Los seis candidatos a presidir la Comunidad de Madrid se enfrentaron en la noche del jueves 22/4/21 en la televisora pública regional TeleMadrid. Ese primer espectáculo electoral fue retransmitido y ampliamente comentado por la TV pública 24 Horas y la TV privada La Sexta. De manera que se convirtió en una jornada nacional que continuará hasta el día de las elecciones, el próximo 4 de mayo.
Se trata de elecciones anticipadas, que fueron convocadas por la actual presidenta Isabel Díaz Ayuso (Partido Popular), luego de develar un complot dirigido por el Psoe y por una fracción de Ciudadanos para desbancarla a través de una serie de votos de censura en otras regiones del país que culminarían en la Puerta del Sol. Los intentos, en Murcia y Castilla La Mancha, resultaron fallidos, pero aun así el llamado a elecciones siguió adelante.
Todos los estudios de opinión (menos el del oficial Centro de Investigaciones Sociológicas, CIS) otorgan la primera probabilidad de victoria a una alianza de la derecha española, encabezada por el PP, seguida por VOX y por Ciudadanos, aunque este último se encuentra al borde de la desaparición como fuerza parlamentaria.
Antes del debate, Díaz Ayuso se acercaba a la mayoría absoluta en la casi totalidad de las encuestas. Esa noche se reafirmó a duras penas, sometida al fuego cruzado de las tres formaciones de izquierda que compiten (Psoe, MÁS Madrid y Podemos), y desbalanceada por los encontronazos de sus propios aliados.
Ángel Gabilondo, el candidato del Psoe que en las pasadas elecciones regionales resultó vencedor pero no pudo proclamarse debido a las alianzas parlamentarias de sus contrarios, despejó algunas dudas que le habían marcado en la precampaña. Aunque paró en seco a Pablo Iglesias (Podemos) en asuntos puntuales, terminó llamándole a unir fuerzas “para ganar” (no “para gobernar”, como después explicó). Se mantuvo en su nebulosa de “político serio”, “progresista”, y en su discurso apaciguado dejó notar que existen diferencias pronunciadas con la dirección del Psoe. “Yo soy Gabilondo y Sánchez es Pedro Sánchez”.
Pablo Iglesias dejó la vicepresidencia segunda del gobierno nacional con la intención del salvar a su partido Podemos en Madrid, que ya había sufrido un descalabro en las elecciones de hace un par de años. Asumió la candidatura y se lanzó al ruedo, pero su efecto ha sido poco relevante. Al debate se presentó en taxi, pero se marchó con chofer y escoltas. También venía con el moño fuera de tiesto, por lo que su maquilladora personal tuvo que afanarse sus buenos minutos, laca y cepillo en mano, antes del cámara, acción. En los cortijos de la izquierda (Psoe y MÁS Madrid) no le quieren. Debatió bastante con Díaz Ayuso, pero al final su oferta principal fue “Dentistas para Todos”.
Mónica García, médico, candidata de MÁS Madrid, se reveló como genuina servidora pública sin otro aparente interés que la subordinara a la acción política. En una de las comunidades más afectadas por la pandemia, se impuso por su gran conocimiento del tema, aunque en algún momento perdió las fuentes de los indicadores que mostraba con insistencia. En este debate no encontró obstáculo que la perturbara, puesto que los demás estaban ocupados en magullarse entre sí.
Edmundo Bal, el de Ciudadanos, hizo el mayor esfuerzo para agradar a Díaz Ayuso, en lugar de los de VOX. Las encuestas prevén que su partido no logrará sumar el 5 por ciento mínimo necesario para entrar al parlamento regional. Sin embargo, se ofrece para ayudar al PP desde cualquier posición.
VOX, aunque mantiene su fuerza y puede ser determinante para que Díaz Ayuso asegure la mayoría absoluta (69 escaños), prefiere quedarse al margen de la nueva administración, pase lo que pase en las urnas. Su candidata Rocío Monasterio no ocultó en el debate el discurso xenófobo y excluyente que caracteriza a Vox. Y en ello, peleó duro con Iglesias.
Estas elecciones han sido tomadas por el Partido Popular como un duelo con el presidente del gobierno español y no con su contrincante Gabilondo, quien a su vez se ha visto interferido en su andar electoral por los mismos asesores que apuntalaron a Sánchez en las presidenciales.
De todos modos, dentro de dos años habrá nuevas elecciones.