan las tendencias en esa central. El liderazgo de relevo existe, pero mientras no haya un nuevo proceso electoral, no se podrá saber con precisión su real conformación.
El movimiento sindical venezolano vive el proceso de fragmentación más grande de su historia. El sindicalismo chavista es un apéndice del gobierno, carente de autonomía e independencia, al extremo de justificar la situación de los trabajadores, cuyo salario mínimo mensual es de dos dólares y algo. Algunos dirigentes sindicales pagan con cárcel el precio de mantenerse firme en la defensa de los trabajadores. Ejemplo emblemático de esta arremetida anti sindical es la salvajada militarista contra la digna figura de Rubén González, quien no milita en partido y es el actual secretario general de Sintraferrominera (CVG-Ferrominera del Orinoco), quien en dos oportunidades ha estado encerrado por varios años en las mazmorras del régimen. Actualmente, en Bolívar está encarcelado al dirigente sindical Rodney Álvarez, de Ferrominera.