VÍCTOR SUÁREZ –

«Jorgito II, dígale a Trump que quiero hablar con él por teléfono, o en Nueva York durante la Asamblea General de la ONU». La Casa Blanca reaccionó inmediatamente: «El presidente de EEUU hablará con un presidente venezolano cuando sea restaurada la democracia en ese país». Punto.

Visto feo tan bravo, y lo que les pasó al canciller Arreaza y a los embajadores de Venezuela en la ONU y en la OEA, Ramírez y Moncada, que les escrachearon a las puertas del foro universal y en las veredas de Central Park en Nueva York, Maduro decidió cancelar su aparición el 19 de septiembre en el mismo podio en el que Chávez hizo reír con su «Aquí huele a azufre» en los tiempos de George W. Bush.

El año pasado también desistió de ir a la ONU, y su dictadura fue representada por la entonces canciller Delcy Rodríguez.

Donald Trump tiene previsto hacer su primera aparición en la ONU durante esta 72º Asamblea General.

Luego de haber sido sancionado por EEUU, por lo que se le impide pisar tierra estadounidense, Maduro habría podido asistir, dada la condición de extraterritorialidad de la que goza la ONU. Pero prefirió quedarse en casa, solo, cargando con un Estado que ni siquiera figura en el mapa de las esperanzas.

Sin embargo, sus asesores habían colocado su nombre en la agenda de la apertura del 36º período de sesiones del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, que se realizará en Ginebra entre el 11 y el 29 de septiembre.

En contraste, Julio Borges, el presidente del legítimo parlamento venezolano, se pavonea por Europa, en encuentros de Estado con los jefes de Gobierno Merkel, May, Macron, Rajoy, mandatarios de cuatro potencias de Europa Occidental.

¿Inquieta lo inesperado? Hoy martes (5/9/2017), voceros del Consejo de los DDHH de la ONU informaron que el dictador Maduro había resuelto no asistir, y que le supliría el canciller Arreaza.

MADURO ES UNA ISLA
Dictador sin Estado - Víctor Suárez
Canciller Jorge Arreaza

Maduro exigió hace un par de semanas una reunión urgente de Celac en El Salvador, para tratar asuntos que le asedian, pero un grupo de 12 países le negaron la desmesura. Maduro ha sido suspendido de Mercosur, sin derecho a pataleo. Maduro ya no las tiene todas consigo en Unasur. Estados Unidos aplica a su dictadura sanciones cada vez más fuertes. En la Unión Europea exigen acciones «más decididas» contra el régimen y sus personeros. La elección fraudulenta de una Asamblea Nacional Constituyente le ha terminado de hundir en el área internacional. El presidente francés Emmanuel Macron le llama dictador, sin ambages.

«Le Venezuela est peu à peu devenu une île«, ha escrito, en el diario francés Liberation, Frédérique Langue, directora de investigaciones de CNRS (Instituto de historia del tiempo presente). «Una isla», de la que ni sus propios mandantes pueden salir, a menos que sea ida por vuelta a la isla de Cuba.

El profesor venezolano de la Universidad París Ouest Nanterre (Francia), Pedro José García Sánchez, en la versión francesa del Huffingtonpost, considera que la corte internacional de Maduro se ha reducido a Francia Insumisa, Partido Comunista de Francia, Podemos en España, Jeremy Corbyn y Ken Livingstone en Inglaterra (en lo político); a Boaventura de Souza Santos, James Petras, Alain Soral, Tarik Ali … (en el plano intelectual); y a Le Monde Diplomatique y sus consortes, Telesur (en medios). «Esa corte cristaliza en una explosiva mezcla de simbolismo humanista de izquierda y sociopatía cínica», concluye.

EL OLOR DEL CULILLO

Dos hechos, al menos, han incidido en la decisión claustrofóbica de Maduro, al no presentarse al foro mundial de los Derechos Humanos.

La oficina del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Zeid Ra’ad Al Hussein, publicó el 30 de agosto un informe demoledor sobre las ejecutorias del régimen. El 31 de marzo de 2017, Al Hussein ya había expresado su seria preocupación sobre las restricciones.

El 4 de agosto de 2017, el presidente del Grupo de Trabajo sobre detenciones arbitrarias, el Relator Especial sobre libertad de expresión, el Relator Especial sobre libertad de asamblea pacífica, el Relator Especial sobre la independencia de jueces y abogados y el Relator Especial sobre la tortura, hicieron un llamado a que se ponga fin a las detenciones sistemáticas de manifestantes y el uso de tribunales militares para juzgar civiles.

Ante el último informe de Al Hussein, de 46 páginas, al embajador de Venezuela ante las instancias de la ONU en Ginebra, Jorge Valero, solo se le ocurrió decir que era “una narrativa falsa y manipuladora”, que ya el presidente Maduro se ocuparía de contestar. En ningún momento desmintió las documentadas constataciones de que las fuerzas de seguridad del régimen venezolano habían maltratado y torturado de forma generalizada y sistemática a manifestantes y detenidos, además de haberse ensañado con persistencia contra medios de comunicación, durante las protestas generalizadas que se sucedieron entre abril y julio de este año en todo el país.

Esa es una. El grupo especial de la ONU, que estudió la situación, esperaba a Maduro para reiterar ante todo el planeta las graves violaciones (imprescriptibles, por demás) en que ha estado incurriendo su régimen, situación agravada tras la destitución inconstitucional de la fiscal general Luisa Ortega Díaz.

Dictador sin Estado - Víctor Suárez
– Hillel Neuer, director ejecutivo de United Nations Watch

La otra era de armas tomar. El 18 de marzo United Nations Watch, organización no gubernamental reconocida como entidad consultiva especial, introdujo ante el Consejo de la DDHH una propuesta de resolución, para ser discutida ahora en Ginebra.

«Instamos a las democracias a unirse en una respuesta sólida. Antes de que Maduro hable el lunes (11 de septiembre en Ginebra), Perú en nombre del Grupo de Lima (12 países), con el apoyo de la Unión Europea y Estados Unidos, debería promover un debate urgente y luego adoptar una versión de la presente resolución, con el fin de expulsar al régimen de Maduro del Consejo de los Derechos Humanos de la ONU (al cual fue reelecto en 2015) y establecer una Comisión de Investigación para responsabilizar a los autores de abusos flagrantes de los derechos humanos», declaró ayer lunes Hillel Neuer, director ejecutivo de esta ONG con sede en Ginebra.

La petición está siendo respaldada por 11 organizaciones de activistas, entre ellos Garry Kasparov, disidente ruso y ex campeón mundial de ajedrez, director del Consejo de Human Rights Foundation; Yang Jianli, disidente chino y ex prisionero político, fundador y presidente de Initiatives for China; Thor Halvorssen, presidente, Human Rights Foundation; Gabriel Salvia, Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina; Hillel Neuer, director ejecutivo de United Nations Watch; Leandro Querido, director ejecutivo de Transparencia Electoral.

COMITÉ DE RECEPCIÓN

Antes de que Maduro anunciara que no iría a Ginebra, Hillel Neuer advirtió que «el dictador usará el podio de la ONU para burlarse del mundo, ya que continúa hambreando, golpeando, torturando, encarcelando y matando a su propia gente con impunidad».

Si Maduro hubiera decidido presentarse en el antiguo Palacio Wilson, frente al lago Leman, se hubiera encontrado con un programa muy bien cuidado.

1- Rueda de prensa dentro del edificio que una vez fue sede de la Liga de las Naciones en 1920. Una tía de Leopoldo López, Julieta, y el dirigente estudiantil Eusebio Costa, tenían a su cargo la presentación al mundo del pavoroso récord de Maduro en cuanto a DDHH.

2- Protesta continua de activistas frente a las instalaciones de la ONU.

3- El Alto Comisionado habría sostenido sus críticas y el presidente del Consejo habría reiterado la necesidad de que el régimen conceda que los monitores de la ONU actúen en Venezuela.

Ante la crudeza de las protestas y la contundencia de los reclamos, expuestos a través de los medios que cubren las sesiones del Consejo, a su regreso al país quizá Maduro hubiera adoptado la decisión de expulsar a los diplomáticos suizos (¡!), y esconder el sofá.

Pero bueno, ese chaparrón escala Harvey se lo calará el llevaytrae Jorge Arreaza.

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