Este macro marco de situaciones (en América Latina), unido al del complejo panorama legal e institucional de Estados Unidos, como secuela de la elección presidencial, estarán gravitando en Venezuela durante un periodo importante.
No cabe duda de que la espectacularidad comunicacional de estos eventos, restan atención a la situación venezolana que ya pinta como enfermedad crónica del continente. No obstante, la cercanía de la fecha para la realización de las elecciones convocadas por el TSJ de Maduro y la de la Consulta Popular convocada por iniciativa de sectores de la sociedad civil venezolana y asumida por la Asamblea Nacional y, en particular, por su presidente Juan Guaidó, crearán un clima de tensión importante para el país.
Es evidente, en las calles y en los medios de comunicación que, el nivel de participación en ambos eventos aún no consigue llegar a un estadio en el que podamos decir que hay efervescencia y una gran emoción para la participación. Empero, si tomamos en cuenta que el 85% de los venezolanos rechazan la gestión de Maduro, es más que probable prever, que quienes asistan a la consulta del 6D, serían en su mayoría, los que forman ese lecho de roca del chavismo y aquellos a quienes, como ya es usual, se les obliga a ir presionados por su participación en los programas sociales del gobierno.
Por su lado, la Consulta que arrancó con cierta frialdad, ha comenzado a activar las bases de los partidos opositores y a los sectores más politizados de la sociedad civil. Es imposible determinar hoy, los resultados en cifras de ambos acontecimientos, pero sean las que sean, será un inevitable medidor de las posibilidades reales de movilización de cada sector.
Análisis de entorno
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