Nuevos «perdigonazos» recibe el embajador Isea

Nuevos perdigonazos recibe el embajador Isea

Al embajador de Venezuela en España no le dejan disfrutar tranquilo su estancia en Madrid. Cuando quiere hacer una festejo le corretean por las calles. Cuando acude a un acto privado de apoyo a su gobierno, la concurrencia es mínima. Cuando sale de paseo por Gran Vía, Puerta del Sol o a las plazas de Callao o Colón lo que observa son miles de venezolanos que a toda hora gritan libertad. Cuando se reúne con el personal consular, de inmediato surge la pregunta: «Embajador, cuándo nos pagan», al igual que cuando recibe a los pensionados y jubilados. Cuando quiere acercarse al Parque del Oeste, donde posa la estatua ecuestre de Simón Bolívar, encuentra que la diáspora ya le está haciendo un homenaje al prócer en su fecha natal.

El gobierno español también se la tiene medida. Cada vez que Maduro insulta a Rajoy, la cancillería española llama al maracucho embajador y le arma un lío. Incluso cuando simuló haber sido secuestrado en mayo pasado, el portavoz del gobierno le desmintió en televisión.

Este miércoles 26 Mario Isea debió acudir a una enésima convocatoria del ministerio español de Asuntos Exteriores y de Cooperación. No le recibió el canciller Alfonso Dastis (que en ese momento se encontraba en Bamako, la capital de Mali), sino el secretario de Estado de Cooperación y para Iberoamérica, Fernando García Casas.

-¿Qué hice ahora?, se preguntó en su hangar en la calle del Capitán Haya 1.

Federica Mogherini, jefa de la diplomacia de la Unión Europea, había emitido un comunicado en el que exigía al gobierno de Nicolás Maduro tomar «medidas urgentes» para restablecer la confianza y retomar el diálogo con los demócratas venezolanos. También advirtió de que la elección de una Asamblea Constituyente el domingo 30 podría «polarizar más al país y aumentar el peligro de confrontación».

En consecuencia, el gobierno español convocó al embajador Isea para exigirle a su gobierno que ponga fin a la violencia en el país sudamericano y promueva «un gran acuerdo nacional» con la oposición.

Nuevos perdigonazos recibe el embajador Isea
Secretario de Estado de Cooperación Internacional y para Iberoamérica, Fernando García Casas.

Según la agencia EFE, el canciller español, en Mali, reclamó a Maduro que ponga fin a «la grave situación de violencia», que haya elecciones «cuanto antes», que libere a los presos y que establezca canales para que la ayuda humanitaria «fluya lo más rápidamente posible». En todos estos puntos, añadió Dastis, es preciso que el régimen chavista «haga progresos» para evitar un deterioro de la crisis política en Venezuela.

Antes de abandonar el despacho oficial, el secretario de Estado le reiteró al embajador de Venezuela la preocupación de las autoridades españolas por los atrasos en los pagos a pensionistas españoles residentes en Venezuela.

Una vez más, Isea recibió los perdigonazos diplomáticos y se fue a dormir, pensando en la respuesta y en los preparativos de la fiesta de cumpleaños (63) que ofrendarán a Chávez el viernes 28 en Madrid. Convocó a la prensa para el jueves 27 en la mañana.

PAISES EXTRATERRITORIALES

-Me extraña araña…, comenzó a decir.

-No se oye…

-Me extrañan las declaraciones de dirigentes como el ministro español de Asuntos Exteriores, Alfonso Dastis, la jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini, y el presidente estadounidense, Donald Trump, que considero insertadas dentro del marco intervencionista que nuestro pueblo rechaza.

Isea dijo que había exigido la no injerencia y el respeto al carácter democrático y constituyente de la votación prevista para el domingo destinada a constituir la futura Asamblea Nacional Constituyente. Sin tartajeos.

Aclaró que por injerencia se entiende “cualquier amenaza o acción, por parte de países extranjeros, que apoye una intervención”.

-Hicimos un llamado al gobierno español para que no brinde legitimidad a los violentos que apoyan el derrocamiento de un hecho democrático como es esta votación.
Según Europa Press, el embajador dijo que la intención es «fortalecer» las relaciones con España de nuevo, pero insistió en que no aprueban la injerencia de países extraterritoriales que supongan una amenaza o que les «digan cómo debemos actuar».

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