MAYLÉN SERRACIN
La medida de exigencia de visa, anunciada por el presidente Juan Carlos Varela, toma por sorpresa a quienes huyen de la cada vez más difícil crisis económica de Venezuela y de la persecución política del gobierno de Maduro

 

La vida de los venezolanos que llegan a Panamá no es tan fácil como muchos imaginan; algunos dejan sus familias y vienen con poco dinero, viéndose obligados estar en hacinamiento, tratando de cuidar su escasa economía; mientras que otros son víctimas de estafa, racismo y extorsión.

Las dificultades por la que pasan suelen verse en la discriminación y la estafa al que son expuestos en cualquier sitio donde acudan.

Tal es el caso de Diana Parra, de 23 años, que desde su llegada de Caracas a Panamá hace 3 meses, se hospedó en una habitación compartida en Río Abajo; el baño y la cocina debía turnarla con las 12 personas que vivían en la misma casa; “el lugar era totalmente inseguro, pero es lo que me tocó. Tuve que compartir cuarto con un amigo y su hermano y pagar $75 por una semana”, expresó Parra, quien a la semana de estancia en el país, recibió la noticia del fallecimiento de su madre.

La odisea de la joven se extendió hasta su empleo, un restaurante de comida china donde laboró como mesera por 1 mes con más de 8 horas diarias de trabajo, “sentí que me explotaron demasiado y me negaron el derecho a cobrar propinas que es lo que me ayudaba”.

Con otras penurias, Juan Moreno Cuencas, de 24 años, un profesional de la Ingeniería en Sistemas que llegó de Caracas “en febrero de este año, con $500 para sobrevivir por al menos 2 meses hasta encontrar un empleo”, relató. “Estando en Venezuela vendí algunas prendas de oro para comprar el boleto, los $500 que traje me lo prestaron y debía pagarlo con intereses; empecé a trabajar en un lavado de autos para conseguirlos y ahí dormía en un colchón hasta hace dos meses”, aseguró Moreno.

Según el Sistema Nacional de Migración, en Panamá hay 44,172 venezolanos, de estos, 29,168 están legalizados y 14,453 en proceso de legalizarse.

La situación durante los 6 meses que lleva el chico en el país ha sido dura, pues lo obligaban a trabajar por más de 12 horas diarias, para que al final del día pudiera obtener unos 20 dólares como ganancia, considerando las propinas que le daban sus clientes, pues por cada auto que lavara, le tocaba el 33% de lo recaudado.

Las dificultades por la que pasan estos migrantes, suelen verse mayormente en la discriminación y la estafa al que son expuestos en cualquier sitio donde acudan; algunos, como Francisco Lay que tiene 4 años viviendo en Panamá, han sido víctimas de robo y extorsión por los documentos, “cuando recién había llegado, un taxista me amenazó y me quitó el pasaporte, después me pidió $150 para devolvermelo y tuve que pagarle”, recordó.

Según el Sistema Nacional de Migración, en Panamá hay 44,172 venezolanos, de estos, 29,168 están legalizados y 14,453 en proceso de legalizarse. A julio de este año, 3,742 venezolanos se han legalizado.

MALTRATADOS Y SIN AYUDA
Debido a la discriminación por la que pasan muchos extranjeros surgió Asociación de Residentes y Naturalizados en Panamá.
El presidente de la Asociación de Residentes y Naturalizados en Panamá (Arena), Rafael Rodríguez, procedente de República Dominicana llegó a Panamá hace 27 años, con 500 dólares que le ayudaron para mantenerse durante dos meses con comida y hospedaje, hasta encontrar una oportunidad de empleo.

“Fue una situación parecida a la de hoy en día, pero ahora los costos son más elevados; los extranjeros pueden traer mil o 2 mil dólares y al mes se les puede acabar”, señaló Rodríguez.

El dirigente explicó que durante el tiempo que ha estado en Panamá ha realizado diferentes labores para seguir adelante: “trabajé en restaurantes como ayudante de cocina, también en un taller de ebanistería; tenía que escoger cualquier tipo de mano de obra, igual que lo que ocurre ahora con los que llegan”.

En temas de explotación y discriminación, Rodríguez reconoció que muchos empresarios “se aprovechan del personal extranjero que muestra alto nivel de desesperación económica y entran en una etapa de aprovechamiento, y los ponen a realizar trabajos exagerados con horarios de largas jornadas”.

Como resultado de la discriminación por la que pasan muchos extranjeros al llegar a Panamá, surgió la idea de un movimiento que “apoye y oriente las dudas de los emigrantes que no saben cómo realizar sus trámites y no se dejen engañar de algunos abogados que se dediquen a estafar”.

Publicado por https://metrolibre.com

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