VÍCTOR SUÁREZ –
“Venezuela: ¿Un Estado mafioso?” es el producto de una investigación realizada durante tres años por la organización InSight Crime en varios países latinoamericanos, la cual concluye en que el crimen organizado, la corrupción y el narcotráfico impregnan los más altos niveles del gobierno de Nicolás Maduro.
Al cognomento de Estado Fallido se le agrega ahora el de Estado Mafioso.
De lo primero, las pruebas abarrotan los archivos económicos, políticos y judiciales. De lo segundo se ha estado hablando bastante, sin que su tipificación haya cristalizado aún en su totalidad.
En este trabajo de 92 páginas (formato PDF), el Centro de Investigación de Crimen Organizado (InSight Crime) cree haber logrado una aproximación bastante precisa de la caracterización de Venezuela como estado dirigido por mafias, centralizadas o no, totalmente controladas o no, pero en todo caso impulsadas, financiadas y protegidas por el gobierno y las instituciones del Estado.
El 18 de mayo fue publicada la primera versión digital, en inglés y español.
¿Qué es un Estado Mafioso? Los responsables de la investigación (Jerry McDermott y Ronna Rízquez, co-director y editora en español) consideran que un buen punto de arranque para examinar el tema es un artículo del venezolano Moisés Naín (Mafia States) publicado en abril de 2012 en la revista Foreign Affairs, de la que fue director durante catorce años. En su libro Ilícito (2006) Naím ya prefiguraba su tesis de que los traficantes estaban (están) cambiando el mundo.
No existe una definición universalmente aceptada sobre el particular, pero en InSight Crime han recurrido a siete argumentos por los que piensan que Venezuela puede ser considerada como tal. Lo que les da pie para estudiar el fenómeno que ha llevado al país a convertirse en centro regional del crimen:
- Penetración del crimen organizado en altos niveles de las instituciones del Estado.
- Evidencia de cleptocracia.
- Delegación de poderes estatales a actores irregulares e ilegales.
- Crecimiento exponencial del crimen organizado venezolano.
- Altos índices de violencia por parte de actores estatales y no estatales.
- Exportación de la criminalidad.
- Acusaciones internacionales generalizadas de conducta criminal.
“El elemento más atemorizante fue descubrir hasta dónde llegaba el crimen organizado en Venezuela”, comentó McDermott en una sesión de Facebook Live.
En total son siete piezas de investigación periodística, que en su conjunto sirven para elaborar el perfil mafioso del Estado venezolano. Tres revisan el orden interno: “El cartel de los soles”, los “pranes” y los “colectivos”. Y cuatro establecen las relaciones y protagonismos en Colombia, El Salvador, Honduras y República Dominicana.
Sobre el narcotráfico en el régimen venezolano su pronóstico es terrible. “En Latinoamérica, es tradición que empresarios criminales en la forma de carteles se dediquen al narcotráfico. En Venezuela este se maneja desde el interior del gobierno, y si Nicolás Maduro gana otra vez las elecciones presidenciales, Venezuela afianzará su posición en el negocio global de cocaína”.
Y el CNE ha dicho que Maduro ha ganado las elecciones.
LOS SOLES
Al inicio de la investigación, InSight Crime poseía información que relacionaba a cerca de 20 funcionarios del gobierno venezolano con el tráfico de drogas, pero al finalizar la pesquisa la lista llegó a 123 nombres, todos con altas posiciones gubernamentales. Treinta de ellos están enumerados en uno de los capítulos de la investigación, dedicado al “Cartel de los Soles”.
Además, fueron identificadas 14 instituciones del Estado que han tenido o tienen en sus más altos cargos a personas involucradas en narcotráfico, lo cual es uno de los hallazgos más contundentes para calificar a Venezuela como un Estado Mafioso.
Tipifican al “Cartel de los Soles” como una estructura de narcotráfico integrada por militares y funcionarios venezolanos, quienes toman provecho de la “estructura pretoriana del Estado” para llevar a cabo el tráfico de drogas. Este cartel no es uno propiamente estructurado, detalló Jerry McDermott, sino que “es más una serie de redes criminales que en ocasiones pueden estar enfrentadas entre sí, pero todas comparten un aspecto en común: vínculos con altos miembros del régimen”.
No se trata de militares o de funcionarios que aceptan sobornos, sino que ya son parte del sistema con estructura, beneficio y mando.
Por supuesto aparece señalado Diosdado Cabello, hombre fuerte del régimen, pero sobre quien hasta ahora no se han encontrado pruebas, según InSight Crime. Sin embargo, con la influencia y poder que posee, asegura, “es imposible que no esté al tanto de la dinámica de tráfico de droga en el país”. Una fuente del Departamento de Justicia de Estados Unidos aseguró a InSight Crime que existe un caso abierto en su contra. Por haber informado sobre ello Cabello demandó (y perdió el caso) a The Wall Street Journal, y por haber reproducido lo que publicó el diario español ABC sobre el mismo tema Cabello también demandó a los medios venezolanos El Ncional, Tal Cual y LaPatilla.com.
La investigación de InSight Crime concluyó poco antes de que Diosdado Cabello, junto a su esposa y su testaferro mayor Rafael Sarría, resultara incluido en las listas negras del Departamento del Tesoro de EEUU (OFAC), noticia que se conoció justo el mismo día viernes 18 de mayo de 2018, fecha en que fue liberada la investigación de este caso criminal.
EXPORTACION CRIMINAL
Los editores de InSight Crime también valoraron el impacto de la criminalidad organizada venezolana en la región. Según sus investigaciones, Venezuela está exportando criminalidad a otros países, y Honduras es un ejemplo de relevancia tras el golpe de Estado a Manuel Zelaya en 2009. Una ruta aérea específica fue abierta entre estos dos países, la cual terminó convirtiéndose en una ruta para el tráfico de cocaína por evitar los radares de Colombia y Estados Unidos. La mayor parte de esa droga provenía de Venezuela. “Si había 100 [vuelos], probablemente 95 provenían de Venezuela”, dijo a InSight Crime un funcionario antinarcóticos.
República Dominicana es otro país que tiene relación con el crimen organizado venezolano. Entre 120 y 150 toneladas de cocaína pasan por su territorio al año, gran parte de la cual sale de las costas venezolanas. Los traficantes dominicanos han entrado a las grandes ligas. Hoy en día, los dominicanos están comprando cocaína en Venezuela, contratando a los venezolanos para hacer el peligroso viaje por el Caribe, y tomando el control directo de los cargamentos una vez llegan a la isla. Sin embargo, una fuente de los organismos de seguridad estadounidenses ubicados en el Caribe dijo a InSight Crime que “en realidad, venezolanos están en control de las principales organizaciones, orquestando el blanqueo de dinero, el tráfico de cocaína, el transporte e incluso la distribución”. Tal vez el más emblemático y reciente escándalo de la droga venezolana es el de los “narcosobrinos” de Cilia Flores, esposa de Nicolás Maduro. Francisco Flores de Freitas y Efraín Campos fueron condenados en noviembre de 2016 por un tribunal de Nueva York por conspirar para traficar 800 kilos de cocaína hacia Estados Unidos.
InSight Crime pronostica que República Dominicana se convertirá en un centro cosmopolita del narcotráfico, con una creciente presencia criminal venezolana.
En El Salvador, los acuerdos que llevaron a la creación de Petrocaribe se trocaron en fuente de corrupción pura, donde están involucrados el gobierno y el partido gobernante FMLN a través de la empresa Alba Petróleos, financiada por Pdvsa. Venta de armas a la guerrilla colombiana y tráfico de drogas aparecen en varios expedientes. El 21 de junio de 2017, 14 miembros del Congreso de Estados Unidos firmaron una carta solicitando al Departamento del Tesoro abrir una investigación en contra del presidente de Alba Petróleos, José Luis Merino (Comandante Ramiro) por “las asociaciones a largo plazo con redes criminales que están bajo investigación en Estados Unidos”.
PRANES
“Pran” es el jefe real del penal. Es una figura carcelaria que proliferó después de la creación del Ministerio para el Servicio Penitenciario. La ministra Iris Varela entregó poderes a los “pranes” para el control interno de las cárceles y así disminuir los motines y homicidios. Ello fue tan exitoso que la figura del “pran” ha excedido su dominio de las cárceles y ahora están involucrados en “megabandas” urbanas y hasta en el control de grupos de minería ilegal. Irónicamente, dice la prolija investgación de InSight Crime, el gobierno de los “pranes” parece ser más eficiente que el de Maduro: administran justicia con rapidez; y mientras que la comida escasea en los supermercados, los “pranes” parecen ser capaces de obtener todos los alimentos que necesitan.
El relato periodístico destaca las aventuras de Oriente, El Conejo, Wilmito y Fosforito.
COLECTIVOS
Los “colectivos” son pandillas criminales a las que el Estado delegó poderes en cuanto a control social a partir de 2002 cuando Hugo Chávez decidió preferirlos en lugar de los afanosos Círculos Bolivarianos. Comenzaron a recibir fondos y recursos estatales, incluyendo armas, y se les otorgó legitimidad y poder en sus áreas de influencia.
Los “colectivos” siguen desempeñando su papel tradicional como tropas de choque. Fueron desplegados contra la ola de protestas de 2017, usando gas lacrimógeno e incluso haciendo disparos de pistolas para disolver las protestas de la oposición. Pero los “colectivos” desprecian a Maduro, no le guardan fidelidad a un jefe sin carisma ni dinero.
Tras la quiebra del país, la renta del Gobierno les llega cada vez menos mediante pagos en efectivo, y más a través de concesiones, como la distribución de alimentos y medicinas. “Muchos de los que vendían drogas ahora se dedican al tráfico de alimentos. Es menos riesgoso y más rentable”, le dijo a InSight Crime un “colectivo crítico”.
En cuanto a ganancias ilegales, InSight Crime descubrió evidencias de participación en la venta y distribución de drogas, así como en la extorsión y los juegos de azar ilegales.
El análisis concluye en que la supervivencia de los “colectivos” depende de la supervivencia del régimen. Si el partido gobernante cae, señala, también desaparecerá el apoyo y la tolerancia de la que todavía disfrutan los “colectivos”, pues quedarán en una disyuntiva: disolverse, o transformarse en agrupaciones puramente criminales.
COLOMBIA
El caso colombiano es antiguo. Colombia y Venezuela han compartido la dinámica criminal durante décadas, dice el informe.
Colombia ha traficado cocaína por Venezuela, en su trayecto hacia los mercados de Estados Unidos y Europa; por su parte, la gasolina de contrabando de Venezuela ha fluido en la dirección contraria. Pero actualmente los vínculos criminales de ambos países son mucho más complejos y reflejan una simbiosis cada vez mayor. Son siameses criminales.
¿Podrían las elecciones presidenciales en Venezuela y Colombia cambiar esta situación?, se pregunta InSight Crime.
Las elecciones presidenciales en Venezuela se realizaron el 20 de mayo, y el Consejo Electoral declaró ganador a Nicolás Maduro. Las elecciones en Colombia se efectuarán el 27 de mayo, y se perfila Iván Duque (Centro Democrático) como ganador.
Dice InSight Crime que si los dos candidatos favoritos para ganar las próximas elecciones llegan al poder, la respuesta es un no categórico. “El presidente Maduro está buscando la reelección, y la balanza se inclina mucho a su favor, incluso suponiendo que no manipule abiertamente las votaciones. En Colombia, Iván Duque, apoyado por el expresidente Álvaro Uribe, está liderando las encuestas. Cuando se le preguntó en una entrevista por la situación en el Catatumbo, en la frontera con Venezuela, claramente reveló su actitud frente al país vecino: “Necesita seguridad, justicia e intervención de infraestructura, porque lo que hay es un corredor del narcotráfico auspiciado por el Cartel de los Soles, que está en la cabeza del gobierno de Venezuela. Voy a ir al Consejo de Seguridad de la ONU a denunciar lo que ocurre en la frontera con Colombia: es la anuencia de un gobierno que tiene estructuras de narcotráfico, valiéndose de un corredor de producción de cocaína””.
Nueva pregunta: ¿Qué podemos esperar para el resto de 2018? Respuesta: «Un aumento en el flujo de cocaína hacia Venezuela, dado que el cultivo de coca en Colombia sigue en aumento; un fortalecimiento de los grupos ilegales de Colombia en suelo venezolano; y el reclutamiento de los desesperados venezolanos por parte los grupos ilegales y el crimen organizado de Colombia que se enfrentan por la supervivencia, y a los cuales se les ofrecen pocas alternativas legales».
Todo esto se suma al fortalecimiento de las economías criminales a lo largo de la frontera, donde el crimen organizado transnacional echa raíces cada vez más profundas en esta atribulada región, concluye Insight Crime.
Víctor Suárez, es periodista venezolano. Escribe desde Madrid, España.
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