SEBASTIÁN DE LA NUEZ –
El escritor trujillano Ednodio Quintero hace un recorrido por España para promocionar su novela El amor es más frío que la muerte y este domingo estuvo en Madrid, charlando y firmando
“Quizás lo que yo busco en la escritura es dejar que la conciencia hable”, ha dicho Ednodio Quintero en alguna ocasión para un periódico español.
Este domingo 7 de mayo, soleado como si Madrid se encontrara en una fosa caribeña, se sentaron Karina Sáinz Borgo, periodista (Vozpópuli), y Ednodio Quintero, escritor, en una estrecha salita llena de gente en lo altos de una librería que pertenece a la dinastía Trueba y se llama La Buena Vida, calle Vergara, cerquita del Teatro Real. Sáinz Borgo y Quintero abordaron los temas que están en la literatura de él, por lo general asediados o derivados de lo onírico.
Quintero comienza a hablar bajito y poco se le entiende, pero luego, cuando toma confianza, a medida que pisa el terreno de sus lecturas queridas, de sus referencias inestimables que van de Beckett a la cantante islandesa Bjork, no es preciso halarle mucho de la lengua y contesta con precisión a las preguntas de su interlocutora y del público, sin perder el hilo de su discurso, que tiene siempre un aliento de irrealidad.
Esta reunión forma parte de un periplo por España, de la mano de sus promotores locales, Editorial Candaya, para presentar su libro El amor es más frío que la muerte.
Ednodio Quintero es la ciudad de Mérida en los Andes venezolanos. No es que se le parezca; la encarna. Mérida vive un clima bucólico aun cuando ahora esté crispada como el resto del país. Es un estado marcado por la impronta española al cual llegas y te dan ganas de recostarte un rato, dejándote llevar por cierta ensoñación, a la sombra de un bucare, cerca del río Chama. Los parajes dan la pauta.
Así se imagina uno a Ednodio Quintero mientras relata su anécdota con Juan Rulfo o Karina Sáinz hace referencias a libros anteriores suyos donde el limbo, el tiempo o los animales han sido elementos claves.
Que nadie crea, sin embargo, que EQ vive meramente la irrealidad. Desde hace tiempo le vio el hocico al golpismo militarista que ahora sufre el país al mostrar su vocación criminal. Sin embargo, tampoco sabe cómo reaccionar desde lo literario ante este tiempo histórico en retroceso; no es lo suyo pero, en cualquier caso, de alguna manera lo afecta y lo marca. Las primeras líneas de El amor es más frío que la muerte lo delatan: “Yo venía huyendo de la peste negra que se había ensañado en el aire, las aguas, los pastos, las bestias y la gente de mi país natal”.
Este recorrido por España no es exactamente una huida; simplemente prosigue su acercamiento al mundo. Tokio siempre le ha fascinado. Costa de Marfil le dejó una lengua. En España él ha sembrado ya, de la mano de Candaya, cuatro títulos.