Leopoldo López asegura que está siendo víctima de “un paredón de fusilamiento de mentiras”, pero parece ser que las críticas y descalificaciones él mismo se las busca.

Desde que pisó España en octubre pasado hasta su rueda de prensa sin periodistas en Roma el viernes 7 de mayo, sus pasos han levantado alguna polvareda de rechazo.

En la plaza de San Gregorio (Cambados, Galicia), el 30 de marzo, fue fotografiado en grupo en una terraza al aire libre, mascarilla al cuello, saltándose, presuntamente, las medidas de confinamiento debido a la pandemia. El 29 de abril fue nuevamente fotografiado en grupo en el restaurante La Carlota, en Madrid.

Leopoldo López, errático y errabundoEn el primer caso, no hubo multa alguna, pero sí demostró mala fe de un concejal local (Tino Cordal). En el segundo caso, la queja se centraba en lo lujoso del comedero y en su vida muelle, y no en que La Carlota lo montó en 2018 Alejandro Suegart Bonnet, afamado proveedor de catering de los fastos chavistas en Caracas y uno de los nueve fallecidos en accidente aéreo cerca de Charallave en diciembre del año pasado. Aleko, como le decían sus allegados, era propietario de los Cine Restaurant, en El Hatillo y en el Centro San Ignacio), otro en Aruba (el +257 Restaurant) y este en el barrio de Salamanca (calle Almirante 11, Madrid).

El dirigente de Voluntad Popular, sin embargo, ha desplegado intensa actividad en Europa, en tanto vocero de Juan Guaidó. No puede obviarse que se haya reunido en toda España con la diáspora y con autoridades locales y regionales. A mediados de abril fue ponente en un foro de la Fundación Concordia y Libertad al lado del nobel Mario Vargas Llosa y de Pablo Casado, presidente del Partido Popular. El 4 de mayo, en La Haya, mantuvo reunión con funcionarios de la Corte Penal Internacional (“Nos comprometimos a seguir presentando pruebas de crímenes y violaciones de los derechos humanos, como lo hemos hecho desde 2014… Los documentos enviados por Tarek William Saab constituyen evidencia de su participación en los crímenes de lesa humanidad como encubridor”).

Leopoldo López, errático y errabundoCuando llegó a Madrid a finales del año pasado, Leopoldo López tuvo problemas con periodistas venezolanos en la ciudad: a su primer encuentro con la prensa, no fueron invitados formalmente a través de la Asociación que los agrupa (Venezuelan Press). Ahora, en Roma, nuevamente surgieron los reclamos, puesto que a su rueda de prensa en el Senado italiano tampoco fueron convocados los periodistas venezolanos. Y lo que es peor, a esa rueda prensa tampoco asistieron periodistas italianos.

El anfitrión, senador Pier Ferdinando Casini, miembro de la Comisión de Política Exterior, se vio obligado a decir:

“Dado que no hay periodistas, hago una pregunta porque creo que es la que muchos periodistas quisieran hacerte…”


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