VÍCTOR SUÁREZ –
En la mañana Donald Trump tomó la palabra en la plenaria de Naciones Unidas. Su discurso era uno de los más esperados. El más televisado. El planeta lo está mirando. Dentro de EEUU aguaitan alguna respuesta de su jefe de Estado asediado, en vías de destitución (Impeachment). Fuera de EEUU esperan sus respuestas a múltiples temas universales. Pero a Rusia ni a Putin los menciona, tampoco a Europa ni a la OTAN. Se detiene un poco con los ayatolas: “Ningún gobierno responsable debe subvencionar la sed de sangre de Irán. Mientras el comportamiento amenazante de Irán continúe, no se levantarán las sanciones; al contrario, serán apretadas”. Menciona a China en 10 oportunidades.
En ese discurso de 3.800 palabras, el presidente Trump igualmente mencionó a Venezuela en 10 oportunidades, y a Maduro solo una vez. A este le llamó Dictador, le tildó de Títere. Protegido por guardaespaldas cubanos. Se esconde de su propio pueblo. Mientras Cuba saquea sus riquezas petroleras “para sostener su propio régimen comunista corrupto”.
Trump remarcó:
1.- Estamos dispuestos a apoyar a los pueblos del hemisferio occidental que viven bajo brutal opresión, tales como Cuba, Nicaragua y Venezuela.
2.- Escuadrones de la muerte han producido centenares de asesinatos extrajudiciales.
3.- Estados Unidos y sus aliados hemos construido una coalición histórica de 55 países que reconocen al legítimo gobierno de Venezuela.
4.- A los venezolanos atrapados en esta pesadilla: Por favor, sepan que toda América está unida a ustedes. Estados Unidos tiene listas y a la espera de ser entregadas grandes cantidades de ayuda humanitaria. Estamos observando muy de cerca esta situación.
China debió esperar hasta el viernes 27 para responder las 10 menciones de Trump. El canciller chino Wang Yi, muy reposado, sin levantar la voz, dijo en su discurso que su país nunca se ha acobardado ante las amenazas ni se ha sometido ante las presiones.
China se ha comprometido a resolver las fricciones comerciales y las diferencias «de una manera tranquila, racional y cooperativa», así como con «suma paciencia y buena voluntad.» Trump había advertido el martes que no aceptaría un “mal acuerdo comercial” con China, pero que tampoco esperaba un acuerdo beneficioso. Los chinos están celebrando el 70 aniversario de la fundación de la República Popular. Al respecto, Wang Yi destacó que «850 millones de chinos se han recuperado de la pobreza, y cientos de millones se han unido al grupo de ingresos medios». ¡Chúpate esa, Catirito!
Por el régimen venezolano, Delcy Rodríguez también debió esperar hasta el viernes 27 para exponer lo suyo, pero ya se sabe ellos no negocian en forma tranquila, racional y cooperativa, ni han sacado a nadie de la pobreza (a menos que sea de su propia pandilla).
Diosdado Cabello busca enseñanzas en otro lado. Va a Corea del Norte y lo que le cuentan es una historia de 70 años de hambruna y atraso, pero que “hizo más soberano al pueblo”. Va a Viet Nam y lo que le cuentan es que ese pueblo, luego de décadas de guerra intensa, logró negociar la paz, primero con los franceses y luego con EEUU. Cabello andaba con una agendita en la que anotaba cuanto creía entender. No conoce el iPad. El vicepresidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Partido Comunista de Vietnam, Nguyen Tuan Phong, le dictaba cuanto se le ocurría. Pudo haberle dicho: Mire el punto 5 de los Acuerdos de París de 1973; allí dice que “Dentro de sesenta días desde la firma del Acuerdo, abandonarán Vietnam del Sur todas las tropas, consejeros militares y personal militar, incluidos personal militar técnico y personal militar asociado con programas pacíficos, así como los armamentos, municiones y material de guerra de Estados Unidos”. Cambie Usted Estados Unidos por Rusia, China y Cuba y sanseacabó, ¡evite la guerra! En poco tiempo Venezuela sería como Vietnam, con un PIB de 7% anual. Pero Diosdado no comprende. En 2013 había visitado China y en una fábrica de Shanghái le mostraron los prototipos del novísimo tren de levitación magnética, Maglev, previsto para desplazarse a 600 km/hora, pero Diosdado se desentendió de ese prodigio germano-chino porque “el comandante Chávez me encomendó la tarea de estrechar las relaciones entre nuestro partido, el PSUV, y el PCCh». Solo eso. Según reportes de entonces, Cabello visitó también en Pekín la Escuela Central del Partido Comunista de China, donde dijo que «la razón fundamental de este viaje es estrechar la relación entre partidos», y adelantó que un primer grupo de «50 de los mejores cuadros» del PSUV viajará próximamente a esa escuela pequinesa para completar su formación política.
Víctor Suárez, periodista venezolano, residente en Madrid, España.