Las políticas adelantadas por gobiernos y organizaciones internacionales sobre la crisis venezolana, por si solas, tenderían al fracaso, dice en artículo publicado por The New York Times el profesor de Sociología David Smilde, de la Universidad de Tulane, en Nueva Orleáns, EEUU.
“Sin embargo, señala, varias iniciativas desde varios frentes por parte de diferentes actores regionales podrían generar una red de compromiso efectivo y darles a los venezolanos el alivio que se merecen”.
El profesor Smilde, asesor principal de la Oficina de Washington para América Latina (WOLA, por sus siglas en inglés), fue invitado a testificar la semana pasada en una audiencia sobre Venezuela en el Comité de Relaciones Exteriores del Senado de Estados Unidos, en la cual presenció dos vertientes de la actual diplomacia estadounidense sobre Venezuela: quienes creen en la necesidad de una acción diplomática multilateral enérgica y quienes sugieren imponer más sanciones a los líderes del gobierno de Nicolás Maduro.
El senador republicano Marco Rubio, por ejemplo, considera que lo mejor que podría hacer Donald Trump es apoyar la solicitud del secretario general de la OEA, Luis Almagro, para activar la Carta Democrática Interamericana. Smilde apunta que “por desgracia, el programa estadounidense de sanciones unilaterales dirigidas a los funcionarios venezolanos hace más mal que bien” a una política efectiva.
“Aunque no hay duda de que estas sanciones envían una señal de que Estados Unidos está en contra de las violaciones a los derechos humanos, también van muy bien con las teorías de conspiración internacional (esgrimidas por) del gobierno de Nicolás Maduro. A pesar de la tan precaria situación social y económica de Venezuela, Maduro mantiene un sorprendente nivel de apoyo del 20 por ciento. Su núcleo se mantiene unido en parte por una ideología antiimperialista en la que Venezuela es la víctima de una conspiración encabezada por Estados Unidos, y las sanciones impuestas por este país le dan sustento a esta ideología.” “Al ser concebido e impuesto unilateralmente, el actual programa de sanciones no invita a los aliados regionales a unírsele a Estados Unidos. Al contrario: dificulta que hagan algo por Venezuela”.
Ante el Comité senatorial Smilde recordó que Venezuela ha sido el tema central de su actividad profesional durante los últimos veinticinco años. Primero estuvo en ese país en 1992, año del fallido golpe de Estado de Hugo Chávez, con el propósito de hacer una investigación para su tesis universitaria, y desde entonces ha estado escribiendo sobre Venezuela. En su intervención señaló que éste ha sido un tema de intenso interés personal. “En Venezuela formé a mi familia, crié a mis hijos y pasé catorce de los últimos veinticinco años. Muchos de mis amigos más cercanos y colegas más valiosos están en Venezuela”.
El profesor Smilde imparte cursos universitarios de Teoría Social, Movilidad social en América Latina y Sociología política, en la Universidad de Tulane. Además, junto con el profesor Daniel Hellinder, editó el libro “Democracia Bolivariana en Venezuela”, publicado por Duke University Press en 2011.
¿A dónde nos lleva esto?, se pregunta en su ensayo en The New York Times.
“El destello de acuerdo de la semana pasada sobre la necesidad de una diplomacia enérgica de EEUU para apoyar las estrategias multilaterales orientadas hacia Venezuela es prometedor. Sin embargo, incluso si la nueva administración de Trump no muestra estar interesada, otros líderes de la región deberían aprovechar la oportunidad.”
Argumenta: Mercosur ya ha demostrado voluntad para cuestionar el récord democrático de Venezuela, privándola eficazmente de contar con todos los beneficios de la membresía. Mercosur tiene una cláusula democrática con el propósito de proteger los derechos humanos que aún se podría aplicar. Hasta ahora, la Unión de Naciones Suramericanas ha demostrado más interés en proteger a los gobiernos miembros que a los ciudadanos de dichos países. No obstante, un nuevo secretario general podría reflejar la mayor diversidad política del continente y presionar con mayor fuerza al gobierno de Maduro en nombre de los venezolanos. Naciones Unidas también podría desempeñar un papel importante. El secretario general António Guterres podría designar a un representante especial para Venezuela. Por último, la publicidad adversa que ha recibido el Vaticano en relación con el fallido diálogo de octubre y noviembre es engañosa. El diálogo siempre es un estira y afloja y siempre parece ingenuo hasta que funciona.
COLOQUIO EN WASHINGTON
Venezuela, democracia en espera
Ponentes:
David Smilde, profesor de Sociología de la Universidad de Tulane
Iñaki Sagarzazu, profesor de Ciencia Política en la Universidad Tecnológica de Houston
Lunes 13 de marzo, de 12:30 a 14:00 (GMT-4) – Washington Office on Latin America WOLA, 1666 Connecticut Avenue, Suite 400, Washington, DC 20009
La discusión se llevará a cabo en inglés y será transmitida en vivo en www.wola.org.
Artículo completo de David Smilde en The New Times (en español)
Texto de la intervención del profesor Smilde en el Senado de EEUU (en inglés)