EZIONGEBER ÁLVAREZ –

La culpa es de Dagwood Bumsteed, conocido entre nosotros como Lorenzo Parachoques. Sí. Porque de algún lado tendría que haber sacado yo esa manía de tratar de manosear la angustia existencial que me acogota de tanto en tanto, así, tipo 3 de la mañana y que me conduce inexorablemente al viejo refrigerador. Me digo: “pana… coñoesumadre Lorenzo y Pepita”. Como un expedicionario me adentro poco a poco en la nevera a ver qué tal, e imaginándome de paso a Parachoques viviendo en Venezuela. Sería un dulce desquite verlo deambular por la calle del hambre, buscando qué meterle al Dagwood Sandwich, el condumio niuyorkino que bautizaron en su honor.

Mientras tanto, llueve. La gran lata, pues. Sigo pensando en Lorenzo Parachoques y en esa especie de maldición que heredé de tanto leer sus historietas. Chico, hay derecho. El señor Parachoques es un clásico de los suplementos. Tenía esposa, dos hijos, un jefe que le hacía la vida de cuadritos, un cartero, una perrita silente llamada Daysi y un hambre inextinguible como la mía, pero en todo caso, me pregunto las vainas que soñaría el tipo después de zamparse semejante papa, mientras le abro la puerta a Pinta porque en verdad, llueve bastante. Le digo:

-Pasa cariño, que hace frío.

Ella no responde ni con un “arf”, pero igual, entra. En eso se parece a Daysi, la perrita de Lorenzo. Muy callada y circunspecta, Pinta es maravillosa. Celosa vigilante, dentro de la casa no hace barullos. Simplemente todo lo olisquea pendiente del menor ruido. Sé que tengo que aguantar aunque me esté durmiendo a la par que escampa un poco, porque mi perra no es de las que aprovechan la ganga de dormir en el sofá de la sala hecha la pendeja como la mascota de Lorenzo, no señor. Ella, Pinta, quiere volver a sus labores de vigilancia cuanto antes porque eso de ser perra guardiana se lo trae en la sangre quién sabe desde cuándo y le resulta inevitable.

Cesa la lluvia, Pinta exige salir al jardín para luego subirse a la platabanda a cumplir con el mandato eterno de los perros buenos… y me voy a dormir. Cepillada la trompa, dele mi compa, a guindar sabroso. Ya, trasvasado a otra dimensión líquida y azul, desde alguna vera extraña me saludan y yo vuelvo a preguntarme de dónde sale toda esta gente que en mi puta vida he visto, pero déjame ilustrarte un poco.

En mis sueños, el cambio es drástico, de pana. Mi casa es la misma de siempre, pero distinta. Las guacharacas del patio no pegan lecos infernales en vías de amanecer. En medio de este sueño mío, cantan la Quirpa Llanera del Quinteto Contrapunto, tú sabes: “Güiripa lo llaman Quirpaaaa, óigalo bien, Quirpa joropo llaneroooo, que lo tocan en el arpa, que lo tocan en el arpa, con maraca y guitarreroo”. Yporáisevan las locas. Y en el pasillo que conduce a la Galería de fotos de los Caídos -que son mis familiares que han partido- todos hablan de sus cuitas. Mi abuelo paterno, insiste en que lo mataron en la entrada de la finca cual novela mexicana y mi abuela Ignacia, la poeta, le cuenta a mi otra abuela, Anastasia, cómo estuvo eso de esperar a Gardel en Caño Amarillo, cuando el artista llegó a Caracas. Mi hermano Esdras me saluda desde su imagen congelada de muchacho ingenuo y en medio de esa narcosis soporífera, de pronto tocan el timbre. Es Pinta, pero de otra variedad, como diría la Torroja:

-Epale, Pintica. Pasa pa´dentro, mija.

-Buenos días, hermano humano. Chino, para más señas. Aprovecharé este no-tiempo que me otorga tu sueño para hablarte sobre ciertas vainas que parece que aún no has advertido.

-… mucha solemnidad. Prefiero tu guau y tu cola semoviente.

-Claro. La papita es lo que a ti te gusta. La jodedera. Vamos a sentarnos en la sala y me preparas un café bien cargado. He decidido convocarte perrunamente porque algo de perro has de tener, según me cuentan. Procuraré que tu texto tenga mayor cohesión, no te preocupes. Tú sabes… te pasas de maraca. Mira, quiero estar con alguien más que quiera estar solo y …

-Ya empezamos. Me meto un taco madrugante y llegas tú a filosofar y tal. ¿Eso último es de Coelho?

-No, chamo. Es de un tipo llamado Dimitri Zaik. Lo que pasa es que tú crees que los perros no pensamos. Que lo nuestro es puro ladrar. Y comer y cagar. La soledad, amigo mío, es una gran inversión que se debe aprovechar sin excusas. Desde la platabanda y sola de bola con el más alto de los cielos, pienso, mientras veo frente a la casa gente de a pie pelando la bola parejo y muy afanada. Preocupada pobre gente, que pira y también suspira. Van y vienen esperando que las cosas cambien, pero pocos se dan cuenta del rollo en que estamos metidos. Y tú viendo pechugas en Tik Tok… ¿preguntas antes de empezar?

-Digamos que me da mucha curiosidad el tema.

-Bien, mi querido Chino. Espero que esta vaina la lean bien dos o tres de tus panas. Verás: El primer ancestro cánido documentado, es un lobo del tipo husky siberiano… no bosteces que esto es serio, mi pana.

-Ajá, ajá.

-Mi punto es que estamos en la Tierra primero que ustedes, mai frén. El primer ¡Guau! surgió de la garganta de un dinosaurio. Échale coco. Y para el año 10.000 A.C, éramos manadas incontables, mientras que los humanos para entonces contaban sólo con un millón de individuos. Una pinguita ahí. Y en este orden de ideas…

-Ah, coño, este sueño viene con lugares comunes y todo…

-Qué pendejos son los humanos, sinceramente. El mensaje es que… tengo que hacer un esfuerzo para que me entiendas: De 10.000 A.C a 500 A.C, el brinco poblacional fue apoteósico: llegaron a 100.000.000 los sujetos y nosotros ahí, llevando leña con ustedes. En el año I ya se habían inventado infinidad de religiones y vainas raras. Pero la tiradera no cesó porque eso es muy rico: Existían 200.000.000 de ustedes para el año 1 D.C. Como ves, en sólo 500 años duplicaron la cifra, pero eso no es todo. Para 1750 había en el mundo 791.000.000, y dos siglos después, es decir, bien entrado el S. XX, a mediados de 1950, respiraban por todo el ancho globo, la bicoca de 2.518.630.000 de seres humanos… hay que echarle bolas a esa vaina.

-Eso es que jode gente, la verdad.

-¡Claro! Un salto cuántico de la reproducción, la gozadera y la superación de muchas enfermedades los llevó a 6.070.501.000 para el año 2.000. Eméizin. ¿Para el 2020?: 7.800.124.000 de bípedos inteligentes caminaban por ahí para 2020. ¿Ustedes en verdad creen que no hay nadie estudiando semejante desastre o tomando decisiones radicales? A lo largo de la historia de la humanidad, ha habido muchos virus y enfermedades. Pero, ¿dónde has visto tú un virus con un comportamiento asesino? Si te pela el chingo, te agarra el sinnariz. 127 millones de infectados en todo el mundo. Casi 3 millones de muertos a causa del Covid. Y aquí en Venezuela, la tragedia responde al mandato de un dictador que la usa y la usará con propósitos de Control Social. Qué manguangua.

-Este texto comenzó con Lorenzo Parachoques y mira adónde hemos llegado. El sueño es mío, pero verga, vale. A que le saltan por encima, voy.

-Tu peo. Termino aquí no sin antes hablarte un poco del Universo 25, que es donde ustedes viven. Estamos asistiendo a la dominación mundial por parte de unos cuántos, pero ustedes ni se inmutan. En 1970, el etólogo John Calhoun tuvo la ocurrencia de representarlos como ratas. El tipo metió cuatro pares de ellas en un ambiente controlado: una jaula muy bien diseñada. Este grupo estaba provisto de agua y de comida y sin depredadores a la vista. Todo iba chévere en el paraíso de las ratas hasta que la cabina comenzó a quedarles pequeña cuando llegaron a la cota de 2.200 miembros el día 600 del experimento ¿y luego qué pasó?

-Dime, Pinta. ¡Dime!

-La libertad. O mejor, la falta de. Sin libertad, no hay quien prospere. A eso agrégale el drenaje conductual que los lleva a la tremenda falla en la distribución de alimentos y principalmente de la vacuna que no llega. Los animalitos aunque contaban con todo, se fueron muriendo o comiéndose unos a otros. El espacio se redujo y nadie quería tener sexo. Calhoun pudo determinar que existe sin duda alguna la muerte social, que es la antesala de la muerte física, pero como dicen por ahí, tú no estás preparado para escuchar esto… además, estás de cumple. Mejor, dejamos la conversa para el próximo sueño. Es difícil asimilar que vivimos en un mundo distópico y amoral en donde se enseñorea un virus que es aprovechado para poder controlarlos. Demasiado para un tipo como tú. En el fondo, el ser humano no ha traspasado los linderos de la primera cueva. O come o se lo comen. O mata o lo matan. Ahí te la dejo. Despertarás al escuchar mis ladridos. Todo lo que te digo quedará rodeado de neblinas, menos el mensaje. Te quiero Chino, y te deseo que pronto seas libre del Universo 25.

-Gracias, Pinta. Viniste por la goma.

Eziongeber Álvarez, humorista venezolano. Reside en Caracas.

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