Borges, el premio Sájarov y los troles cooperantes

Borges, el premio Sájarov y los troles cooperantes
Premio Sájarov en Estrasburgo - Julio Borges y Antonio Ledezma firman el libro de los grandes acontecimientos del Parlamento Europeo, en presencia de su presidente Antonio Tajani.
CHIPILO PULIDO –

En ciertas páginas Facebook (algunas manejadas probablemente por agentes cubanos o patriotas cooperantes vestidos de radicales) se acusa sin pruebas a Julio Borges y a Antonio Ledezma como individuos corruptos. Con más ahínco cuando se trata de Borges y de las cabezas más visibles del sector de la oposición que reivindica la ruta constitucional, pacífica, democrática y electoral.
Desde esas páginas se hace un ataque sistemático, regular, miserable e incendiario contra los variados líderes de la oposición. No todos los dirigentes de la oposición merecen un elogio pero la gran mayoría son líderes honestos tratados de manera exageradamente desconsiderada e injusta por este ejército de «Madurotroles».
Son páginas que solamente existen para cultivar el odio hacia la alternativa democrática en general y la nuestra de Francia en particular, en donde no se salva casi nadie. La figura de «trol cooperante» la tienen y practican unos internautas con una específica función política: denigrar y estropear cualquier intento de debate contradictorio serio sobre los errores, aciertos y estrategia de la oposición.
Para que un «trol cooperante» pueda obtener comentarios cómplices y la aceptación de sus ataques injuriosos, hace falta inventar, asimilar y estigmatizar las acciones de estos dirigentes opositores como un comportamiento inmoral, como ha sido el caso reciente del desplazamiento de Borges y Ledezma al Parlamento Europeo. Una vez puesto a correr el infundado rumor de envilecimiento, el linchamiento mediático se pone en movimiento. El rol de «trol cooperante» consiste en alimentar una radicalización de los usuarios de internet y cultivar una banalización de la agresividad con frases lapidarias desprovistas de cualquier razonamiento. De esa manera se impide lo que el científico social Romain Badouard denomina «la materialización de un ideal deliberativo». En otras palabras, el «trol cooperante» interviene en la conversación en línea para eliminar o degradar un debate e impedir que éste llegue a ser constructivo y transformar el intercambio de ideas en una batalla de insultos que provoca como resultado un alejamiento del ciudadano «ordinario» de la actualidad, del interés general y un apaciguamiento de su compromiso ciudadano.

EL ROL DEL TROL
Una de las tareas del «trol cooperante» es crear espacios en las redes que puedan controlar a su antojo, administrando una línea editorial que produce y tolera solamente un charloteo en donde el alimento principal son los rumores. Alrededor suyo permite y busca federar una minoría activa que se expresan con los mismos códigos y temáticas recurrentes que promocionan la antipolítica y brutalizan el debate. Los argumentos son remplazados por los insultos: «Borges sapo», » Borges comunista», «Borges ladrón» y hasta «Borges nazi». El administrador del espacio se convierte en un «trol» de esa forma de interlocución que aporrea la inteligencia. Su objetivo es confundir con ofensas, rumores, agravios, mentiras. De allí su rol activo de «trol» y simultáneamente de «cooperante» al buscar con un lenguaje malsonante, aumentar el disgusto hacia «la política», que es una de las maneras más eficientes de permanencia en el poder de la cúpula chavista.
Borges viene al Parlamento Europeo en Estrasburgo a retirar el premio Sájarov a la libertad de conciencia otorgado a la oposición democrática de Venezuela e inmediatamente en un muro de Facebook en Francia, aparece la tendenciosa pregunta: ¿y de dónde saca Borges el dinero para viajar? A renglón seguido, las mismas personas sin avanzar pruebas, desarrollan una campaña señalando a los dirigentes invitados por el parlamento europeo, de corruptos.
Y por supuesto, para los rumores y las mentiras, siempre debe haber un fondo de realismo, elemento indispensable para construir la falacia. Lo ideal para sembrar la duda en el espíritu de la gente es una pequeña dosis de verdad. Para poder viajar es necesario comprar un billete de avión y reservar un hotel. De allí la pregunta tendenciosa: ¿y de dónde salió el dinero para financiar el viaje? No demuestran nada. No aportan pruebas para comprobar la supuesta corruptela, pero, a partir de allí, se desata la secuencia y la intensidad difamatoria.
El propósito es presentar a Borges como el «alter ego» de Diosdado Cabello, usando la frase lapidaria que vomitan en permanencia «todos los políticos son vendidos.»
A LA OPOSICIÓN, CON MÁS RABIA
La línea de protección, el subterfugio imparable es atacar al gobierno al mismo tiempo que atacan a la oposición (a ésta con mucho más rabia). Habilitan una cobertura de radicalismo y de resistencia activa (?) en dirección del poder para trasmitir y ampararse de una cierta credibilidad. De todas formas, ellos saben muy bien que el poder chavista se encuentra tan desprestigiado que criticarlo es una fórmula fácil que refuerza el ardid y facilita la miserable astucia de lanzar rumores contra el presidente del parlamento venezolano. Sólo buscan ofender, desprestigiar y destruir la honorabilidad de personas que han sido encarceladas o agredidas físicamente. La razón nunca aparece como elemento explicativo de lo fáctico.
Los «troles cooperantes» dicen: los políticos del gobierno son ladrones. Pero también lo son, tanto o más, los políticos de la oposición e insisten en lo segundo con sospechosa vehemencia. Objetivo: sembrar desaliento y colaborar con una de las mejores estrategias que tiene hoy el poder chavista, a saber, fomentar la antipolítica y el abstencionismo. Un testaferro del gobierno se roba 2 mil millones de dólares que deposita en un banco de Andorra y no dicen nada o poco sobre esta suma de dinero. En cambio a Borges lo incriminan con una lluvia de improperios por no explicar con cuál dinero él compró un billete de avión para venir a la invitación del Parlamento Europeo en visita oficial. Saquen ustedes sus propias conclusiones.
En el exterior las redes tienen un impacto muy importante y a veces veo con cierta desolación que gente conocida y estimada se deje engatusar por una prédica que poco o nada tiene que ver con la formulación de críticas racionales y serias hacia el desempeño político de los líderes opositores.

TROLES BIEN ENTRENADOS
No puedo dejar de pensar en el elevado grado de maldad y/o imbecilidad que los habita. Y no es solamente un problema de ausencia de razonamiento político crítico. Me temo que tanta regularidad difamatoria coloca a estos individuos sospechosos en el rol cercano de los patriotas cooperantes. Dejo de lado la categoría de las personas ingenuas para quienes los hechos tangibles y la complejidad de la praxis política son borrados por la preeminencia de las emociones instrumentalizadas por la aparición de un ejército de «troles cooperantes» entrenados por los agentes del castrismo implantados en Venezuela. Estas personas, bien entrenadas, tienen como único objetivo ampliar y explotar nuestros propios errores en base a la propagación de mentiras. Nunca antes había visto un grupo actuar de esa manera en el suelo francés. Para ellos, Maduro no es el principal adversario pero nosotros, en cambio, sí somos considerados como enemigos.
Además de corruptos, los líderes de la oposición son ahora acusados de comunistas y de nazis (!). Si, así como lo leen, nazis y comunistas que es casi lo mismo. Los nazis inventaron los campos de exterminación y los bolcheviques, antes que aquellos, el gulag. Y para estos individuos tan activos en las redes, nuestros dirigentes son retoños tropicalizados de esos tiempos oscuros de la barbarie totalitaria. Casualmente, la misma imagen de la oposición que fomenta el chavismo entre sus seguidores más fanáticos.

FRANCIA, DIÁLOGO POR VENEZUELA
Convencido estoy que el único propósito de estos individuos en Francia y en otras latitudes, es querer fracturar y dividir la oposición que, mal que bien, ha logrado mantenerse unida en muchas ciudades del mundo. No obstante, les cuesta un tanto propagar su odio, sembrar y difundir falsos rumores debido a una razón muy simple y expresada con humildad: nuestro grupo en Francia tiene un cierto capital de simpatía ciudadana obtenido a base de trabajo y de iniciativas concretas.
Basta con mirar en la página de la asociación «Diálogo por Venezuela-Francia» y ver la trayectoria ciudadana de 16 años de iniciativas. Un equipo amplio, plural y generoso, que ha demostrado a lo largo de estos años modos solidarios de existir como un grupo humano en conexión con la Venezuela territorial desfigurada por 19 años de implantación totalitaria.
En Francia hemos inventado, como otros lo han hecho en otros lugares del planeta, variadas formas de iniciativas ciudadana. Los encuentros asociativos han sido numerosos. Hemos utilizado con imaginación y astucia las redes sociales como vector de acercamiento y trabajo en equipo. Con un estricto apego a las normas y una comprensión rápida de las oportunidades que ofrecen los países en donde se rehacen nuestras vidas, hemos sabido utilizar los espacios públicos para la realización de manifestaciones políticas y culturales. Hemos ido al encuentro de la prensa, la radio, la televisión, el parlamento, los partidos y las organizaciones no gubernamentales con el objeto de informar en el exterior acerca de la crisis sin precedentes en que se encuentra sumida Venezuela.
Yo sé lo difícil que es en estos tiempos de traversée du désert, preservar una cierta forma de convivencia política y humana, pero hay que hacer lo posible para no perderla. Estas palabras son una invitación a defender la necesidad de impedir que en Francia el verbo ofensivo y de desprecio, ganen terreno entre nosotros y terminen por alimentar la antipolítica que parece volver por sus fueros y que tanto daño ha producido como método para sembrar desaliento e indiferencia entre nosotros.

TROLES EN FRANCIA
No me gusta para nada que un cierto espíritu y manera de actuar virulento, injurioso y de descalificación verbal e irresponsable, se incruste en París. En Francia han aparecido personas que son unos eficientes troles de la maldad política y en el manejo de la mentira. Con frecuencia se dicen «apolíticos» y manifiestan un apego inusitado a causas humanitarias, pero dedican buena parte de su energía a brutalizar el debate público en las redes con una violencia expresiva lapidaria que pone en tela de juicio la supuesta alma humanitaria que profesan.
De hecho, el pretexto “humanitario” parece haberse convertido en algunos casos, en una máscara que oculta las verdaderas intenciones de fragilizar y desviar la acción ciudadana del necesario enfrentamiento político con un régimen ignominioso que asfixia la democracia en Venezuela.
Lo sospechoso es la construcción de una narrativa que intenta disociar lo humanitario de lo político. Despolitizar esos eventos y más aún, desde la búsqueda de la noble y pertinente ayuda humanitaria, desprestigiar «la política» que por estos tiempos y gracias a nuestros propios errores, anda cabizbaja y fracturada en su necesaria unidad.

TROLES PARA LA DISCORDIA
Azuzar las pasiones del odio y la división, es una narrativa que le conviene al poder. En eso anda esta nueva especie de «troles cooperantes» que busca obtener una respuesta emocional negativa de los expatriados venezolanos en las redes, con el único fin de producir discordia entre nosotros.
No se trata pues, de simples inventos rocambolescos, son en realidad verdaderas campañas de rumores y desinformación promovidas desde espacios virtuales que tienen como único objetivo intoxicar y provocar postración frente al régimen.
Como bien lo apunta Carolina Jaimes Branger y a manera de conclusión: «El país nos necesita llenos de adrenalina para la lucha: no permitamos que las informaciones falsas nos abatan.»
(Dedico este texto a Tomás Páez por su noble y eficiente trabajo de proponer un debate reflexivo y de altura sobre el rol pasado, presente y futuro de la diáspora venezolana.)
Feliz año 2018 a todos mis amigos en Venezuela, en Francia y en el mundo.
Chipilo Pulido, sociólogo venezolano. Escribe desde París, Francia.

 

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