VÍCTOR SUÁREZ –
El antiguo periodista Martín Pacheco, a salvo ya de un contagio leve de covid-19 que afectó a todo el personal del consulado de Maduro en Vigo (Galicia, España), viajó el martes 27 de abril hasta La Coruña. Fue al puerto con su tropa y protagonizó un acto que llamó de “rescate de la soberanía nacional”.
Subió a la popa del barco pesquero Brago e izó una pequeña bandera venezolana. Esa embarcación había estado bajo embargo preventivo de los tribunales mercantiles y bajo custodia de las autoridades portuarias españolas desde hace unos seis años.
Inmediatamente una breve pieza de video fue distribuida por la embajada de Maduro en Madrid, y replicada en todos los medios oficiales venezolanos. Aparece Pacheco halando el cordel (un mecate de plástico), y de prisa en el vulgo memorioso reaparecieron las imágenes del aquel jefe de prensa de Miraflores, en posición de tácito supino, sirviéndole café a su comandante Chávez.
Pacheco fue combativo periodista entre 1963 y 1998 (35 años), pero a partir de allí se convirtió en lo contrario (22 años). En esa nueva vida, ha sido enviado consular en las antillas holandesas, en Boston y desde 2017 en Vigo, donde hace yunta con el exministro Francisco de Asís Sesto Novas (alias Farruco).
El asunto es lo que dijo Pacheco en el momento de tomar posesión de ese pesquero de origen incierto y servicios fantasmales. Y lo que no dijo, ejemplo de simulación u ocultamiento.
-Fue recuperado luego de años de controversia legal, dijo Pacheco en medio de una ventolera que se llevaba su alocución.
No especificó cuánto pagó Venezuela por “el rescate” del barco, por la indemnización a su dueña original, los costos de atraque prolongado, servicios y suministros, mantenimiento y modernización tecnológica en dique seco, abogados, impuestos nacionales, tasas portuarias… Tampoco dijo cuánto pagó el país al adquirirlo a un propietario cuestionado y sí sabían de antemano los comisionistas compradores que el barco se encontraba en litigio peligroso.
QUÉ TE PASA MOUSSA,
MOUSSA QUE TE PASA…
Se llamaba Moussa cuando fue construido en 2005 en el astillero La Parrilla, en Muros de Nalón, Asturias.
Se llamaba Moussa porque lo encargó la armadora marroquí Aicha Moussa Abouko. Pro nunca le fue entregado y nunca le devolvieron el dinero que había adelantado. Según sus denuncias en tribunales, fue vendido ilegalmente mediante documentación falsa a la empresa norteamericana North Sea Investiments LLC y luego registrado en Belice en 2007, bajo el nombre de Brago.
Es un buque de pesca con casco de acero, de 26 metros de eslora y 7 metros de manga, equipado para faenar al arrastre.
En 2010, la cubano-venezolana Empresa Socialista Pesquera Industrial del Alba (Pescalba) lo adquirió por una cantidad desconocida. Según la dueña primigenia el precio de construcción del barco era de poco más de un millón de euros, puesto que había adelantado 423.000 (40% del contrato).
En la documentación generada por el gobierno venezolano no aparece North Sea Investments sino una empresa de nombre Posadas, radicada en Washington DC.
EN SU FUENTE PREFERIDA
Si Pachequito hubiera seguido siendo periodista, en lugar de encubrir a los timadores, habría realizado una entrevista de este tenor:
2009
-Señora Moussa, ¿por qué llora tanto?
-Me he quedado sin barco y sin dinero, mi única esperanza en estos momentos, en 2009, es que algún juez me devuelva lo que es mío.
-¿Cómo fue eso?
-Contraté su construcción en 2005 al astillero La Parrilla, aquí en Asturias. Como adelanto, pagué en cuatro cuotas 423 mil euros, los ahorros de toda mi vida. Ay, Dios, mi marido me va a matar, me está esperando en Marrakech.
-Cálmese, ¿qué pasó luego?
-Me comprometí a depositar como garantía en una cuenta bancaria convenida una carta de crédito por importe suficiente para pagar el barco. Y estoy en manos del banco y de estos señores de La Parrilla. Ese otro dinero quedó inmovilizado porque el banco exige documentos oficiales del avance de las obras y estos nunca han llegado a mí… Me engatusaron para ganar tiempo, vender el barco y dejarme con la burka al aire.
-¿Qué le dicen en los tribunales?
-El primer capítulo judicial se saldó de forma contraria a mis intereses, y el juez remitió el caso a la vía civil.
-Se le ve muy afectada?
En demasía. La Hacienda marroquí va contra mí porque no puedo justificar la salida de capitales del país y el Ministerio de Pesca está a punto de quitarnos la licencia de pesca por falta de actividad. Estoy desolada, ya no sé a quién pedir ayuda.
2011
-Doña Moussa, la veo seis años después, de nuevo en los tribunales asturianos. ¿Cómo va lo suyo?
-Me han dejado sin dinero, sin barco, con mis propiedades hipotecadas y en problemas con la justicia de mi país. Mi barco ha vuelto a cambiar de dueño. Lo han comprado los venezolanos, ahora le llaman Brago.
-¿Otra venta?
– Primero paró en las islas Belice, fue vendido con la falsificación de mi firma y con el procedimiento irregular de que la Capitanía Marítima admitió la operación sólo con un fax enviado desde el astillero. No sé en qué condiciones lo volvieron a vender a unos pesqueros llamados Pescalba.
-¿Cómo va con los tribunales?
-He presentado una doble denuncia ante los juzgados. Una contra la Capitanía Marítima por haber autorizado una venta basada en documentación irregular. La segunda querella criminal va contra Basilio Menéndez Fidalgo, el armador de La Parrilla, por apropiación indebida y falsedad en documento privado. ¿Cómo alguien puede creer que yo voy a regalar ese dinero y además lo hago poniendo mal mi nombre?
2014
-Doña Moussa, ya casi somos amigos. Como siempre he cubierto las fuentes de Sucesos y Tribunales, desde hace once años la veo por aquí. ¿Qué se le ofrece ahora, en este 27 de julio de 2014?
-Te traigo noticias, querido Martín. La causa, que había sido archivada provisionalmente, ha sido abierta nuevamente a instancias de la Fiscalía General de Asturias.
-¡Y cómo fue eso?
-Por hechos nuevos. La empresa querellada se ha inscrito en el Registro Mercantil con un nuevo socio que no sería real y cuya finalidad sería eludir el pago de las cantidades en su día abonadas para la construcción del barco.
-¡…gación! ¿Otra estafa?
-Han sido citados desde la madre que parió al armador, hasta a North Sea Investments LLC, la primera compradora del barco. ¿Sabes que mi barco está navegando con bandera venezolana y están esperando que roce por aquí?
-La veo más optimista, Doña Moussa…
-Claro que sí. Y no me voy de España hasta que haya justicia, que es lo único que pido; o se hace justicia o yo me quemo en España.
Poco después, en 2015, Brago pasó por La Coruña y la policía portuaria le grito en alta voz, como en el Medioevo: ¡Detente, te digo que te detente!