
Augusto Hernández Agüero ha dicho constantemente que lo mejor es portar siempre la cámara abierta y colgando del hombro, dispuesta para hacer clic, pues nunca se sabe cuándo habrá que fotografiar el preciso momento en el que Dios baje a la Tierra. Todos los corresponsales del diario El Nacional que pasaron por Barcelona entre 1955 y entrados los años 2000, concuerdan en señalar que las cualidades profesionales del fotógrafo Augusto Hernández son excepcionales, difíciles de encontrar en otras latitudes. A mediados de los años ´50 Augusto migró de Puerto Cabello a Caracas. Entró a trabajar en ese periódico y de allí se enrutó con su esposa Lulú hacia el oriente venezolano. Desde entonces comenzó a brillar, a plasmar en prensa la geografía y el sentir de los acontecimentos más importantes e inesperados de la región. Su archivo es infinito. Los investigadores y documentalistas que se ocupen de rescatar y preservar la memoria de los venezolanos postdecadencia encontrarán allí los tesoros más inauditos. Augusto, a sus 94 años de edad, continúa viviendo en su terruño de adopción.


