VÍCTOR SUÁREZ –
Una niña de nueve años de edad migra con su madre a Tucson, Arizona, Estados Unidos. Abandona su páramo merideño pero se lo lleva en la memoria. Ocho años después migra a Australia. Abandona el desierto de Sonora pero se lleva en sus afectos a una gran comunidad latina emigrante que la hacía sentir cerca de casa. 16 años después, nadando contra la adversidad y el aislamiento en el oriente más lejano del planeta, la ciudad de Sídney le otorga la oportunidad de su vida: Serás la artista gráfica oficial de las festividades del año nuevo 2018, el famoso New Year Eve (NYE), el espectáculo visual más esplendoroso del país, el más esperado, con alcance planetario, observado con alegría, admiración y esperanza por televisión e Internet por más de mil millones de personas en todo el mundo, incluyendo tus paisanos venezolanos.
Nadia Hernández (Mérida, Venezuela, 1987) exclama, como todos en situación semejante: «Es un sueño hecho realidad».
A partir del 5 de diciembre de 2017 comienza Nadia a aparecer en todos los medios australianos. Se ha puesto en marcha el operativo que dirige desde hace 13 años Clover Moore, alcaldesa de la ciudad, en culminación a toda velocidad de una programación que se inició en enero pasado. «Crear una visión para este Big Bang depende de Nadia Hernández», sentencia la cadena ABC TV.
El presupuesto general monta a 7 millones de dólares australianos, que al cambio actual son 5.490.813 dólares norteamericanos. Algo quedará para Nadia, que se supone bastante para una artista novel.
En diciembre Nadia no lanzará cohetes ni triquitraques, de las 8 toneladas de fuegos artificiales que surcarán los aires de la ciudad la noche de año nuevo, pero su desangrado son corazón de migrante venezolano, mestizo y latinoamericano latirá con la fuerza de un ciclón.
Ser responsable de la imagen gráfica del NYE bordará, a sus 30 años de edad, la pila bautismal de su trayectoria por venir.
«ARTISTA CALLEJERA»
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¿De dónde salió?, se preguntan aquí y allá. Se le asigna la denominación de «artista callejera» (street artist, en inglés), que resume las expresiones artísticas visuales que adornan (y en algunos casos estropean) muros, baldíos y frontones de las ciudades. Pintura ordinaria en galones y aspersores, pinceles en forma de brocha gorda y de rodillos, escaleras y andamios, cascos y delantales protectores, manos enguantadas, y una voluntad férrea de compartir ideas con un público desconocido y ocasional que toma fotos, aplaude o masculla desagrados. Nadia añade a su arsenal papel y tijera, que usa en su taller para luego proyectar su producción en las paredes o para enmarcarlos en su próxima exposición.
Un mural, denominado Ser libre es no tener miedo, la catapulta. En abril 2015 la habían invitado a participar en el proyecto City Walls Sydney. «Primero trabajamos con Nadia en su fabuloso mural, To Be Free is To Have No Fear, ubicado en Loftus Lane, detrás de la Customs House. No puedo esperar para ver cómo sus ideas cobran vida en el lienzo más grande del mundo, como parte de nuestras celebraciones de año nuevo», suspira Clover Moore, la alcaldesa de Sídney, en la presentación de la artista oficial. Ese mural aún permanece y Nadia lo reafirma.
ENCUENTRO CON LA IDENTIDAD
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Hasta entonces había pasado 8 años sin volver a su casa materna, en Mérida. Lo que encontró en Venezuela fue vivido intensamente, entre lo asombroso e inimaginable y la frustración, el enojo y la tristeza ante lo que consideraba una pesadilla.
Aquella memoria infantil de páramos apacibles y pastelitos crujientes ha sido reforzada ahora por el encuentro con una realidad que presentía pero sin creerla del todo. Su país había caído en un abismo sin fin, estaba hiperconsciente de ello. Observa «lo felices que estaban sus abuelos de verla, y lo cansados que estaban por todas las cosas que se habían roto: la lavadora, el filtro de agua, la TV, el automóvil, la farola que estalló y sonó como disparos en la noche».
Absorbe cada momento, anota lo cotidiano (largas colas de gente que quiere comprar comida o que pretende alguna simple transacción bancaria), visita a los antiguos amigos, pregunta, acude con su abuelo a las protestas de aquella multitudinaria Toma de Venezuela, pero su mirada también se posa en las montañas preferidas y en la gente que vende café o jugo de naranja en las calles frías.
«Quería apreciar la belleza y la decadencia, y la esperanza de cambio, y documentarla en mi trabajo, ampliar esa historia, continuar usando símbolos y seguir construyendo esa leyenda visual que comenzó en la exposición «100% Cierto» (100% Certain), para contar una historia compleja, nunca normalizando la situación, buscando relaciones, reflejándola y vinculándola a los eventos mundiales actuales, buscando una solución independientemente del tiempo requerido, con el objetivo de inspirar un soplo de acción, una idea, una conversación…»
Eso pasa casi siempre al migrante que resuelve volver de paseo. Se reafirma en lo suyo, no sucumbe ante la hecatombe que azota a su país.
«Mi comprensión y exploración de mi cultura, a través de la lente de la diáspora, no solo ha jugado un gran papel en mi trabajo, sino que es la razón por la que comencé a hacer arte», dice.
En la exposición 100% Certain (febrero 2015, en la galería Mild Manners, en Sídney) usa símbolos y textos para representar ideas de cambio, renacimiento y unión, y también recurre al acrílico y cera de abejas sobre madera de pino para transmitir sus sentimientos en forma escultórica. Son postales de amor hacia su tierra lejana.
En marzo-abril de 2017 vuelve a Mild Manners con sus Cosas Antes y Después (Things Before and After), donde expone su exploración personal de la cultura, el patrimonio y la identidad, en un momento de agitación política global. «Aunque su trabajo está influenciado por una comprensión específica de la migración, el recuerdo, la tradición, la protesta, el feminismo, el linaje familiar y la opresión política, también implica una interconectividad entre las intersecciones de la experiencia», apunta Katie Winten en la presentación de la exhibición. «Es necesario un poco de Google Maps para llegar hasta allí (la exposición), pero la recompensa es una visión de una Venezuela que no suele aparecer en los titulares», señalan en el portal Concrete Playground.
Cuando la llamaron para el proyecto City Walls Sydney, Nadia Hernández ya había conformado un portafolio de exhibiciones individuales y grupales en su país de adopción y había creado obras específicas en Sídney para entidades culturales como Art and About, The Thousands, Golden Age Cinema y Freda’s. Su trabajo había sido presentado en colecciones privadas en Australia, Nueva York, Londres, Luxemburgo, Barcelona y Japón. Lo de «artista callejera» ya no le cabía.
SÍDNEY MARAVILLOSO
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Por eso la alcaldesa Clover Moore esperaba con ansiedad el aporte de Nadia en ocasión del NYE 2017. Imagination, la empresa productora; el creador de la batería de 100 mil efectos individuales en fuegos artificiales, Fortunato Foti; ABC TV, la cadena de televisión que ostenta los derechos de la transmisión en vivo de los shows artísticos y de la pirotecnia radiante; la casa de las monedas; los paisajistas de la ciudad y los colegas artistas, los venezolanos en Australia, a todos les anidaba la expectación ante el resultado de un año de trabajo tan luminoso. Las arcas de la economía local calculan un retorno de 105 millones de US dólares, además del intangible efecto de colocar a Sídney en el mapa como una ciudad global para el turismo, los negocios, los eventos y la creatividad en todos los niveles. Eso esperan.
La palabra clave usada por Nadia Hernández es Wonder (Maravilla), al lado de otras cuatro (radiate, hope, dance & together), que se integran en un conjunto de diseños que representan la sensación de asombro de Sídney ante la llegada del nuevo año. «Esas son palabras festivas pero también captan la esencia de Sídney», dice Nadia.
Sus carteles cuelgan en los pilotes del majestuoso puente que está cumpliendo 80 años de haber sido construido, sirven de telón de fondo de la transmisión televisiva desde el Opera House e inspiran los fuegos artificiales de esa noche tan preciosa. Unos 600 pendones de 4.5 por 1.5 metros, con cinco diseños diferentes, son desplegados en las farolas de las vías más importantes. Los portales digitales los adoptan y los adaptan como banners, la publicidad comercial multiplica la potencia del mensaje. La Casa de la Moneda de Australia (Royal Australian Mint) acuña 5.000 ejemplares exclusivos de una moneda conmemorativa del NYE 2017, con un valor nominal de un dólar australiano la unidad pero que se está vendiendo por 47 US$. La promoción de ese souvenir en plata pura se basa en los diseños de Nadia Hernández. «Aquí te espero», pintaba Nadia en un mural premonitorio.
«Convertirse en la inspiración creativa para las celebraciones de Sydney NYE es un sueño hecho realidad, pero pensaba que hacerlo me llevaría décadas», dice Nadia al borde del llanto.
Comenzó a ilusionarse en 2013, cuando apreció el trabajo realizado para las festividades de ese año por el artista y músico neozelandés emigrado a Australia Reg Mombassa. «Shine fue una colaboración fascinante. La primera cosa que pensé fue ‘quizás en unas pocas décadas, cuando me haya establecido como artista, pueda hacer Sydney NYE’ «, se prometió. Ocurrió en apenas cuatro años.
A las doce de la noche del año viejo Nadia degustó las doce uvas sin tiempo, que es una tradición que concita la buena suerte.
(NOTA BENE: Estas crónicas han sido preparadas a partir de documentos públicos aparecidos en prensa, radio, televisión e Internet de Australia).
Fotos de Kurt Davies, Aimée Flores, Jamie Williams, María Boyadgis, Chris Loutfy, @ghostpatrol, Billy Zammit, Saskia Wilson, Charlie Bryce, @mattrabbidge, Lance Laurence, Lucy Blay. Vídeos de Lincoln Caplice, Funstudio, Dave Westway.