JORGE ALVARADO –

El mundo no será el mismo después de esta pandemia global, así como no fue lo mismo después de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos. Por ejemplo, viajar en avión, tren o incluso autobús, es una experiencia muy diferente a la de antaño y la única opción fue aceptarlo y acostumbrarnos.

En estos días escuchaba un representante de la firma de moda Carolina Herrera decir que estaban haciendo máscaras protectoras tipo N-95. Totto, marca reconocida por fabricar equipaje con una excelente relación precio/valor también esta re-direccionándose a producir elementos para protegernos del virus. Mercedes Benz esta fabricando respiradores, al igual que General Motors, y grandes fabricantes de bebidas alcohólicas están produciendo alcohol isopropílico para fabricar gel antibacterial y otros productos indispensables para la protección contra el Covid19. Como decía el sabio científico y filósofo contemporáneo: si del cielo te caen limones, aprende a hacer limonada.

Esta pandemia, como cualquier otro evento catastrófico, tiene consecuencias transformacionales para todos, tanto en lo personal/individual como para las organizaciones y las instituciones.

Las acciones de solidaridad vienen de los lugares menos esperados: Por ejemplo, Microsoft está poniendo licencias de su software de colaboración (Microsoft Teams) a disposición de empresas e instituciones sin costo durante seis meses. En el proceso de transformación digital, esto es solo un ejemplo puntual, pero también otras empresas están distribuyendo para sus usuarios algunos de sus productos de manera gratuita para habilitar los cambios que quieran realizar.

En Abbitec, empresa de integración tecnológica radicada en Colombia, brindamos servicios esenciales, ya que muchas de las tareas que realizamos son para apoyar a nuestros clientes en sectores como salud, banca y finanzas, alimentos y bebidas y educación, entre otros.

Nuestros colaboradores han estado disponibles para atender esas necesidades de transformación de nuestros clientes para que a su vez ellos logren atender mejor a suyos. Como ven, el cliente siempre está en nuestro foco, y atenderlo es nuestra prioridad.

La mayoría de nuestros compañeros está trabajando en aliviar la cotidianidad de los menos favorecidos. He visto casos de solidaridad en recolectar alimentos y productos de la canasta básica y los llevan a comunidades necesitadas. También otros colegas ayudando a otros profesionales para que a su vez ellos den soporte, por ejemplo a sus pacientes. Uno de los casos que más ha llamado mi atención fue ver a un compañero de trabajo compartiendo información de plataformas de colaboración y video-conferencia con un psicólogo amigo, quien a su vez dictaba terapias gratuitas a sus amigos exiliados que estaban grandemente impactados ya no solo por el exilio, sino también por la pandemia y sus consecuencias.

Siento una gran satisfacción cuando veo que juntos estamos aportando nuestro grano de arena para hacer más agradable esta nueva cotidianidad. Sabemos que tenemos las mejores soluciones para nuestros clientes, pero también se que tenemos la mejor gente caracterizada por su espíritu de trabajo, liderazgo, proactividad y sobre todo solidaridad con nuestro entorno.

Cuando situaciones de este estilo suceden y veo la evidencia de solidaridad y que el compartir prevalece, no me queda duda de que el mundo post Covid9 será un mundo mejor y les aseguro que no lo digo con “optimismo pendejo”, sino con la convicción de que así será. Es común, en escritos y tertulias, hablar del castigo divino que estamos padeciendo porque “el ser humano es malo”, pero la verdad es que los buenos son más, los solidarios son más; el ser humano esta lleno de defectos, pero también es un crisol de virtudes: Es bondadoso y solidario y es eso lo que siempre ha prevalecido a lo largo de la historia y les aseguro que seguirá prevaleciendo.

Han sucedido cosas terribles durante este proceso, pero… ¿Estamos conscientes de las cosas buenas que también suceden en este día a día? Hay miles de cosas que aprender de esta crisis y les aseguro que muchos vamos a aprovechar estos aprendizajes y salir fortalecidos.

La transformación digital es un imperativo y las organizaciones ya no pueden escoger cuándo hacerla, ya no hay excusas ni miedos que lo eviten, incluso la incompetencia tampoco será un impedimento. Los incompetentes serán atropellados, todos tendrán que abordarla de inmediato, sin dilación ni demora. Quienes no lo hagan, desaparecerán.

Debemos aprender a des-aprender para poder así aprender nuevas cosas.

Para 2022, las mascarillas y muchos de los equipos que usamos hoy día se habrán dejado de lado, y todo cambiará con la vacuna. Pero lo que no va a cambiar es la transformación digital. Nos quedarán las clases virtuales, la telemedicina, el teletrabajo y la inteligencia artificial. Los avances para la humanidad, en mi opinión, valdrán el precio del caos que originó la pandemia.

Jorge Alvarado, emprendedor venezolano, residente en Bogotá, Colombia.

 

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