OMAR PINEDA
Cross era un perro amigable, según la dueña, quien se pregunta ¿cómo podía reaccionar su mascota si patean la puerta para que abriera? Ella le advirtió al patán del Sebin que ingresó a su casa con una escopeta, que no le hiciera nada al perro, que no cesaba de ladrar

Cada vez que visitaba a mi mamá pasaba por el puente 9 de Diciembre (¿cómo lo llamarán ahora?), en cuyo inicio o final –según se venga de San Martín o El Paraíso– se erigen Los Verdes, una amalgama de altos edificios de ese color, por lo que su nombre oficial como conjunto residencial nunca tuvo éxito. Ahí tengo aún amigos y excompañeros de trabajo, y entrar a ese laberinto de vías sin fin es en sí mismo un enigma.

Hasta allá fue a dar la GNB, esa jauría que se dedica no sólo a disparar bombas lacrimógenas sino que, con auxilio de colectivos y esbirros del Sebin, asaltan a transeúntes, abusan de mujeres y rompen autos y muebles, acatando la orden impartida por el narcogeneral Reverol.

En uno de esos edificios vive una joven amiga, jueza y chavista, que seguro vio desde su ventana cuando echaban abajo la amurallada entrada de las residencias, y de cómo los malandros uniformados gozaban destrozando carros, tumbando puertas de apartamentos y salivando excitados cuando sacaban de sus casas a jóvenes que tildaban de enemigos, para terminar golpeándolos y llevárselos presos.

Como esta escena de brutalidad militar, que Maduro exalta en las cadenas, parece formar parte del paisaje represivo nacional, pocos reparamos que un incidente “menor”, como fue la muerte de un tiro a Cross, lograra avivar la protesta contra esta dictadura que se pasea los derechos humanos por el arco de triunfo, ante la poca o casi ninguna reacción de gobernantes latinoamericanos.

Sí, Cross era un perro amigable, según la dueña, quien se pregunta ¿cómo podía reaccionar su mascota si patean la puerta para que abriera? La dueña de Cross dice que le advirtió al patán del Sebin que ingresó a su casa con una escopeta, que no le hiciera nada al perro, que no cesaba de ladrar.

Pero el desgraciado no había venido sino a disparar, y a falta de un objetivo visible, descargó la escopeta contra Cross. Lógico. Si la revolución bolivariana, creada por esa bestia que yace en el Cuartel de la Montaña, nunca distinguió entre animal y humano cuando se trata de acabar con el enemigo ¿por qué debían dejar vivo a Cross?

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