JOSÉ ALBERTO OLIVAR –

A nuestro modo de ver la más reciente reforma curricular en Educación Secundaria en Venezuela, no es más que otra fase del cerco ideológico sobre la sociedad venezolana que viene implementándose desde el acceso de Hugo Chávez a la Presidencia de la República en 1999.

A partir de 1999 con el arribo de un militar a la Primera Magistratura Nacional ataviado de un efusivo discurso nacionalista, algunas voces interesadas justificaron que adquiriese relevancia en la formación de los jóvenes estudiantes la promoción de la identidad nacional, el respeto a los símbolos patrios y el orgullo hacia la venezolanidad. E incluso, se llegó a afirmar que la Instrucción Premilitar –impartida en algunos liceos desde 1982– podía contribuir como herramienta de apoyo para mejorar la disciplina de los adolescentes.

De ahí que no causase mayor extrañeza la aprobación de una resolución conjunta del Ministerio de Educación y el Ministerio de la Defensa el 22 de junio de 1999 que extendió el programa de Instrucción Premilitar a todo el país. Sin embargo, resultó llamativa la incorporación de un contenido alusivo al proceso constituyente que por entonces se encontraba en desarrollo.

A medida que las tensiones políticas se agudizaron entre 2001 y 2004, sobre todo luego de los favorables resultados que obtuvo el gobierno de Chávez tanto en el referéndum revocatorio de agosto de ese año y las subsiguientes elecciones de gobernadores y alcaldes, llevaron a este a tomar la decisión de proceder a profundizar y acelerar su proyecto político y hegemónico.

Esto involucraba una ofensiva ideológica sobre el ámbito educativo. En efecto, tres de los objetivos específicos de la nueva estrategia militar nacional impulsada por Chávez desde 2004, establecían:

  • Educar a la población en los principios militares de disciplina, amor a la patria y obediencia.
  • Profundizar la educación premilitar en los diferentes niveles de educación y misiones.
  • Educar, concienciar y sensibilizar la unidad cívica-militar para la defensa de la nación.

Nótese cómo se pretendía ampliar la cobertura de la instrucción premilitar, con el fin de atraer a la juventud esparcida en aulas, laboratorios, talleres y bibliotecas de liceos y universidades nacionales, para convertirlos en potenciales soldados de la revolución. Esto se adecua al modelo cubano de guerra de todo el pueblo que comprende una estructura organizativa de carácter civil y militar en el que opera una sección de jóvenes entrenados en el concepto revolucionario de milicias juveniles.

El resultado final lo constituyó la puesta en vigencia de un nuevo diseño curricular a partir de año escolar 2015-2016 en Educación Media o Secundaria que estableció modificaciones profundas en las asignaturas que cursarían en adelante los jóvenes adolescentes. Una de las nuevas áreas de formación previstas en el nuevo currículo se denominaba Memoria, Territorio y Ciudadanía.

No obstante, la designación en enero de 2017 de Elías Jaua Milano al frente del Ministerio de Educación, quien representa uno de los principales epígonos ideológicos y burocráticos de los gobiernos de Chávez y Maduro, tuvo como finalidad orquestar las correcciones en el inicial diseño curricular y corregir algunas omisiones referidas al contenido que formaba parte de la asignatura Instrucción Premilitar. Ello fue aprovechado para incluir una nueva área intitulada Formación para la Soberanía Nacional. Significaba esto un nuevo triunfo en la tendencia militarista que ha venido tomando mucha fuerza desde 2013 luego de la muerte de Chávez y el acceso de Nicolás Maduro a la presidencia.

Así pues, la nueva área de formación fue ubicada dentro la secuencia del plan de estudios, dirigida a los estudiantes del cuarto y quinto año de Educación Media General que en promedio tienen una edad de diecisiete años y dieciocho años, respectivamente. En el programa del área de marras están presentes contenidos relacionados con el Nuevo Pensamiento Militar Venezolano, la unión cívico-militar, el modelo económico socialista, las organizaciones del poder popular y su relación con la FANB, entre otras premisas oficialistas.

De todo esto se desprende que la mira nada velada de la nueva área de Formación para la Soberanía Nacional encierra la militarización de la sociedad, mediante la consecución de tres objetivos en el corto, mediano y largo plazo: 1° Preparar cuadros revolucionarios de relevo extraídos de entre los estudiantes de Educación Media; 2° Alinear a la población al concepto de guerra de todo el pueblo que implica convertir a los ciudadanos en soldados obedientes de la revolución, y 3° Reducir al potencial enemigo interno que se encuentre desperdigado en el conjunto de la población.

José Alberto Olivar, historiador venezolano, profesor Asociado del Departamento de Ciencias Sociales USB – Caracas

 

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