Las autoridades españolas han resucitado su campaña de advertencia sobre monedas extranjeras que son parecidas al euro y que están pasando como válidas en mercadillos, estancos, pequeños comercios, bares y en donde se presente la ocasión. El bolívar venezolano aparece en las gráficas que comenzó a distribuir ayer en redes sociales el ministerio del Interior, la Guardia Civil y la Policía Nacional.
Algo deben haber detectado. Desde 2011 este tipo de campaña ha sido recurrente, aunque el remilgo comenzó justo cuando el euro fue adoptado hace 12 años: se usaron como copias monedas de 5 pesos dominicanos y la de 1.000 baths tailandeses.
El parecido en color, peso, espesor y diámetro hace que en ocasiones el desprevenido acepte el vuelto en que se cuelan estas monedas que en todos los casos tienen un valor de conversión muchas veces inferior al euro.
En las gráficas del ministerio del Interior aparecen monedas de República Dominicana, Jamaica, Argentina, Sudáfrica y Venezuela, como las más utilizadas en este tipo de pequeños timos.
La diferencia estriba en que el bolívar venezolano es el signo monetario que menos valor tiene en el mercado al que se quiere estafar. Mientras un peso argentino se cambia por 0,61 euros, la moneda de 5 pesos dominicanos vale 0,10€ y un dólar jamaiquino equivale a 0,135 euros, el bolívar fuerte se cotiza en el mercado paralelo a 4.573 por euro. O sea, nada. O peor, la efigie de Simón Bolívar lanzada al cesto en medio de tacos ibéricos de gran calibre.
Como a la ocasión siempre la pintan calva (escasa iluminación en los bares o la prisa en pagar y esperar «la vuelta»), el pícaro aprovecha, pues es malamañoso por excelencia.
Las máquinas expendedoras las repelen. Han sido diseñadas para detectar la moneda común europea, con especificaciones técnicas que dificultan su falsificación y facilitan su detección. Según el Banco de España, incorporan características electromagnéticas y de lectura automática que son garantía de máxima seguridad.
El bolívar pesa más, tiene un diámetro mayor y su espesor también. El ciego lo distingue porque el euro tiene un canto estriado discontinuo. Es difícil que en condiciones normales uno pase por otro. Pero pasa, y por eso las autoridades españolas reinciden en advertir.
¿O acaso temen que así como la policía paraguaya el viernes pasado encontró allá en su frontera con Brasil un alijo de 25 toneladas de billetes de banco venezolanos (un caso misterioso en la espesura), a España puedan entrar containers de monedas bolivarianas que no valen nada pero que podrían inundar la península con su corazón de alpaca?