Carlos Montenegro, un amigo muy especial

Carlos Montenegro, un amigo muy especial

 

AQUILINO JOSÉ MATA –

Qué tristeza enterarse de la muerte de un amigo tan especial como Carlos Montenegro, con quien compartí buenos e inolvidables momentos de mi carrera periodística.

Este español, que murió esta semana a los 77 años como consecuencia de un cáncer de faringe, nativo de Logroño pero arraigado a Venezuela desde su llegada a nuestro país a temprana edad, desarrolló una intensa y brillante carrera como ejecutivo del sello Rodven, como productor y director de la sección de Artistas y Repertorio, trabajando para luminarias como Ricardo Montaner, Melissa, Guillermo Dávila, José Alberto Mugrabi y Pablo Mannavelo, entre otros, hasta que en 1990 fue contratado por Carlos Mata como su manager.

En el verano de ese mismo año, Montenegro me invitó a una gira de conciertos de nuestro actor-cantante por España, en la época en que estaba pegadísimo allá como protagonista de la telenovela Cristal, gira que cubrí para el diario El Nacional.

Allí surgió una entrañable amistad, al calor de la bohemia nocturna, de noches de música, de tragos y de rumbas, además de las inagotables conversaciones durante los numerosos recorridos terrestres hacia las diferentes ciudades incluidas en el periplo artístico de Carlos Mata por la madre patria.

Tiempo después, Montenegro comenzó a escribir sus primeras columnas de música, y otros temas afines en El Mundo, al que llegué para encargarme de la sección de espectáculos, como miembro del equipo periodístico que llevó Teodoro Petkoff cuando asumió la dirección de ese vespertino, entonces de la Cadena Capriles.

Animé a Montenegro a escribir a sabiendas de que era un erudito conocedor del tema, especialmente en lo relativo al pop rock, que era su especialidad, pues había formado parte, a mediados de los años 60, de Los Claners, grupo de rocanrol que fundó, como bajista y voz líder, que obtuvo buena popularidad, colocándose a la par de otros que estaban en boga entonces, como Los Impala y Los Supersónicos.

Los Claners grabaron tres elepés y pegaron temas como Hoy lo supe, Mejor, Gente joven y Qué me has dado, este último utilizado también en una popular cuña televisiva de Max Factor.

Montenegro no tardó en destacar como columnista en El Mundo, pues sabía imprimirle a sus crónicas un tono amable, con pinceladas de humor franco e inteligente, uno de sus rasgos más distintivos. Luego continuó escribiendo en Tal Cual, consolidando un estilo que era expresión de su sabiduría de vida.

Era también un cocinero maravilloso, otro de sus dones especiales. Pero por encima de todo, era un amigo como pocos, que te hacía sumamente agradables todos los momentos compartidos.

Pocas personas quedan como Carlos Montenegro, con un sentido tan generoso de la amistad. Lo extrañaré mucho. Descansa en paz, querido y noble amigo, en ese cielo en donde seguro te encontrarás con mis otros dos colaboradores de lujo en El Mundo, que también nos han dejado en este 2020 tan lleno de noticias ingratas: Mariahé Pabón y Alberto Naranjo.

Por los tres rezo y le doy gracias a Dios de haberlos conocido y de que hayan formado parte importante de mi vida.

A sus hijos -Susana, Ros Mary, Eny y David Martínez-, al resto de su familia y a su innumerable legión de amigos, mi palabra de solidaridad en esta triste hora.

Aquilino José Mata, periodista venezolano. Reside en Caracas.

 

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