NILSA VARELA/ Fotos ANDRÉS E. AZPÚRUA
De cómo un proyecto periodístico colaborativo en Venezuela utilizó social videos para documentar el asesinato de seis adolescentes

 

La noticia del asesinato de seis adolescentes durante las protestas que se registraron en Venezuela entre abril y julio del 2017 fue plasmada en distintos medios de comunicación. Pero sus historias fueron investigadas por La Vida de Nos (LVN), un portal especializado en trasladar lo periodístico hasta el puerto de lo literario. Por solicitud de la Asociación Civil Cecodap (Centros Comunitarios de Aprendizaje), los periodistas presentaron dos proyectos y resultó seleccionado “Eran solo niños”.

De un total de 122 víctimas fatales, relatar la tragedia de los más pequeños y los más jóvenes busco denunciar “el extremo de lo que no debió ocurrir nunca”, afirmó Albor Rodríguez, directora y editora de LVN.

Buscando una propuesta narrativa nueva que trascendiera el link, algo que fuese diferente a una infografía, mapa interactivo o a una crónica escrita, Albor pensó probar con social videos, una idea que ya le había planteado en el pasado el director de El Pitazo, César Bátiz, cuando ambos medios desarrollaron la logística y publicación conjunta de una historia sobre Irapa, en el estado de Sucre.

Con esa alianza pendiente, #EranSoloNiños significaba la excusa correcta para poner a andar el segundo proyecto de periodismo colaborativo entre ambos medios independientes. Así, LVN, antes de escoger una contratación outsourcing que se traducía en gastos y mayor tiempo de producción para materiales que no están acostumbrado a realizar, se inclinó a apostar por “los que saben”.

 

Rodríguez consideró que una serie como esta era imposible realizarla en soledad. “Eran cuatro periodistas encargados de hacer los reportajes de los casos, seis escritores, un ilustrador, un coordinador audiovisual y dos editores de video, algo muy costoso para un medio independiente y nuevo como el nuestro”, agregó.

Bátiz, por su parte, explicó dada la naturaleza independiente de El Pitazo, una de sus prioridades es la realización de alianzas con el objetivo de alcanzar mayor difusión de sus contenidos propios y de otros medios. “Lo interesante de trabajar con LVN es que tenemos historias bien sustentadas para contar. Ellos tienen la capacidad de desarrollar crónicas y nosotros social video a partir de sus historias”. Las conversaciones preliminares determinaron producir seis microvideos interactivos de menos de un minuto para difundir a través de redes sociales, con la intención de enganchar al lector hasta la historia completa disponible en la web.

Basados en la técnica After Effects, se buscaron dos objetivos: narrar la sinopsis combinando quién era el adolescente y cómo murió, y proponer una narrativa visual donde se sustituyen fotografías por ilustraciones y se complementan con tipografías. De forma paralela a la documentación que hacían los cuatro periodistas de LVN sobre las historias seleccionadas, se le envió una invitación a 10 plumas destacadas para participar en el proyecto. Los seis primeros escritores venezolanos contactados vía email dijeron que sí.

Las miradas de Milagros Socorro, Federico Vegas, Ana Teresa Torres, Alberto Barrera Tyzska, Oscar Marcano y Jacqueline Goldberg, documentaron las vidas de las víctimas: Jean Luis Camarillo de Lugo (15 años), Luis Guillermo Espinoza (15 años), Brayan David Principal (14 años), José Francisco Guerrero (15 años), Adrián Rodríguez (13 años) y Daniela Salomón Machado (15 años).

La ilustradora de alto calibre Ana Black también se apuntó de inmediato al proyecto. Yves Briceño, jefe del área audiovisual de El Pitazo, en conjunto con los editores Oliver González y Juan Vicente Bruzual, se encargaron de tomar las historias y crear el guión de cada pieza. Bátiz describe además que si bien se utilizó la línea gráfica planteada por Ana Black, no se utilizaron las ilustraciones completas. El equipo dirigido por Briceño optó por seleccionar elementos clave de esas representaciones, como un balón de fútbol o una pistola. A su vez, solicitaron a los escritores una sinopsis de ocho líneas que El Pitazo redujo a cuatro, y esas cuatro se convirtieron en los textos de los microvideos.

La narrativa digital innovadora de la serie Eran solo Niños fue en realidad el preámbulo para “documentar el horror”, describe Rodríguez. “Muertes que fueron en su mayoría accidentales. Niños que no participaban en la protesta, simplemente estaban en el sitio y en el momento equivocado. Todos fueron niños asesinados por guardias nacionales o civiles armados y no hay narrativa oficial ni opositora que pueda contaminar eso”, afirma. “La fiscalía hasta ahora ha hecho mute. También la Guardia Nacional Bolivariana”.

Además del interés mostrado por ONGs dedicadas a la defensa de derechos humanos en estas historias periodísticas, Rodríguez destaca otro valor impalpable en el resultado obtenido: “No solo aprendimos a hacerlo, sino que además es emocionante ver el concurso de talentos que sintonizan en torno a un proyecto conjunto, que se convierte en algo fuera de lo normal”.

Publicado en https://ijnet.org

 

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