OMAR PINEDA –
Horas antes de su concierto «Solo + Uno” en Barcelona“, Rafael El Pollo Brito y Robert Vilera se detuvieron un rato para conversar con periodistas venezolanos y confesarles que tocando y cantando es lo mejor que ellos pueden hacer ante la situación que atraviesa el país.
Llegaron cansados, sudados, pidiendo agua y saludando al estilo venezolano, usted sabe: el abrazo afectivo que nos damos en los felizaños. Rafael “El Pollo” Brito y el maestro Robert Vilera venían de abrirse paso entre gritos y banderas catalanas y españolas que tomaron el domingo a Barcelona.
Pero lo de ellos era celebrar un conversatorio de lo más instructivo y divertido. “La música es nuestra bandera”, dijo El Pollo para advertir a los periodistas venezolanos que respondieron a la cita en Cacao Bar, que no estaban en plan de hablar de Maduro, sino de la Venezuela que tanto el percusionista Robert Vilera como este músico multifacético, con sentido del humor y carisma, se limitaron a exhibir en su gira española «Solo + Uno» por Tenerife, Madrid y ahora en Barcelona, y que para ellos les bastó definir con un gerundio: cantando.
Resultó grato recorrer el tránsito de Rafael Brito por la música desde sus inicios como oboísta de la Orquesta Juvenil de Venezuela, para luego explorar y adueñarse del cuatro, la mandolina y la guitarra, lo que le valió destacarse en el Ensamble de Saúl Vera, Pabellón sin baranda, Ensamble Arcano y con Paul Desenne. A partir de entonces, se legitimó El Pollo Brito que pone a bailar a la gente en los conciertos y que ha servido de profesor de otros talentos, como los integrantes de C4 Trío.
La sorpresa para los asistentes fue Robert Vilera, dotado de una modestia de monje tibetano, pese a su rica trayectoria de 23 años en Miami como percusionista y arreglista musical de intérpretes de renombre como Shakira, Ricky Martin, Marc Anthony, Carlos Vives, Luis Enrique, Jennifer López, Alejandro Sanz, Gloria Estefan, Celia Cruz, Olga Tañón, La India, Luis Fonsi y un largo etcétera que lo ha hecho dirigir orquestas para ceremonias musicales televisadas, como los Latin Grammy y los premios Lo Nuestro. Pero cuyos orígenes musicales se encuentran en el famoso Sistema venezolano.
“Hay toda una riqueza musical en Venezuela que todavía permanece oculta; y lo digo porque cada vez conozco jóvenes talentosos que llegan a Miami en busca de una oportunidad, y cuando la pegan conocen el éxito”, explica este maestro, cazador de ritmos desconocidos que subyacen en tumbadoras, bongoes, tambores de Barlovento y timbales.
“La música cura el alma”, señaló Brito para encerrar con una sola frase la satisfacción que le proporciona su oficio, que de paso ha contaminado a sus cinco hijos, todos músicos profesionales. Mientras Vilera, creador de proyectos musicales, como Salserín, y director de sus propios grupos Three Jazz y Vilera Son, completa con otra frase que define mejor la labor del creador: “la música, como la buena comida, se cocina a fuego lento”.