JOSÉ ANTONIO GARCÍA –
1.
Según los anales, la primera manifestación en la que se arroja comida ocurrió en el año 63 antes de Cristo, cuando Vespaciano recibió una avalancha de nabos por parte de los pobladores de Hadrumetum (hoy Susa, en Túnez).
Durante la época del teatro isabelino era frecuente arrojar tomates podridos al finalizar una representación que no gustase.
El diario New York Times en 1883 reseñó que el actor John Ritchie fue “abucheado” con una lluvia de tomates.
Arnold Schwarzenegger, Viktor Yanukovych y Margaret Thatcher, entre otros líderes, han «llevado» huevo como señal de protesta.
¿Por qué lanzar comida y no piedras, por ejemplo? Por disponibilidad y costo. Y porque se pretendía humillar, no herir.
2.
Que el pueblo venezolano arroje comida (que es un bien “hiper” preciado) a su (supuesto) líder habla mucho de la situación: Se acabó. La frustración y la rabia pudieron más que el miedo. Un desahogo y una manera menos violenta de expresión. Un huevo en la imagen pública hiere y causa más daño que una pedrada en un ojo. Se perdió el respeto.
3.
La adulación es tan antigua como la protesta con comida. Que un personero del (des)gobierno intente justificar los hechos de San Félix es patético, ruin, descarado. Es el colmo del “jalamecatismo”. Se perdió la majestad.
4.
Los ataques a los templos religiosos son viles, bárbaros. Esto sólo me hace pensar una cosa, esto está listo. Se acabó, vamonó. No pienso en elecciones ni en salidas, eso está por descontado. Está tan agotado, tan liquidado, tan finiquitado que es cuestión de ultimar detalles. Lo que realmente me preocupa y me quita el sueño es lo que vendrá a continuación. La transición, el reencuentro, la reconciliación. Unir esas dos Venezuelas. Ese proceso tan a largo plazo. Que conllevará dolor e incertidumbre pero que traerá finalmente paz. Y abundancia. Y comida, que espero no tenga que ser lanzada como señal de protesta de nuevo.
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en el caso de Venezuela le echaron huevos luego de haber afirmado que era Mariposón