Lord Byron se cansó de las mujeres y se fue a pelear

JOSÉ PULIDO –

Lord Byron era en plena juventud un poeta que gozaba de la admiración de todas las personas que lo leían o que lo veían. Inclusive, tuvo admiradores inmortales como Víctor Hugo y Goethe.

Amaban su apasionada poesía y con ella el romanticismo que le llevaba a emprender las más atrevidas aventuras, pero también se convirtió en un centro de atención por ser un mujeriego empedernido: no en balde escribió el Don Juan. También era elegante y hablaba varios idiomas. Ha podido ser Francisco de Miranda.

Su belleza física se mantenía igualada en fama con su poesía, aunque sobrellevaba la debilidad, como Aquiles, en uno de sus pies. El arrasador don Juan cojeaba, tenía una malformación en el pie derecho y en ese defecto se afincaban algunas de sus conquistas para minimizarlo y dominarlo.

Lord Byron se cansó de las mujeres y se fue a pelearBeber vino en calaveras convertidas en copas, fue uno de los primeros tremendismos de lord Byron. Así llamó la atención del público que luego lo leería, lo adoraría o lo criticaría. Después se convirtió en el centro de las conversaciones con cualquier chisme. Decían que para verse delgado y pálido (dos exigencias estéticas indispensables en una época de gordos sonrosados) lord Byron bebía vinagre y se alimentaba con agua de soda y bizcochos.

En el año 1815 se había casado con Anna Isabella Mibanke. Tuvieron una hija que llamaron Augusta Dada. El matrimonio duró solo un año, porque se regó la versión de que George Gordon Byron tenía relaciones con su hermanastra Augusta. Para alejarse de las malas lenguas, Byron se fue del Reino Unido en 1816 y nunca regresó.

Lo mencionaban como “el mejor poeta del mundo” en aquellos tiempos y escandalizaba a los más conservadores por su vida sexual. Lo acusaban de enamorar mujeres casadas, de incesto y homosexualidad, todo junto. Su belleza, cultura y arte de seducción lo hacían resaltar.

Ha podido ser Casanova. Defendía el amor libre ciento cuarenta años antes que los hippies. En uno de sus poemas, lord Byron define muy bien su romanticismo:

Hoy en el riesgo, en el festín mañana,
brinda a nuestra ansiedad delicias nuevas.
¿Quién describir pudiera nuestros goces?

EL ÉXITO EDITORIAL

Además de heredar el título y las propiedades de su tío abuelo, quinto barón Byron, George Gordon resultó una sorpresa desde que escribió su primera obra poética, los cantos de Harold Childe. Y cuando publicó su segundo libro, El Corsario, vendió diez mil ejemplares en un día. A lo largo de aquel mes vendió 25 mil ejemplares.

Sabía de la fascinación que ejercían los corsarios en la gente. Con su arrojo, su talento y su cojera ha podido ser un pirata.

Los románticos se caracterizaban porque para ellos era más importante el sentimiento que la razón. Predominaba la emoción sobre el pensamiento, la reflexión, la meditación.

“Juzgaríamos con mucha más certeza a un hombre por lo que sueña que por lo que piensa”, decía Víctor Hugo.

“Hay que mantener sujeto el corazón; pues cuando se lo suelta no se tarda en perder la cabeza”, escribió Nietzsche.

Recorrió Europa acompañado casi siempre por sus coterráneos y amigos el poeta Percy Shelley y la escritora Mary Shelley, quien escribió Frankestein a partir de un juego propuesto por Byron.

El poeta Percy Shelley, dejó sola a Mary y se fue con Edward Williams y el capitán Daniel Roberts de viaje por el mar. Le encantaba inventar aventuras. Eso fue el 1 de julio de 1822. Cuando iban surcando las aguas de Livorno una tormenta sacudió la embarcación y Shelley murió ahogado.

EN GÉNOVA

Lord Byron llegó a Génova el 4 de octubre de 1822 en su yate «Bolívar». Cuentan que Simón Bolívar admiraba a Byron por su poesía y este admiraba a Bolívar por su pasión libertadora. Además, en esos días Bolívar estaba de moda en Europa y hasta había un sombrero bautizado con su nombre. Byron usó la prenda y muchos años después también se encasquetó un sombrero similar al Sombrerero de Alicia en el país de las maravillas.

Con su inteligencia, su poder seductor con las damas y su coraje, Byron ha podido ser como Bolívar pero no tenía un país para liberar.

Lord Byron se cansó de las mujeres y se fue a pelearByron se sintió muy afectado por la muerte de su amigo Shelley. Se instaló en Génova con la joven marquesa Teresa Guiccioli, una atolondrada y bellísima aristócrata. Ella había dejado a su marido por el poeta Byron. Se instalaron en Villa Saluzzo, en el cerro Albaro, un palacio con jardines que había construido en el siglo XVI la familia Sauli. Los cronistas genoveses indican que había pinturas de Van Dick en esa lujosa residencia.

Cerca de allí, en Villa Negrotto vivía Mary Shelley, la viuda, acompañada de los Hunt, una familia inglesa y de su pequeño hijo. Byron le enviaba sus manuscritos de Don Juan para que ella los transcribiera y así la ayudaba económicamente.

SEIS AÑOS EN ITALIA

El escritor inglés estuvo en Italia los últimos seis años de su existencia. Antes había vivido en Ravenna de donde se llevó a la marquesa Teresa Guiccioli y se fue con ella a Pisa. De allí se mudaron a Génova. En esta ciudad, que le gustaba mucho, comenzó sin embargo a aburrirse. La fama lo seguía pero también los celos de la bella Teresa. Inventó que nadaría a través del golfo genovés y afortunadamente una insolación muy fuerte lo lanzó a la cama durante varios días. Dicen que los genoveses lo llamaban “el diablo” y las mujeres trataban de entablar relaciones con él; pero lord Byron solo podía ser visto si había fiesta en Villa Saluzzo.

Byron se sentía limitado por los celos de Teresa y la mayor parte del tiempo se la pasaba leyendo o escribiendo bajo la sombra de los cipreses y otros árboles que refrescaban los jardines y parques de la residencia. En una carta confesó:

“No estoy cansado de Italia, pero aquí un hombre tiene que ser chichisbeo, cantante en duetos y conocedor de la ópera –o nada–. He hecho algunos progresos en estos logros, pero no puedo decir que no sienta la degradación. Mejor ser un plantador inepto, un colono incómodo; mejor ser cazador o cualquier cosa que adulador de violinistas y portador de los abanicos de una mujer. Me gustan las mujeres –bien lo sabe Dios– pero cuanto más se manifiesta su sistema aquí, ante mí, peor me parece, después de Turquía también; aquí la poligamia está totalmente del lado femenino. He sido intrigante, marido, proxeneta y ahora soy Cavalier Servente, ¡por Dios bendito!”

Se había interesado mucho en el tema de la libertad para Grecia, que constituía el sistema solar de su cultura y de su inspiración. En Ravenna intervino fogosamente en reuniones con grupos rebeldes independientes.

La inundación que afectó a Génova en 1822 lo estremeció, lo espantó. En una carta que le escribió a su amiga Augusta Leigh dijo: “Todo fue tan repentino que no había tiempo para prepararse y estar a salvo… el camino se había convertido en una especie de cascada impracticable; vi un niño ahogado a pocos metros de la puerta de su casa…”

Sin embargo fue en ese lugar donde escribió casi todas las páginas del Don Juan y también La isla y unos cuantos poemas sueltos. Pero como no recibió respuesta a una carta donde planteaba su deseo de irse a Venezuela, tomó la decisión de prepararse para luchar por la libertad de Grecia que estaba sometida al imperio otomano.

LA CARTA SIN RESPUESTA

A John Cam Hobhouse:
Venecia, 3 de octubre de 1819
Querido Hobhouse:

Mi proyecto sudamericano, del que creo que te hablé (puesto que lo mencionas) era éste. Por los párrafos incluidos me di cuenta de que se harán ofertas ventajosas a los colonos del territorio venezolano.

Mis asuntos en Inglaterra están casi finiquitados o en camino de estarlo; en Italia no tengo deudas y podría marcharme cuando quisiese. Los angloamericanos son demasiado burdos para mí y su clima demasiado frío, y preferiría a los otros. Podría pronto lidiar con la lengua española. Ellice u otros podrían darme cartas de recomendación para Bolívar y su gobierno y, si allí se alienta a hombres de pocas posesiones, o de ninguna, seguramente con mis ingresos actuales y –si pudiese vender Rochdale– con algún capital podrían soportarme allí como terrateniente, o al menos como arrendatario, y si es posible y legal, como ciudadano… Debería ir allí con mi hija natural, Allegra (que ahora tiene casi tres años y está conmigo) y sentar la cabeza de una vez por todas”.

LOS PREPARATIVOS

Lord Byron se cansó de las mujeres y se fue a pelearByron decidió expresarle a la marquesa Guiccioli su deseo de ir a Grecia a incorporarse a la lucha independentista. Ella quiso acompañarlo pero él lo que más deseaba era independizarse de ella. La convenció de que regresara a su hogar porque tenía noticias de que el marqués Guiccioli estaba dispuesto a perdonarla y a recibirla en casa.

En poco tiempo el poeta inglés preparó una expedición para luchar en la rebelión griega contra Turquía: un barco con once personas, armas, caballos, comida y medicinas, salió de Génova el 16 de julio de 1823. Lord Byron era el líder y leía poemas encendidos, que el aire marino enredaba con los cantos desafinados pero hermosos de las gaviotas.

Llevó dinero a los insurgentes y se reunió con ellos en Missolonghi, en el oeste de Grecia, pero ni él ni sus acompañantes pudieron participar en ninguna batalla: todo se fue retrasando hasta que el poeta Byron cayó enfermo con una meningitis y falleció abrasado en fiebres el 19 de abril de 1824 en Missolonghi, a la edad de treinta y seis años.

Ante esa muerte, que para la época fue una noticia que recorrió el mundo entero, Víctor Hugo dijo: “En medio de la existencia peculiar que debemos a nuestra afición a las letras, en la pacifica región en que nos ha colocado el amor de la independencia y de la poesía, la muerte de lord Byron debió herirnos, en cierto modo, como una calamidad doméstica. Ha sido para nosotros, una de esas desdichas que nos tocan de cerca”

Y Wolfgang von Goethe escribió: “Descansa en paz, amigo mío; tu corazón y tu vida han sido grandes y hermosos”.

Mucho tiempo después se llegó a pensar que Gabriel García Márquez se había inspirado en la imagen de lord Byron muerto para escribir uno de sus mejores cuentos: El ahogado más hermoso del mundo. El Gabo no dijo que sí pero tampoco dijo que no.

Lo cierto y verídico es que cuando lavaron el cuerpo inerte del poeta Byron y lo vistieron con sus mejores galas, todos los presentes se quedaron mirándolo embobados. Y de repente dijeron, casi al unísono, como si el cuerpo fuera una especie de atardecer, de amanecer o de florecer:

-Es el muerto más hermoso del mundo.

José Pulido, poeta y periodista venezolano. Escribe desde Génova, ciudad de Italia.

Lea aquí El ahogado mas hermoso del mundo – Gabriel Garcia Márquez – PDF

 

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