ANDREINA MUJICA/Textos y fotos/@andreinamujica
Tras probar diversas experiencias Mariveni Rodríguez se asocia con una española y un paraguayo para administrar La Taberna Angosta, un restaurante en Madrid donde esta periodista venezolana quiere demostrar que nadie está exento de trabajar y triunfar
Periodista de larga trayectoria, Mariveni tiene un tumbao recordado desde las salas de redacción hasta las noches caraqueñas. El diario El Universal fue la más reciente morada periodística y, en la gestión cultural, fue Gerente de Comunicaciones del Centro Cultural Chacao. Ya había recorrido mares de letras desde El Nacional, Economía Hoy hasta el diario El Globo. Como digna representante de la alegría y la noches caraqueñas se parece a la rapidez con la que se mueve mientras sus ojos nos llevan de regreso al Caribe, pero ahora se encuentra en Madrid, la vida esa dinámica y ella es indetenible.
–¿Cuéntanos de qué va esta nueva forma de presentar las tapas en Madrid?
–La Taberna Angosta, tan pequeña como su nombre indica, toma su nombre de la calle que la precede, Angosta de Los Mancebos, donde según cuenta la historia dos mancebos (chavales o chamos) lanzaron una teja desde los tejados al Rey Enrique I, provocando la muerte del monarca. Pero esa historia del Madrid medieval da paso al Madrid de los Austrias con plazas amplias y calles estrechas que siguen el antiguo recorrido de las aguas. Actualmente es el barrio de las tapas madrileñas, donde se tiene por costumbre ir al Mercado de La Cebada, los sábados, y al mercadillo del Rastro, los domingos, terminando, como es tradición, en los vermouth zarro y tapas en La Latina. En el caso de La Taberna es el resultado de una asociación estratégica con José, mi socio -también periodista- paraguayo, y quien desde hace 20 años vive en Madrid. Una amiga en común, Nuria, española, que había trabajado en la Cooperación Iberoamericana de la Embajada de España en Venezuela, nos puso en contacto. El venía de cerrar un bar de la noche madrileña y había trabajado también en la Taberna Angosta, donde yo tenía por costumbre beberme alguna copa, en esa pequeña terraza con vistas privilegiadas de la calle Mancebos 6 de La Latina. Él sabía que la estaban traspasando y yo conocía a su dueño. Así que eso fue cortar y coser. Negociamos un precio, afortunadamente para nosotros muy bajo, financiado prácticamente, y reabrimos a una semana de firmar la operación con el propósito de mantener la tradición de la Taberna Angosta, su patrimonio culinario como la Tosta Angosta, sus patés artesanales de ave o queso y también seguir mimando a sus habituales madrileños. La receta Angosta tiene casi 40 años de tradición. Está hecha con boquerones macerados en una salsa agria con mostaza y un sabor especial de la casa que servimos en tostas con el mejor pan de Madrid o en ración. Los patés artesanales los hacemos nosotros mismos y éstos enloquecen hasta a franceses. Sin duda, una diferencia en nuestra carta de tapas donde dejamos de lado la tapa de patatas fritas por patés y aceitunas condimentadas. La Taberna Angosta es un bar escondido, que conserva la idiosincrasia de un bar de esquina, de barrio, donde suelen concurrir madrileños en busca de esa terracita con microclima en verano y la vida discreta de su barra privada. Estos dos espacios hacen que sea un oasis en el barrio de La Latina.
–¿Sientes que el mundo de los bares y la fiesta en Madrid se parece a tu experiencia en Caracas?
–Quisiera reconsiderar algunas ideas de las Beberías, porque hacen falta más locos en el mundo y porque la risa, el humor, son tan sagrados como la belleza; hacer de este espacio lo suyo, una taberna al uso con una pizca de sal y otra de pimienta donde el amor, la amistad, la vida, … protagonicen este juego de máscaras tantas veces improvisado que es el oficio de vivir y escribir tu propia historia (ya lo dijo Cesare Pavese y Dario Fo). Será cuestión de tiempo. Las experiencia de la noche en ambas capitales son diversas aunque podría ser que esta taberna concilie elementos de una u otra: las personas hacen que esta taberna sea de amigos, de gente que quiere coincidir sin necesidad de quedar por whatsapp. Tiene su propia dinámica, natural.
–Siempre has sido una viajera, mucho por tu profesión como periodista, pero esto es diferente.
–Viajar te cambia, te transforma en un ser con mundo, con cultura gastronómica, musical, social… Sobre los viajes siempre se ha escrito y hay mucho qué escribir. Así me hice periodista y pude conocer tantos personajes que me han tallado. Esto es diferente, porque ya no sólo es un viaje, de ida, y quién sabe si de vuelta. Esto es una aventura como las de Cristóbal Colón, un viaje de exploración, de descubrimientos y ojalá que de conquista. Mucho trabajo y aprendizajes tienen estos viajes. Pero igual siempre he trabajado y mucho. A los 8 años ya vendía libretas, y ciruelas de huesito en la salida de mi escuela, mientras pasaba a los maestros panfletos políticos que mi padre hacía en casa desde un multígrafo que no nos permitió leer – a tiempo y desafortunadamente- adónde nos llevaría esta pseudo izquierda venezolana. Así me asocié con una gran amiga para crear el cineclub del Liceo Pedro Emilio Coll y ver la mejor filmografía de la Cinemateca Nacional, y, mucho más tarde, fue así como imaginé la Bebería, cruzando nodos y estableciendo puentes como si del rol de una embajadora cultural se tratara. Hay quienes llaman a esto activismo cultural o emprendimiento. Yo le llamo trabajo. Personalmente, soy más de pensamiento y obra, que de etiquetar las cosas que te gusta hacer. En cualquier caso, ahora toda esta experiencia me ha conducido a ver que en España, los sectores inmobiliario, turístico y la hostelería son tres ejes importantes para emprender y trabajar.
–¿Cómo ha sido para ti el proceso de emigrar y retomarte en una nueva ciudad?
Integrarse a una nueva sociedad es un proceso dialéctico. Una experiencia con etapas. No se explora, descubre y conquistan nuevas fronteras en un solo viaje. Algunos viajes son fallidos, otros exitosos. Pero, sin duda, hay dolor y alegrías que con el tiempo compensan. Si eres humilde, de todo se aprende. Y si, además, trazas una estrategia y pones en práctica herramientas, algo provechoso obtendrás. Integrarte a esta nueva ciudad , cultura y sociedad es lo importante. Socializar, hacer networking, tener know how, trabajar las redes sociales, y, ¨más cosas¨, como diría un buen vendedor en España. Cosas importantes como tener una buena idea, buscar alianzas estratégicas o asociarte cuando no se cuenta con dinero y apostar por trabajar tenazmente hasta reconocer que puedes volar. Si no vuelas alto o caes, nada pasa, todo sirve para sortear el próximo vuelo o crear tu nuevo error. Siento que los venezolanos estamos obligados a ser responsables y agradecidos con el país que nos acoge. Abrir tu propio paracaídas a un mundo desconocido es planear sobre ciclos que, de tanto en tanto, te recordarán tus orígenes y cimientos. Y de allí hay que agarrarse fuerte, cerrar los ojos unos minutos, coger fuerzas, y encomendarse a los vientos. Para que cuando vengan las corrientes contrarias, los lestrigones, no se rompan las frágiles cuerdas que te sostienen en tu nueva vida. Si algo he aprendido es que cuando una idea no avanza hay que dejarla reposar, regresar a ella una, dos veces o dejarla ir, es parte del placer de volar, de crear y crecer. Lo contrario, podría relacionarse con sobreestimar proyectos personales, traicionar los principios que dignifican la vida, enamorarse a ciegas o perder la capacidad de observar. Oír, silenciosamente todo, pero a la vecina española más que es la que sabe cocer habas…
Emigrar es abrirte a nuevos mundos. Mientras honres con trabajo y humildad tus orígenes, no hay país o ciudad que muera dentro de ti. Nuestro acento, nuestra habla, es una manera de preservar la esencia de tu tierra y abonar otras. Así que, de momento, manceba, debo abrir la Taberna Angosta. Te pongo un Mojito o el trago consentido de la casa, Venezuela libre?
Mariveni llena de entusiasmo la Taberna y la terraza, los alrededores, la gente va, lleva amigos, turistas llegan de la mano de madrileños y madrileños llevan con correa a sus mascotas; cierto es que ahora en La Latina todos tienen cabida, ya no es tan angosta.
Receta «Venezuela Libre»
Ron venezolano (contar hasta 20 con paciencia porque sabemos que todo cambio es necesario)
Tónica (el equilibrio perfecto entre amargura y dulzor , porque lo amargo tiene su momento dulce)
Corteza de naranja exprimida (Porque no exprimirán nuestra dignidad, como la naranja)
Gotas de Amargo de Angostura (gota a gota, el enemigo huirá atacándolo por sorpresa)