ELIZABETH ARAUJO Como muestra de que muchos sueños se cumplen, una ingeniera química venezolana se ha propuesto apostar como pequeña comerciante en España, de la manera más audaz: montar con sus ahorros y un préstamo bancario un abasto en Alcobendas, para lo cual se trajo a sus padres, a quienes ayuda a vender después de salir de su trabajo

 

No hay nada de agradable para quien un día decide salir de su país y empieza desde cero una aventura que sabe cómo comienza pero ignora cómo terminará. Son apenas metas cotidianas que alguien se impone cumplir para mejorar sus condiciones de vida en tierra ajena, experiencia en la que no pocos venezolanos ponen a prueba sus conocimientos y habilidades. Entre esas pequeñas hazañas figura el emprendimiento –o atrevimiento– de Grecia Arriechi, una joven ingeniera química que viajó a Irlanda hace siete años para aprender inglés, y desde allá fue llamada para ocupar un cargo clave en una empresa en Madrid, donde ha ejercido como especialista en Gestión de Riesgos Tecnológicos y Seguridad de la Información. Para quienes no la conocen Grecia es un motorcito que no se detiene y quien, gracias a su talento y esfuerzo, ha venido encajando en los proyectos para los que ha sido llamada. Ahora, con cinco años de residencia en España y unos ahorros con los que ayudaba a aliviar la situación económica de sus padres en Venezuela, una tarde pasó por una calle de Alcobendas y se fijó en un cartel “en venta” de una tienda de alimentación que había cerrado debido a la pandemia. Preguntó el precio y estimó que con sus ahorros y un préstamo bancario podía asumir el desafío del ¡y por qué no yo? En cuestión de dos meses Alimentación El Turpial -en la calle Marquesa Viuda de Aldama, 19, en Alcobendas- abría sus puertas para una clientela que ha venido ampliando más allá de los vecinos madrileños habituales, ya que Arriechi ha incursionado también en la venta de productos latinoamericanos, en particular para colombianos, dominicanos, ecuatorianos, costarricenses y venezolanos, quienes se han convertido en sus grandes aliados.

Alimentación El Turpial cuenta con la clientela habitual del barrio pero también asume la venta de productos latinoamericanos
LOS RETOS NO ESPERAN
Grecia Arriechi recuerda su experiencia en Dublin, donde arribó en 2014 sin respaldo de Cadivi y sin saber una palabra en inglés. No fue nada fácil. Como gran parte de la diáspora venezolana que busca sobrevivir a toda costa, ella debió ejecutar actividades diversas para pagar el curso de idioma y un día trabajó recogiendo la basura del estadio tras los partidos de fútbol, otro cuidando a personas de mayor edad e incluso vender empanadas bajo la pertinaz lluvia en uno de los puentes de Dublin. “Son las vueltas que da la vida, cuando necesitas adaptarte, trabajar, ayudar a tu familia y superarte fuera de tu zona de confort y, al final, aprendes toda suerte de oficios para los cuales no sabías que estabas facultado”, explica esta emprendedora quien confiesa que, con la pandemia, se propuso ahorrar: nada de comer en la calle, ni centros comerciales, ni la tentación de gastar.
“De allí surgió una inquietud: ser capaz de generar otros ingresos, ayudar a mis padres, quienes habían llegado a España y necesitaban trabajar, además para mí constituyó un reto de hacer algo en mi tiempo. Alguien me dijo que el dinero parado no te genera beneficios, así que asumí este desafío. Si me equivoco, todavía estoy en los treinta y creo que es una edad prudente para volver a empezar”.

Grecia Arriechi subraya que adquirir esta tienda de alimentación ha constituido para ella una apuesta que reduce a una frase “retarme a mí misma a materializar una idea que hace cinco años ni me la proponía, porque me daba miedo sólo imaginar empezar con los trámites y papeleos”. Ahora, asume este desafío en tiempos de pandemia y cumple con el propósito de ofrecerle a sus padres un trabajo estable en tiempos tan inciertos.

“He aprendido, además, a tratar con los vecinos porque me gusta el trato, la cercanía y el empeño que pongo en lo que hago y ver que no sólo ofreces un producto, sino que además te llevas el cariño y me llevo la satisfacción de aprender de un área de negocio en España de la que no tenía ni idea de cómo llevar”. Pero no todo es color de rosa. “Hay días buenos, días regulares y días malos, debido a la misma incertidumbre e inestabilidad laboral que ha generado la pandemia, y las ventas también se ven afectadas, pero aquí estamos y aquí seguimos”.

Grecia Arriechi y sus padres asumen una aventura comercial que en Venezuela sería difícil acometer

Alimentación El Turpial se dedica a los productos necesarios en la venta al detal para todos, sin exclusion, aunque ha encontrado un nicho en artículos provenientes de Venezuela, República Dominicana, Colombia, Costa Rica, México, Perú, El Salvador, Paraguay, entre otros. La harina PAN, el Pirulin, el queso latino, la torta de pan hecha en casa, la malta y los concentrados de frutas tropicales no faltan. El local está ubicado en un barrio popular de Alcobendas, y por ello hay alta concentración de servicios de todo tipo, como peluquerías, bancos, farmacias, centros de belleza y cuidado personal, tiendas de calzado, etc. “Yo digo que para emprender un negocio se requiere, además de tener los papeles y documentación en regla, mucha responsabilidad, constancia y disciplina, fundamentales cuando decides iniciar cualquier proyecto. El principio de emprender significa asumir un riesgo, que hay que afrontar… con o sin miedo”.

Para mayor información, consultar en instagram @alimentacionelturpial

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