MARGOT DESAUTEZ/ DW
Numerosos venezolanos hacen escala en Lima donde recientes reformas migratorias facilitan su arribo. Según la Superintendencia de Migraciones, más de 100 mil venezolanos encontraron en el Perú un lugar para vivir
Huir resulta ser la única solución para miles de venezolanos que se oponen al régimen de Nicolás Maduro. Antes de arribar a Argentina, Brasil, Colombia, Chile o Ecuador, numerosos venezolanos hacen escala en la capital peruana, donde las recientes reformas migratorias facilitan su llegada. Según la Superintendencia Nacional de Migraciones, más de 100 mil venezolanos encontraron en el Perú un lugar para vivir. Esta ola migratoria pone a prueba la histórica fraternidad venezolano-peruana.
EL GRUPO DE LIMA Y SUS REPERCUSIONES
«Considerando la actual situación en Venezuela, mi gobierno ha decidido que la presencia del presidente Maduro en la VIII Cumbre de las Américas, ya no es bienvenida», tuiteó el presidente peruano, Pedro Pablo Kuczynski, hace unas semanas. Los próximos días 13 y 14 de abril, los catorce países del Grupo de Lima manifestarán su descontento respecto a la política de Nicolás Maduro, excluyéndolo de las negociaciones diplomáticas y comerciales continentales. La decisión de PPK posicionó al Perú como el líder regional de la estrategia de oposición a Maduro.
La aprobación del Permiso Temporal de Permanencia para los refugios venezolanos a principios de enero de 2017 regularizó la situación de miles de migrantes venezolanos, que pueden ahora trabajar legalmente, abrir una cuenta bancaria o alquilar un departamento durante un año en el Perú, antes de pedir el muy codiciado Carnet de Extranjería o de mudarse a otro país.
Una situación de la cual se felicita Martha Fernández, directora ejecutiva de la ONG Venezolanos en el Perú: «Estos programas permiten disminuir el número de trabajadores informales e impide que los empresarios se aprovechen de la situación de los inmigrantes. La mayoría de los venezolanos que llegan al Perú tienen menos de treinta años y el 60 por ciento de ellos son profesionales, muchas veces diplomados, que trabajan en comercios, en restaurantes, para conseguir dinero lo más rápidamente posible. (…) No se trata solamente de que el peruano acepte al venezolano, sino que también el venezolano se integre». Perú y Venezuela comparten una larga historia migratoria: más de 110 mil peruanos emigraron a Venezuela durante la dictadura fujimorista, hoy la inmigración va en la dirección contraria.
«EL SOCIALISMO NOS HA DIVIDIDO POR LA NECESIDAD»
El albergue de San Juan de Lurigancho, en las afueras de Lima, es un ejemplo de la solidaridad venezolano-peruana. En el local del empresario peruano René Cobeña, cuya capacidad inicial es de veinte personas, viven ahora más de 90 venezolanos. «La mayoría de los venezolanos han sido ayudados por peruanos. Todos conocemos este video viral del metropolitano limeño pero en la realidad la situación es muy diferente. La xenofobia hacia los venezolanos existe pero se limita a situaciones muy particulares, exacerbadas por los medios de comunicación», explica Julio, limeño desde hace cinco años.
La integración es aún más fácil para los venezolanos que deciden no vivir en la capital. Según Martha Fernández, el verdadero choque viene con la desilusión limeña. «Los venezolanos llegan aquí agobiados y muchas veces sin nada. Son impacientes, y les cuesta a los que tienen diplomas aceptar trabajos poco cualificados, es lo que suele pasar con cualquier migración forzada.
«Después de dos, tres meses en el Perú se oxigenan y regresan a la oficina siendo totalmente diferentes», agrega. Esta desilusión la experimentó Pablo, un expolicía que consiguió trabajo en una tienda de ropa y cumple un mes en Lima: «No pienso quedarme en Lima. La situación es muy diferente de lo que me imaginaba, aquí también está la delincuencia, la violencia, pero por ahora lo más importante es mandar dinero a mi familia». Si los barrios «chamos» se multiplican en la capital, todavía no se ha generado una verdadera comunidad venezolana. Iván, un mes en Lima, confiesa a DW: «En Venezuela la situación es tan difícil que, por necesidad, te vuelves individualista. Cuando llegas aquí te das cuenta de que no existe una verdadera ayuda mutua venezolana. Es el socialismo el que nos ha dividido».
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