JOSÉ EGIDIO RODRÍGUEZ –

A finales de 1987 se anticipaba una intensa campaña electoral en Venezuela con la participación nuevamente de Carlos Andrés Pérez. En ese tiempo yo trabajaba como reportero en el diario El Universal, en la fuente económica, y se me ocurrió entrevistarlo y también a su principal contrincante, Eduardo Fernández, para que expusieran sus planes en política económica.

Hablé con Reinado Figueredo, el jefe de la oficina de CAP en la Torre Las Delicias, quien aceptó la solicitud, pero no se estableció una fecha de inmediato. Pasaron días y semanas, y por una u otra razón no se convenía la cita, hasta que finalmente Figueredo me preguntó si yo tenía algún inconveniente en viajar con el expresidente a Suiza y realizar la entrevista en ese viaje, en enero de 1988.

– Claro que no, le dije, pero déjame plantearlo en el periódico.

CAP volaría a Zúrich y de allí a Davos, para participar en el World Economic Forum, que se reúne en el mes de enero de cada año, y al que concurren líderes del ámbito económico y financiero público y privado de todo el mundo. Esta sería su primera asistencia a ese foro internacional.

Davos es un pueblo turístico situado en un valle rodeado de altas montañas cubiertas de nieve, que son la base para varias estaciones de esquíes de alto calibre que sustentan el turismo local e internacional. La producción agropecuaria es el otro gran componente de la economía alpina.

En enero de 1989 viajamos en Swissair desde Maiquetía a Zúrich. El grupo era reducido: además de Carlos Andrés Pérez, iban Reinaldo Figueredo y un ayudante y guardaespaldas del expresidente.

Pensaba que eso de “entrevistarlo en el viaje” podría ocurrir en pleno vuelo. No fue así. Tocó dormir.

Entre el aeropuerto de Zúrich y Davos median 147 km que se recorren en 1 hora con 50 minutos, a pesar de que la zona esté rebozada con nieve y que no todo el trayecto es de autopista, de forma tal que en algunas partes se angosta el paso. Un Audi A-8 conducido por un experimentado chofer suizo nos llevó sin casi sentir las curvas con un óptimo peralte de la carretera.

La entrevista se hizo durante ese tránsito entre Zúrich y Davos.

Hay un detalle del vuelo de Venezuela a Suiza. En un momento en que me levanté para estirar las piernas al caminar por uno de los pasillos del avión, reconocí a uno de los pasajeros: Juan Domingo Cordero, un corredor de bolsa venezolano.

Luego de saludarlo y preguntarle sobre su destino, me dijo que también iba para Zúrich; desde hacía meses estaba sobre la pista de un cliente de su agencia bursátil, quien lo había engañado con la compra de unos bonos que se negaba a entregar. Cordero había contratado a un detective privado, quien había localizado al sujeto de marras y lo había seguido a una función de cine.

– ¿Y qué vas a hacer? ¿Cómo lo vas a obligar a que devuelva el valor de esos papeles?

– Voy a enfrentarlo y obligarlo a que me devuelva lo que me “tumbó”.

No volví a verlo, pero creo que logró lo que se proponía.

El Audi A-8 era uno de esos autos de alta cilindrada y excelente comodidad, similar en su interior a esos vehículos con una línea extra de asientos entre la primera y la última fila, de modo que tenía una capacidad adicional para otros dos pasajeros.

Al llegar al hotel nos esperaban Pedro R. Tinoco y Cecilia Matos. Esa noche nos encontramos en un bar con un grupo de venezolanos, antes de ir a cenar. Allí estaban, entre otros, Ciro Febres Cordero, Enrique Delfino y Gustavo Cisneros, quien se presentó con una secretaria. Debió haber estado también, aunque no tengo la certeza de ello, Carmen Montilla de Tinoco, pues recuerdo que en la cena había varias damas.

Al día siguiente nos fuimos a Davos y en el Audi nos sentamos en el asiento trasero, Carlos Andrés Pérez, Pedro R. Tinoco y yo, y enfrente, en los asientos extras, Reinaldo Figueredo y Enrique Delfino. Así se hizo la entrevista, con testigos mudos, que escuchaban las preguntas y las respuestas, que yo anotaba en una libreta, como parte del ejercicio reporteril.

En un momento de la entrevista móvil, le repregunté a Carlos Andrés y enfaticé el concepto de la “Concertación”, a lo que él asintió, que de eso se trataba su política económica, que su gobierno sería de Concertación.

CAP en ruta a Davos 1989

Terminada la ronda de reuniones que mantuvo CAP en Davos con empresarios, ministros de varios gobiernos, líderes políticos y académicos, ya de regreso al aeropuerto de Zúrich, mientras esperábamos para abordar el avión nos tomamos un café de pie en una mesa circular de soporte de tazas y platillos; allí estábamos conversando los dos cuando un pasajero casi que se abalanzó sobre Carlos Andrés, para saludarlo: era un italiano que había vivido en Venezuela, lo reconoció y quiso expresarle su simpatía.

– ¡Caramba! Me sorprendió, comentó el expresidente en tono jovial, luego de que volvimos a levantar las tazas de café.

En la breve conversación le pregunté al expresidente si había algo de lo que se arrepentía en su vida.

Pues sí, fíjate que aquí en Davos está la respuesta a esa pregunta. No saber idiomas es algo que lamento. Me hubiera gustado aprender otros idiomas, pero la vida no me dio esa oportunidad.

Electo nuevamente como Presidente de la República de Venezuela, en diciembre de 1988, Carlos Andrés Pérez volvió a Davos a finales de enero de 1989 a la reunión anual del Foro Económico Mundial, y posteriormente en 1992. A su regreso a Venezuela, en la noche del 3 de febrero de 1992, se encontró con un golpe de estado en plena ejecución, que fue dominado el 4 de febrero.

José Egidio Rodríguez, periodista venezolano radicado en Portugal.

 

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