VÍCTOR SUÁREZ –
Samuel Moncada jugó a la urticaria expandida y aparentemente logró su cometido. Primero había intentado torpedear el inicio de la sesión del Consejo Permanente de la OEA pero al cabo perdió la votación. Nuevamente recurrió a su especialidad distractiva para contrarrestar la avalancha de 20 países que sucesivamente le daban duro al gobierno venezolano, y casi logra con sus insultos que el salón Simón Bolívar se quedara vacío debido al retiro en señal de protesta de la mayoría de los estados miembros. Maduro, en cadena nacional de radio y televisión, le felicitó y declaró que la jornada de la OEA había sido una «victoria gigante» para su gobierno. «Ni fue activada la Carta Democrática Interamericana ni fue aprobado algún documento injerencista. Hemos derrotado al Departamento de Estado, a la cancillería mexicana y a la coalición de países». Brindó con café. Pero en Washington las campanas de las iglesias sonaban distinto.
En realidad nada fue sometido a votación, aparte de la aprobación de la agenda del día que el gobierno venezolano perdió 20 a 11, con dos abstenciones y la ausencia de Granada. Lo importante era el debate en sí mismo, los argumentos extremos o ponderados de cada país, la nueva correlación de fuerzas, la pérdida progresiva de fuelle de quienes aún apoyan a Maduro y la ola que se está formando en ese foro internacional que en una semana ha pasado de 14 países firmantes de un comunicado «infamante» a 18 proponentes de la sesión «injerencista» a 20 que finalmente votaron para que se discutiera el caso venezolano. El Informe Almagro fue dejado de lado, privilegiando en su lugar gestiones diplomáticas que, en breve plazo, se convertirán en «la hoja de ruta» del ente regional.
CHANTAJES DE ÚLTIMA HORA
El día anterior, la canciller Delcy Rodríguez había aplicado en el mismo salón una jugada chantajista a los países caribeños, con el fin de asegurarse lealtad y agradecimiento. Les recordó los aumentos en la capacidad de almacenamiento y de transporte marítimo de hidrocarburos, así como de la existencia de un circuito propio de refinación distribuido entre Cuba, Jamaica y República Dominicana, lo que ha generado una factura de más de 30 mil millones de dólares, cerca de la mitad financiados a largo plazo. También les enrostró el aumento de los servicios de generación eléctrica en esos países, especialmente en Haití, San Cristóbal y Nieves, Jamaica y Nicaragua. Entretanto, en Venezuela no hay gasolina y tampoco luz eléctrica ininterrumpida.
EL BERRINCHE DE MONCADA
Pero ahora Samuel Moncada, que ha sido embajador en Reino Unido, vicecanciller para Europa, embajador alterno en Naciones Unidas, actualmente vicecanciller para América del Norte y designado el viernes pasado embajador alterno en la OEA, entraba a saco con sus insultos selectivos.
-No me voy a ocupar de los pequeños países que votan contra Venezuela, ni con Almagro tampoco voy a perder el tiempo; me voy a referir a los grandes, a quienes comandan esta operación de acoso.
Y apuntó primero hacia Brasil: «Brasil es un gobierno que sale de un golpe de estado, ¿qué legitimidad tiene?»
El embajador brasileño, José Luiz Machado e Costa, le ripostó: Deixe bobagem. Le pide que se comporte, le arma un peo (en portugués) y le pide al presidente Andrews que le aplique el alicate si sigue insultando.
Moncada vira hacia Colombia: Si usted quiere ayudar, pare la producción de cocaína. Ella pasa por Venezuela. Pare el contrabando de gasolina.
Hay inquietud en la sala, los embajadores se pasan mensajes, acuerdan retirarse si el presidente del Consejo no llama al orden al orador, cosa que no logra.
Interviene el colombiano Andrés González Díaz: antes de retirarnos quisiera decirle al viceministro que consideramos seguir perseverando, sabemos enfrentar los males que nos aquejan, enfrentamos al narcotráfico y a los carteles, esa lucha la vamos a ganar. Sí desearíamos la colaboración plena del gobierno venezolano. El contrabando responde a su modelo económico y no al de Colombia, refuta.
Telesur, que no había transmitido ninguna de las intervenciones de los estados miembros desde el momento de la derrota 20 a 11 dos horas antes, se esmera en la retahila de Moncada. Pero de pronto pasa a Caracas, con Maduro en cadena nacional.
¿Puedo continuar?, pregunta Moncada. Le quitan el derecho de palabra y se la pasan a Kevin Sullivan, de EEUU, quien le dice lo suyo, mitad en inglés mitad en español.
Vuelve Moncada. Le dan 5 minutos. Arremete contra Canadá. «Canadá tiene unos principios que cambian todos los días. No se preocupan por nadie en el mundo, pero de nosotros se ocupan mucho».
Sigamos con México, reta Moncada, y un grupito aplaude. «Allí ocurren cosas más graves y no se comentan. Venezuela necesita tanto un grupo de la OEA como México un muro.
El embajador mexicano Luis Alfonso de Alba Góngora se enardece. «Lamento que usted (dirigiéndose al presidente del Consejo de la OEA) permita lo que está haciendo el viceministro de Venezuela. Esa impertinencia y la larguísima serie de puntos de orden y derecho a réplica. Lástima que no podamos tener un debate constructivo entre hermanos, en este su debut en la organización». Obtiene aplausos mucho más extendidos.
Patrick Andrews, el de Belice, le lanza: Señor Moncada, respete.
No hay manera de que Moncada deje de hacer su teatro de camorrería. Interviene doña Jennifer May Loten, la canadiense, que poco antes había leído un comunicado sobre los pasos a seguir, pero ya el ambiente de la sesión parecía el de una cantina.
Moncada habla de Estados Unidos, del departamento del Estado, del Senado y de Marcos Rubio. Les acusa de ser los promotores de la estrategia continental contra Maduro, pero no menciona en ningún momento al emperador, Donald Trump. «Si Estados Unidos quiere ayudar, derogue entonces el decreto de Obama, deporte a los corruptos que aquí están…»
Vístose en pelotas, dispara su chopo: «Combatiremos en todos los campos que nos sea posible».
Al ver que los embajadores se habían levantado en masa para marcharse, el presidente del Consejo declara cerrada la sesión.
DEJAR LA OEA
Inmediatamente la delegación venezolana convoca a una rueda de prensa. Aparece Delcy Rodríguez con sus collares a lo Carmen Polo de Franco. En Caracas, Maduro está todavía en cadena de radio y televisión celebrando el triunfo de sus vicarios. Ha desglosado «las órdenes» que le ha dado el Tribunal Supremo de Justicia sobre delimitación de la inmunidad parlamentaria, la revisión de las leyes que limitan los cauces de los estados de excepción y la referida a que evalúe la conducta a asumir en los organismos internacionales.
-Abro un debate nacional e internacional sobre la violación de la carta fundamental de la OEA y la pertinencia de la OEA. ¿Para qué le sirve la OEA a los pueblos del continente? ¿Tiene sentido la existencia de la OEA, tiene sentido la permanencia en la OEA?, se pregunta.
Esas serían, en bruto, las medidas «severas y definitorias» que había advertido la cancillería en caso de continuar en la OEA la gesta de acoso y derribo.
La oposición, la MUD, los dirigentes, se encontraban desaparecidos. Habían dicho que esperarían el resultado del debate en la OEA para luego expresar opinión. Pero pasó el debate, pasó la cadena, el tiempo pasó y ni una sola palabra. Apenas Luis Florido, el presidente de la Comisión de Exteriores de la Asamblea Nacional, se encontraba de guardia en la misma sede de la OEA, luego de haber salido por Cúcuta «a pie».
EL CONSENSO DE LOS 20
Pero la presión internacional continuaba fermentando. El grupo de los 14, que ahora son 20, filtraron un documento una vez que se disolvió la reunión del Consejo Permanente.
Veinte países de los 34 miembros activos de la OEA habían logrado consensuar el mismo martes una declaración conjunta en la que se comprometen a concretar una hoja de ruta “en el menor plazo posible” para “apoyar el funcionamiento a la democracia y el respeto al Estado de Derecho” en Venezuela, informó la agencia EFE.
El texto, asegura la agencia española de prensa, está compuesto por solo tres puntos y no incluye las demandas de fijar un calendario electoral, liberar a los presos políticos y respetar las decisiones de la Asamblea Nacional de Venezuela, que sí recogía la declaración conjunta de 14 países publicada el pasado jueves y que no fue sometida a votación.
A esos 14 -Canadá, Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Estados Unidos, Guatemala, Honduras, México, Panamá, Paraguay, Perú y Uruguay- se sumaron en el nuevo texto Jamaica, Santa Lucía, Barbados, Bahamas, Belice y Guyana.
El texto de los 20 tampoco fue sometido a votación en la reunión del Consejo Permanente porque apenas es el cimiento de una resolución más concreta que estará lista en los próximos días y, de aprobarse, establecerá un mecanismo de seguimiento a la situación en Venezuela.
-Este seguimiento debe ser mensual, había sugerido la representante de Canadá.
Muy buen trabajo Víctor. Esa gente quisiera que, al igual que Cuba, la sacasen de la OEA, porque así se zafan de parte del control internacional.