VÍCTOR SUÁREZ –
Los migrantes venezolanos en Chile, ante la situación de explosión social que vive el país austral desde octubre pasado, juegan a lo seguro, se exponen poco, son cautos ante el proceso constituyente que se iniciará el 26 abril con la realización de un plebiscito para decidir sobre una nueva carta magna, y se repliegan ante las manifestaciones de protesta, a las que consideran violentas. Ya se han visto en ese espejo, y precisamente por ello se encuentran allí.
Un estudio publicado el martes 28-1-20 («Inmigrantes y el conflicto social en Chile«, del Centro Nacional de Estudios Migratorios –Cenem- de la Universidad de Talca), señala que la percepción, la conducta y las expectativas de los migrantes venezolanos ante la crisis social difieren significativamente de las del resto de las comunidades extranjeras residentes en el país.
El director del estudio, Medardo Aguirre, explicó que “esta singularidad venezolana se debe a la convulsa situación en su país de origen”.
LA COLONIA MÁS NUMEROSA
Según datos oficiales de diciembre 2018, un millón 251 mil 225 extranjeros residen en Chile, de los cuales 23 por ciento son de origen venezolano. Es la mayor comunidad foránea, por encima de los procedentes de (orden descendente) Perú, Haití, Colombia y Bolivia. En el censo de población están registrados 288.293 venezolanos.
El objetivo del estudio de Cenem, con trabajo de campo realizado entre diciembre y enero en la región metropolitana de Santiago, que congrega una población de 7 millones de habitantes, supone un análisis de la percepción de los inmigrantes respecto al conflicto social chileno, que comenzó hace poco más de 100 días.
Las autoridades han constatado que en esa fecha se produjo un flujo migratorio negativo de 6.976 personas, de un pico positivo en marzo que alcanzó a 53.451 personas. Cuando el saldo migratorio es negativo, la población disminuye y hay más emigrantes que inmigrantes. La tendencia a la baja comenzó a manifestarse en julio, agosto y septiembre del año pasado.
Los entrevistados cara a cara en número de 623 debieron documentar antes que han estado viviendo en Chile al menos durante los últimos seis meses.
El estudio constató que 34% de los venezolanos apoya el movimiento social, mientras que el porcentaje sube en otras nacionalidades (Perú 48.5%, Colombia 54.4%, Haití 50.8%). En tanto, su grado de participación en las protestas (marchas, concentraciones, cacerolazos) se reduce a la mitad: 16.8%.
La baja participación relativa en los movimientos sociales y en las protestas que le son afines, se refleja en la intención de votar o no en el plebiscito programado para abril de este año. Mientras la media de los inmigrantes con intención de votar se sitúa en 68.1% (el mayor porcentaje corresponde a los peruanos con 75.7% de los consultados), en el caso de los venezolanos la cifra se sitúa en 58.7%. Quieren pero no pueden.
Existe un acusado desnivel en cuanto al número de venezolanos habilitados para sufragar, aun cuando es la colonia más numerosa. En el Registro Electoral se encuentran 303.633 extranjeros, de los cuales apenas el 1.3% son venezolanos (3.906). Ello contrasta, por ejemplo, con el caso de los peruanos, que son casi el 40% de los extranjeros habilitados (121.073).
La presencia del migrante venezolano en Chile es mucho más reciente, con oleadas crecientes que han ocurrido en los tres últimos años.
Una cuarta parte de los extranjeros podrá votar. Según el estudio, el 66 % de los encuestados declaró que deberían ser considerados para el plebiscito constitucional del próximo 26 de abril. Cuando le preguntan a los venezolanos si cree que es necesario que los ciudadanos de origen extranjero sean partícipes del proceso constituyente, 51.5 % declara que sí y 24,5% dice que no. Pero los peruanos lo afirman en un 78.7%.
Una vez aparece lo de la singularidad venezolana que menciona el profesor Aguirre, que además es director del Cenem. En muchos migrantes venezolanos está muy presente que una de las espitas que inició el deslave nacional, fue precisamente la instalación de un proceso constituyente en el año 2000.
RAZONES PARA MIGRAR Y CONTINUAR ALLÍ
En general, a los inmigrantes lo que está sucediendo en Chile no les hace mucha gracia. A 51.2% les produce tristeza y temor, y a menos de 10% les augura esperanza o les motiva alegría.
El estudio pregunta: ¿Cuál es su proyección migratoria? 52.7% piensa permanecer en Chile. 16.2% migraría a otro suelo. 13.3% piensa en regresar a sus patrias. En la presentación de los datos del sondeo, no se discriminan las respuestas por país de origen.
Cuando inquiere: si hubiese comenzado el conflicto social antes de migrar, ¿elegiría igualmente a Chile como destino?, una mayoría de 67.6% ha dicho que no.
Este detalle le merece una reflexión al profesor Medardo Aguirre, director del Cenem. Los inmigrantes plantean que se quedarán en Chile, sin embargo ante el estallido social hubieran preferido no venir. «Las razones principales para estar en Chile tienen relación con el empleo y la seguridad social; y el tema del desempleo será un problema, pues se espera que las cifras estén en el orden del 10 % o más, y eso afecta justamente en los sectores que ellos trabajan: servicios, hotelería y construcción», sentenció el académico. Sin embargo, «si encuentran trabajo en Chile, traen a su familia o la generan aquí, se quedarán. Hoy día ya nadie puede decir que somos un oasis pero no hay países en la región con condiciones excepcionalmente mejores».