José Pulido, ese poeta al que saludan en las esquinas

Creada por los escritores Milagros Mata Gil y Eziongeber Chino Alvarez, la Editorial Ítaca abre su Biblioteca Digital José Pulido, poeta residenciado en Génova, Italia, quien como el rayo de Miguel Hernández no cesa de escribir con tal afluencia en las redes sociales. La Biblioteca Digital recoge sus libros y los difundirá, más allá del esfuerzo de sus amigos italianos, gracias a quienes muchos lectores conozcan la obra de Pulido. «Ogni cittá dice di si, grida di no» (Cada ciudad dice que sí, grita que no) es el poemario más reciente, traducido al italiano y editado por Borella Edizione, editorial de la Asociación Cultural Orquídea de Venezuela, con sede en Milán
ELIZABETH ARAUJO/Fotos Petruvska Simne

Posee más nombre de grandeliga que de poeta, pero aún así las palabras les salen encadenadas y se esparcen en el cielo genovés que en estos días parece invocar la tristeza. Por eso, José Pulido se detiene en cada esquina de la calle del barrio donde vive con su inseparable Petruvska Simne para saludar a los parroquianos y dejar constancia de que la poesía cura las heridas del alma en estos aterradores tiempos de pandemia. Asentado en esta región italiana desde hace tres años, Pulido (Villa de Cura, Aragua, 1945) no solo disfruta de lo que hace sino que ha convertido su obra creadora en excusa para ganar amigos y asentar en recitales lo que su memoria ha atesorado durante los tiempos convulsos que vivió como periodista en Venezuela. “Tuve la suerte que desde que llegué en 2017, y apenas pisé tierra italiana recibí el respaldo del poeta Claudio Pozzani y de la escritora Bárbara Garassino, quienes dirigen la Stanza de la Poesia y crearon el Festival Internacional de Poesía de Génova”, explica Pulido en el entramado de una conversación que se lleva a cabo por whatsaap y correo electrónico, lo que me impide por ahora tener que ir a la oficina del correo y a él caminar calle abajo hasta el ufficio postale, cuando Italia sigue todavía bajo el rigor del confinamiento y la mascarilla.

Con una indetenible actividad que está presente en las redes sociales, José Pulido no es Maluma, pero son cada vez más las personas que al leer por primera vez sus poemas en Facebook y otras plataformas digitales quedan gratamente conmovidas, como los vecinos que lo saludan a él y a Petruvska, también periodista, con una camaradería que agradece y que el poeta conoce, porque “para los italianos la poesía es como un puente con lo más glorioso y humano de su pasado”. Ahora nos sorprende con la iniciativa de la Biblioteca digital José Pulido que, advierte, podría parecer un gesto en el aire, un relumbrón digital, pero no es así. “La editorial Ítaca, creada y dirigida por Milagros Mata Gil y Eziongeber Chino Alvarez, se ha convertido en una eficiente revelación, que ha logrado desafiar esta época de pandemia y demás tragedias”. Gracias a Milagros Mata Gil y Eziongeber Chino Alvarez, dos escritores con intenso poder expresivo ha sido creada la Biblioteca que le han dedicado a su nombre, “y que tendrá mis libros y los difundirá; lo que no deja de ser un reconocimiento que no me esperaba. Ya ellos han logrado que mucha gente busque mi poesía en las librerías virtuales y también en papel”. Las palabras de agradecimiento de Pulido hacia estos dos escritores no escasean. “Admiro las crónicas de Eziongeber, creo que no estoy solo en eso; y Milagros Mata Gil es uno de los orgullos de nuestra literatura. Milagros, para mí, es lo que su nombre indica”. Un impulso que Pulido añade al espaldarazo brindado por Actualy.es, Crear en SalamancaLetralia y el Papel Literario.

Pulido ha sido invitado al Festival Internacional de Poesía en 2018, 2019 y 2020. Desde entonces ha leído poesía en los lugares más importantes de Génova

FESTIVALES PARA RECITAR
Pero no han sido esos los inicios de la cabalgadura de José Pulido en Italia. No olvida que fueron el poeta Claudio Pozzani y la escritora Bárbara Garassino quienes, recién llegado, le invitaron a dar una conferencia sobre Eugenio Montejo y luego a leer sus poemas. Más tarde sería invitado al Festival Internacional de Poesía durante los años 2018, 2019 y 2020 y desde entonces ha leído poesía en los lugares más importantes de la región. “Tal vez por eso me conocen un poco más que a otros emigrantes”, resume Pulido con modestia. Si eso fuera poco ha recibido también el apoyo fraterno de la artista, cantante y compositora Paola Tagliaferro. “Ella es una de las figuras que respalda el festival y gracias también a ella he sido invitado a leer poesía en Zoagli, dentro del marco del festival, junto a músicos destacados. En el 2017 el poeta invitado a Zoagli fue Xingjian Gao. En el 2018 me invitaron a leer mis poemas allí, en la programación tradicional”. Vale acotar que en el Festival Internacional de Génova han participado, entre otros, desde cinco premios Nobel (Derek Walcott, Wole Soyinka, Xingjian Gao, Czelaw Milosz y J. M. Coetzee) hasta estrellas como Lou Reed, Ray Manzarek, PJ Harvey, Greg Lake o autores como Mahmud Darwish, Adonis, Michel Houellebecq, Charles Simic, Juan Gelman, Alvaro Mutis, Ben Jelloun, Manuel Vázquez Montalbán, Alejandro Jodorowsky, solo por nombrar algunos. También han participado artistas famosos en Italia como Albertazzi, Foà, Capossela, Vecchioni, Caparezza.

“En Génova, además, tuve la suerte de encontrar a la periodista y narradora Mayela Barragán, quien ha sido colaboradora del festival y es la venezolana más conocida de esta zona. Ella tradujo mis primeros poemas vertidos al italiano. Después hicieron varias traducciones otras dos amigas que viven en Roma: Mirian Gutiérrez Sarpe y Maria Gabriella Sarpe con la revisión de Roberto Campagnano, escritor y periodista del diario La Reppublica. Mi querida y admirada Daniela Ulián tradujo un poemario que quiero mucho y será publicado en cualquier momento: Esto que se me va. Luego tuve la suerte de conocer a Ingrid Dussi, quien tradujo un poemario inédito que ya ha atraído un interés editorial: El espejo no ama, y es mi traductora permanente. Generosa. Amiga que me traduce con afecto y compartiendo mi amor por la poesía”, señala; y para completar su “vida italiana”, José Pulido no olvida a la poeta ítalo venezolana Érika Reginato, “amiga mía también y muy apreciada en Italia, y quien me presentó a dos mujeres especiales que son ahora pilares para mí: la poeta Lisette Fernández y a la traductora Floriana Quaretti, quienes en Milán realizan una labor increíble a favor de los venezolanos y de los latinoamericanos, en una organización llamada Asociación Cultural Orquídea de Venezuela, con sede en Milán desde1996. Lisette hizo la curaduría y Floriana la traducción de un poemario que recién ha aparecido en italiano y español”.

Con la artista Paola Tagliaferro

Ogni cittá dice di si, grida di no (Cada ciudad dice que sí, grita que no) es el título del más reciente poemario de José Pulido. Ha sido traducido al italiano, editado por Borella Edizione, editorial de la Asociación Cultural Orquídea de Venezuela, con sede en Milán desde1996. Para que esta proeza literaria fuese posible Floriana Quaretti y Lisette Fernández tuvieron la iniciativa de publicar este libro. Lisette hizo la curaduría –“el libro surgió a partir de una idea de Lisette; yo estaba preparando un libro y ella seleccionó y organizó los poemas”– y Floriana hizo la traducción. Floriana estudió Literatura en la Università degli Studi di Milano, y Lisette, poeta destacada en Milán, es fundadora de la Asociación Orquídea de Venezuela, entre cuyas labores se encuentran la de fomentar la integración de inmigrantes latinoamericanos en Italia y promover la cultura latinoamericana en suelo italiano.

José Pulido y su esposa Petruvska Simne, también periodista.

VIDA EN FAMILIA
Pulido ha confirmado lo que desde siempre le habían dicho: que el italiano es un pueblo trabajador, “que no se detienen nunca; por eso, no poder desarrollar sus actividades como lo hacen siempre, les tiene desesperados. Ciertamente, la economía se ha deteriorado mucho y los más afectados son los niños y los jóvenes porque la situación impide que sus vidas se desplacen con la dinámica que necesitan. Pero en Italia el estudio sigue, la producción continúa de alguna manera. Y los organismos que protegen la salud de la población son altamente eficientes. Los hospitales funcionan de manera impecable, la Cruz Roja es una bendición. Las instituciones no duermen. Pero el desespero está latente. Por eso apenas llegar la luz del amanecer abro los ojos. Me despierto. Constato que estoy vivo todavía y me fijo a ver si Petra sigue conmigo. Entonces hacemos café y pregunto lo mismo todos los días: “¿En qué año estamos?”.

La rutina de José Pulido y Petruvska Simne es sencilla. “Nos levantamos temprano; aquí no se desayuna: bebemos café y listo. Si no hay lluvia o nieve en estos días de invierno, salimos a caminar por los senderos de montaña. Nos encontramos con otros caminantes, con ciclistas, con gente que corre. Todos con mascarillas. Cuando cada quién se siente solo se la quita y respira más libremente. Al regreso me dedico a leer y luego a escribir. A responder correos. Si fuera como los correos de antes no respondería nada. Salimos cuando es completamente necesario. Del resto nos mantenemos en la casa. Me ha servido un poco este encierro porque he podido ordenar todo lo escrito en cincuenta años. Y lo nuevo que escribo lo voy guardando para ver si lo publico en los próximos siglos.

Les acompañan sus hijas Gabriela y Paloma. Gabriela trabaja en la ciudad, hace fotografías y tiene un programa con otras personas en una estación de radio. Su otra hija, Victoria, tiene tres hijas. Kate, la mayor, le lleva a las morochitas diez años de diferencia. “Las gemelas Ginebra y Miranda son terribles, pero siempre estamos esperando su visita. Cuando alguna vez llegan de visita me asusto mucho. Las llamo Hiroshima y Nagasaki. Después que se van repito otra de mis frases usuales: “Petra: creo que seguimos con vida”.

-¿Qué ha descubierto en la lengua italiana y sus vínculos con la poesía, tal y como usted la concibe?
-Bueno, ya tenía una fijación con el Dante y su Divina Comedia; con la poesía de Eugenio Montale y con el cine que hicieron Fellini y Pasolini, que me parece un indispensable suceso de la lengua poética italiana. Pero estando en contacto con Claudio Pozzani, Bárbara Garassino y el poeta Massimo Morasso, he descubierto un fervor que ayuda a vivir porque le otorga importancia a lo que hace el poeta con la palabra.

-¿De qué manera le sirve la poesía para reparar los vínculos que se rompen cuando se abandona el país de origen?
-Es que la poesía que cargo conmigo se la pasa lanzando trozos del territorio venezolano por estos lados; deja caer voces de Venezuela por todas partes. Quizá mis recuerdos no le interesen a nadie más que a mí, y sin embargo, con el embrujamiento de la poesía, esos recuerdos se van convirtiendo en algo que se comparte como un pan que nadie rechaza

-¿Cómo sobrevive la poesía, un oficio que en esencia se tiene como artesano, en un mundo digitalizado, además publicaron su libro de poemas en italiano-castellano… ¿cómo ve ese acercamiento?
-La poesía es la máxima expresión de cualquier idioma. Por eso sobrevive, porque el idioma la necesita para no volverse un sonido hueco. La tecnología puede conseguir que haya más velocidad en los mensajes, que viajen en tiempo real, pero no pueden crear poesía, porque para eso las tecnologías tendrían que leer y vivir, enamorarse y sufrir, saber de Shakespeare y de Celia Cruz; y haber visto a mi mamá haciendo arepas; es decir, juntar esencias imposibles para poder encontrar una luz que las lleve hasta la poesía. La poesía es una manera de ser que se comparte usando el poder que cada palabra posee. Y es conciencia de lo que somos. La tecnología carece de conciencia. Por fortuna hay cada vez menos gente que cree que la poesía es algo completamente inútil, que se puede prescindir de ella. Aunque la usa a cada rato sin darse mucha cuenta. Cuando reza a Dios o a la virgen, a Alá o a Yahvé, a Zeus o a cualquier eminencia extraterrena, el ser humano lo hace con poesía, el rezo es un poema. Y tratan de que a través de ese poema un ser divino les devuelva algo, les entregue algo. El poema del ser humano se invoca para obtener una emoción, una revelación que sirva para seguir amando o viviendo y lo que se recibe puede que sea poco, pero es muy concreto.

Elizabeth Araujo es periodista venezolana. Reside en Barcelona, España

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