ELIZABETH ARAUJO –
Hortensia Carrer aterrizó en Barcelona hace 15 años, con dos maletas, dos niños y un plan que fracasó porque su pareja nunca llegó. Debió aprender a labrarse un camino y lo que le quedaba lo apostó a su profesión como psicóloga. Hoy agradece a España haberle acogido sin prejuicios. A cambio, ella la retribuye curando con terapias a personas que emocionalmente están a punto de estallar
Cada tarde se sienta frente al ordenador y conjuga un verbo antiguo: escuchar. No es labor sencilla, pero le reconforta al saber que rescata de la depresión y las pesadillas emocionales a gente que acaba de conocer. Así transcurre la faena de la venezolana Hortesia Carrer, psicóloga egresada de la UCV y psicoanalista jungiana, que un día en el recorrido de la cárcel de Río Caribe, estado Sucre -donde asistía a los presos- hasta su hogar, frenó su coche y se aparcó a un lado del camino.
“Fue entonces cuando decidí que había que cambiar”, explica con la cadencia de voz de quien sopesa cada palabra esta mujer que en 2002 aterrizó en una Barcelona invernal, con dos maletas y dos niños, dispuesta a rehacer su vida. No hubo de por medio motivo político, pero sí un asunto de índole personal que saldó de manera apresurada.
“Mi lugar como terapeuta y analista es acompañar a la persona a revisar los hilos de su biografía, que no permiten que florezca su Yo más auténtico, ése que alberga el verdadero potencial que nos hace individuos singulares y comprometidos con nosotros mismos y el resto de nuestras relaciones”, señala Carrer, quien no duda en subrayar que para esta delicada tarea acudió al legado del psicólogo suizo C. G. Jung. “Su teoría y forma de ver y concebir la persona ha moldeado mi práctica como terapeuta y mi manera de entender la vida. Más recientemente he conocido a Bert Hellinger y su teoría de las Constelaciones Familiares, que ha ejercido también una influencia en mi trabajo como terapeuta”.
“HOLA, ESTOY MAL”
Con esta frase, Hortensia Carrer atiende personalmente o por Skype a desconocidos que en un país de primer mundo deja detrás mucha gente a la vera del camino, sin saber qué hacer con sus vidas.
“Me formé como psicóloga en la Universidad Central de Venezuela, y como analista junguiana en la Fundación C.G Jung de Caracas, de la mano de López Pedraza y de Vesna Luger. Al día de hoy cuento con más de 25 años de experiencia en la práctica de analista y psicoterapeuta. Junto a ocho colegas tomé parte en la fundación de la actual Sociedad Venezolana de Analistas Junguianos (SVAJ)”.
Hortensia Carrer ejerce en su consultorio en la calle Paul Claris, de Barcelona, ciudad desde donde, además de las consulta, dicta conferencias, seminarios, talleres y ejerce de docente en varias instituciones y centros de psicología en Barcelona.
-¿Cuántos años lleva en España, y que le impulsó a salir de su país?
-Llegué a Barcelona en 2002. Tengo 15 años en esta apasionante ciudad. Me vine a los 45 años, una edad en la que estamos en plenitud pero muy riesgosa para emigrar. Las historias de las migraciones están precedidas de otras historias, como dice la Pinkola Estés, en Mujeres que Corren con Lobos. Son historias de Vida/Muerte/Vida, muere mucho de lo que dejas y renace alguien que vas descubriendo con asombro, llantos y alegrías. A mí me impulsó la visión que tuve cuando meditaba la madrugada del 12 de abril del 2002. No sé si llamarlo clarividencia. Hoy día lo puedo decir pero en aquel entonces lo callé. Nadie me hubiese creído lo que tan claramente me llegó, y me habrían tildado de loca: visualicé una imagen dantesca en una calle, quizás de Río Caribe, donde vivía, o de Caracas. No lo sé. Una ciudad llena de indigentes, seres oscuros que robaban, herían, había personas y niños famélicos, una escena donde reinaba la oscuridad. Yo no aparecía pero sabía que estaba viendo aquello y sentía ansiedad. Me pareció oír una voz que me dijo “Tienes que irte, estás demasiado cómoda”. De inmediato puse en marcha un proyecto que teníamos pensado con el padre de mis hijos. Volé hacia esta ciudad, la escogió él, quien por cierto me dijo que le esperara, pero nunca llegó.
-¿Cómo hizo para afrontar el reto de la nueva vida, en un país que no era el suyo y con dos niños?
-Es lo que se llama experiencias intransferibles. Una experiencia iniciática que nadie la puede hacer por ti. En mi caso fue una experiencia de crecimiento dolorosa. Lo que había sido un proyecto de familia, en ese entonces con dos niños de 8 y 6 años, se convirtió en un intento por comerse el fruto del cactus: muchas espinas para llegar a él. Saqué todos los recursos que tenía y los que no conocía, otros me los inventé y otros los fui aprendiendo. Toda la teoría psicológica y mis convicciones espirituales me ayudaron a sostener lo que viví como una traición y así con el duelo de todo lo que estaba perdiendo, sobre todo de mi pareja y mi ilusión de familia, me obligó a sostener el barco para que además mis hijos no perdieran la alegría pues también ellos dejaban sus vidas atrás. La familia, el padre, su país, una lengua y tantas otras cosas.
-¿Logró visualizar desde su arribo a Barcelona lo que podía hacer con su profesión?
-Cuando me hacen esa pregunta yo respondo lo mismo: nunca imaginé otra manera de ganarme la vida sino con aquello en lo que me preparé y que me apasiona, y en mi caso es la Psicología. He de decir también que favoreció ser miembro de una sociedad prestigiosa como la International Association for Analytical Psychology, la asociación de los psicólogos jungianos, una especialidad en la que no habíamos muchos en España.
-¿Considera que después de 15 años en España ha obtenido el éxito deseado o aspira a incursionar en otros campos?
-Mi oficio ha sido una de esas tantas cosas que se ha beneficiado de todo este crecimiento personal que ha significado vivir el alma migrante, como dice mi amiga Elizabeth Zamora. Sabemos que no se puede dar lo que no se tiene y siento que haber afrontado los retos y haber salido airosa, con vitalidad y alegría me hace ciertamente sentirme exitosa. En lo que se refiere a la profesión en sí, ejerzo la práctica privada en mi propio despacho, pero asisto a pacientes vía Skype, que es una herramienta fantástica. Paralelo a esta actividad doy clases, talleres, seminarios y formo parte de las pioneras en llevar los llamados “círculos de mujeres”. Barcelona me ha nutrido intelectualmente. Por aquí han pasado mentes brillantes de todas las expresiones del conocimiento contemporáneo y de esto estaré siempre agradecida.
-¿Siente que usando la vía Skype ha logrado ayudar a personas con serios conflictos personales que a la larga podrían ser dañinas para ella como para su entorno?
-La tecnología hoy día es un asunto paradójico, pues a la vez que nos aísla hay una cantidad alarmante de casos de adicción a la tecnología virtual. Pero, en mi caso, es una herramienta para la ola migratoria en el mundo, lo que nos une a todos, sin costes mayores y con una eficiencia maravillosa. Hoy tengo pacientes en Portugal, Grecia, Suecia, Cádiz , Mallorca y Venezuela.
-¿Siente que ha logrado ayudar a personas con conflictos personales que a la larga podrían ser dañinas para esa persona y su entorno?
-Sí, la psicoterapia es un método de ayuda altamente efectivo y yo tengo 35 años ejerciéndola. Además de la psicoterapia utilizo las Constelaciones, el Brainspotting, los círculos sagrados y así herramientas para la mente y para el espíritu. ¿Si hacemos daño? Te diría que cuando no nos trabajamos nuestras sombras, que por definición son inconscientes, autónomas y se proyectan sobre otros pues, te inflinges un daño y haces sufrir a los que tengas más cerca. A tu pareja, hijos, familia y así sucesivamente, sobre todo porque no te das cuenta y la creencia es que los demás son los “que te ponen así”.
-En cuanto a su oficio, asociado a la terapia jungiana ¿en qué consiste esta actividad? ¿Siente que ha crecido el número de personas que necesitan consultas psicológicas?
-Ha crecido por razones que te mencioné. Sufrimos y hacemos sufrir y cada vez hay más cultura de la improvisada autoayuda, que por supuesto no se limita a leer textos dedicados a la temática, cuyo objetivo es conocernos más. Uno de los caminos es la psicoterapia humanista que incluye la junguiana, es entender que 80% de nuestra psique es inconsciente, que el ego es lo que a la sociedad le interesa que cultivemos y eso en términos personales es un desastre. De allí las depresiones, las faltas de motivación, de sentido, ansiedades, enfermedades, los problemas familiares, de pareja y pare usted de contar…
Estoy escribiendo un libro que pronto verá la luz. Algunos de mis artículos se pueden leer en mi página Web que es también dónde se me puede contactar www.hortensiacarrer.com.
La conozco..conozco su ser y sus logros…una sanadora,una estudiosa…una mujer compasiva y luchadora..que trabaja desde su alma para ayudar y cambiar un pedazo de este mundo que tanto lo necesita…chapeaux