VÍCTOR SUÁREZ –
El martes 24, el comisionado de EEUU Eliot Abrams soltó una de las suyas: “No vamos a levantar las sanciones al régimen de Venezuela, ni las vamos a flexibilizar. Al contrario, vienen más sanciones y mucho más severas… y otras cosas que no puedo decir porque eso le corresponde al presidente Trump”. Está calentando las tribunas para la reunión del miércoles de Trump y el secretario de Estado Mike Pompeo con la mayoría de presidentes y cancilleres de América Latina. “Esta es una señal muy clara (…) La presión va a continuar”, advierte Borges. Y así se lo dijo al canciller ruso Serguéi Lavrov, además de: “Rusia debe ser parte de la solución a la crisis venezolana”. Lavrov, que es un ogro tranquilo, seguramente telegrafió el mensaje a Moscú.
Desde muy temprano el grupo venezolano se había estado preparando para su primera gran presentación en un foro cívico de clase mundial, allí en Nueva York. Se trata del Concordia Annual Summit 2019, que se había iniciado el día anterior en el Grand Hyatt Hotel, en la calle 42. Es el evento no partidista más grande entre los que se realizan en simultáneo con la asamblea anual de Naciones Unidas. Reúne a importantes tomadores de decisiones y líderes de opinión del sector público, privado y de organizaciones sin ánimo de lucro. A las 8:30 am se alinea en tarima el coro de vanguardia de las nuevas Estrellas de Fania: Lilian Tintori, David Smolansky, Carlos Vecchio. Juan Guaidó asistirá por videoconferencia. La animación correrá a cargo del periodista Gustau Alegret, quien se desempeña como director de información para EEUU del canal colombiano NTN24. El tema a tratar es “Estrategias para una efectiva intervención humanitaria en Venezuela”.
Guaidó suelta una píldora laxante: «Maduro es una amenaza para la región. Lo que está sucediendo en Venezuela no solo afecta a los venezolanos, sino que afecta a todo el mundo». Smolansky, que es coordinador del grupo de trabajo de la OEA para la crisis migratoria venezolana, repite lo que ha estado diciendo desde hace cuatro o cinco días: “Ayer cinco mil venezolanos abandonaron el país … Somos la segunda mayor población de desplazados en el mundo, justo detrás de Siria … La única solución es restaurar la democracia y la libertad”. Vecchio, embajador de Guaidó en Estados Unidos, dice que la única solución a la crisis en Venezuela, para detener el sufrimiento del pueblo y acabar con la amenaza narcoterrorista en la región, es la salida del dictador Maduro del poder.
Y cuando le toca el turno a Lilian Tintori, que se proclama activista por los derechos humanos a través de su fundación Rescate Venezuela, casi que la interrumpe el Chacal de la Trompeta. En su inglés campante, se le escapa que para distribuir ayuda humanitaria ha contado “con paramilitares”. Se enreda, pero no se percata de ello. Los rostros de sus compañeros de panel se constriñen. “Quienes nos ayudan a tener campamentos humanitarios en cada estado del país son los grupos irregulares”, recalca Tintori. Inmediatamente comienza el fusilamiento, comenzando por el mayamero Panam Post. La artillería relamida, que había estado agazapada, se despliega a todo gas. Le sacan los habituales trapitos al sol. Ella, ataviada con blusa blanca de mangas largas bordadas, falda larga plisada verde variedad Heno de Pravia y un discreto collarcito, arropada por su blonda cabellera, se le nota un poco ajada y ojerosa. Cuando la virtual descarga de fusilería toma clímax, Lilian emite un comunicado: “Lamentablemente, mi manejo imperfecto del inglés, hizo que se malinterpretara lo que quería comunicar”. Ahora, en español bien construido pero ya fuera del plató del Concordia Summit, se explica mejor: “La situación de Venezuela es tan crítica que los militares y colectivos que históricamente, respondiendo al régimen, impedían la distribución de la ayuda humanitaria en el territorio venezolano, hoy no obstruyen las entregas ni la instalación de campamentos humanitarios. Aclaro que nunca hemos trabajado con grupos irregulares o paramilitares, ni lo haremos”.
Pero no le garantizó nada al porvenir, como sí se atrevió en abril de 2012 el Rey Juan Carlos I de España tras la polémica por su accidente durante una cacería de elefantes en Botsuana: «Lo siento mucho. Me he equivocado. No volverá a ocurrir».
Allí, por las esquinas, aguardaban las alcancías para las donaciones, tanto para ayuda humanitaria dentro del país como en sus alrededores fronterizos, y también para garantizar el funcionamiento del gobierno interino en sus necesidades esenciales.
Reino Unido se manifiesta con prontitud. El secretario de Desarrollo Internacional Alok Sharma anunció una nueva asignación de hasta 30 millones de libras esterlinas ($36.866.762), como parte del llamado de la ONU a reunir donaciones este año por un monto de 223 millones de dólares. Esta ayuda de Reino Unido se suma a la de £14.5 millones ($17.818.935) anunciada a principios de año, para un total de £44,5 millones ($54.685.697). El apoyo está dirigido a las agencias humanitarias internas y en la región. “Por razones de seguridad”, el gobierno inglés no identificó a los destinatarios que se encuentran dentro del país. Lo que sí precisó es que esa financiación no pasará por las manos del régimen de Maduro.
Esa misma tarde el gobierno de EEUU anunció que triplicaba la ayuda a la oposición venezolana, con lo que, según la agencia AP, “por primera vez aportará dinero directamente a Juan Guaidó”. Mark Green, director de la Agencia para el Desarrollo Internacional (US AID), ofreció un paquete de 52 millones de dólares, tras una reunión con el embajador Carlos Vecchio. Según el periodista de AP Joshua Goodman, un alto funcionario del gobierno estadounidense, no identificado, dijo que “la ayuda incluye 19 millones de dólares para que las fuerzas de Guaidó dispongan de comunicaciones seguras, dinero para gastos de viaje, capacitación en la preparación de presupuestos y otras herramientas que las preparen para gobernar si logran desplazar a Maduro del poder”. Estos fondos se suman a los cientos de millones de dólares que Estados Unidos ha aportado para ayudar a paliar la crisis de los desplazados venezolanos. Desde Caracas, el Centro de Comunicaciones de la Unidad Opositora distribuye un comunicado en el que asegura que los fondos destinados a la oposición venezolana serán administrados por los donantes y no por los beneficiarios.
Víctor Suárez, periodista venezolano, residente en Madrid, España.