Hasta este viernes 16 de noviembre se puede visitar en el Centro Cívico Convento de San Agustín, en Barcelona, la muestra de dibujo Calavernario. A las orillas del poema, del artista venezolano Miguel Viloria, un proyecto que ha sido coordinado y curado por José Luis Figueroa. Esta exposición fue presentada en Arguedas y Toledo, y en enero del próximo año se inaugurará en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid.
Algunos de los dibujos de Viloria aquí exhibidos ilustran el libro de poemas Borrar el paisaje, de la poeta trujillana Cristina Falcón Maldonado, editado por Candaya.
“Estos dibujos reunidos con el título de ‘Calavernario’, elaborados por cierto en un piso de Madrid hace unos años, constituyen en primer lugar una suerte de encuentro con el hacer del dibujo como quien piensa en voz alta sobre la libreta de apuntes, desde su propia inmediatez, aprovechando lo liviano de los materiales y de los soportes, cosa de recurrir a las posibilidades del dibujo a modo de liberar en su trazado los impulsos que urgen, que apuran el gesto traducido en la informalidad de la línea y la mancha que en la geografía del cuerpo humano representado se traduce en descomposición que lo desarticula, lo desparrama, lo dispersa y lo muestra en sus excesos”, explica el artista quien señala que en esa búsqueda, precisamente, de esas posibilidades expresivas del dibujo, y en este encuentro silencioso e intuitivo surge este Calavernario, este osario que da razón del dolor y de la rabia con la serenidad necesaria para conducir mis huesos en el ámbito milagroso de la creación artística.
Por otro lado, ‘Calavernario’ en el tratamiento de la figura humana desde mis búsquedas y mis aprendizajes, pero sobre todo en mi oficio de experimentación de una propuesta estética con la que darle continuidad y forma a mi trabajo, constituye la permanente alteración de la forma, la ruptura con la figuración más clásica y la indagación de posibilidades formales en ese terreno impreciso de una poética de lo monstruoso, del estremecimiento y de la dispersión de las formas. En el paisaje que significa el cuerpo humano, mi búsqueda en la representación del padecimiento y la rabia.
Finalmente, mi deseo de que este acercamiento de fuerza espiritual, allende las fronteras se transforme en otra manifestación de resistencia, de las tantas habidas en el mundo entero, por reivindicar la belleza y denunciar la violencia de un régimen agresor que oscurece con las sombras el acto creador de un pueblo entero, de sus artistas, y sus universidades.
El día de la apertura se congregaron en el corazón del Born amigos del artista y del curador y otras personas que atendieron a la invitación del Centro Cívico Convento de San Agustín. En sus palabras de presentación, Figueroa destacó la participación de Viloria en la defensa de los derechos humanos y la justicia social y recordó que su primera exposición, en 1975, en la galería Nuevo México de Caracas, fue una colectiva que se convirtió en una subasta de solidaridad con los presos políticos.
Luego del brindis, los presentes pudieron admirar las piezas. Para finalizar, escuchamos un mensaje de agradecimiento que envió Miguel Viloria a todos los que hicieron posible la realización de la exposición.