Venezuela, la tierra de acogida de donde ahora sus hijos se van

Cientos de miles de venezolanos han abandonado sus hogares en las últimas décadas. ¿Quiénes son? ¿En dónde están? ¿Cuáles son sus motivos? ¿Cambiará esto en un tiempo previsible? La corporación alemana de medios Deutsche Welle habló al respecto con refugiados y especialistas.

Venezuela siempre fue una nación de acogida, especialmente para los europeos que atravesaron el Atlántico en su huida de la Guerra Civil española y tras los estragos económicos que dejó la Segunda Guerra Mundial. “Hoy en día, muchos de los hijos de esas personas son los jóvenes que viajan a esos países, aprovechando la doble nacionalidad en su búsqueda por salir del caos”.

Visita a la OEA
INFORME A LA OEA
La abogada defensora de los Derechos Humanos, Tamara Suju visitó el viernes 3 de marzo al secretario general de la OEA, Luis Almagro, para hacerle entrega de un documento sobre nuevos casos de tortura sistémica en Venezuela. El documento describe la cadena de mando de las torturas cometidas contra los presos políticos y que está contenida en la denuncia presentada ante la Corte Penal Internacional (CPI) en La Haya. El primer “Informe sobre casos emblemáticos de torturas y métodos utilizados en Venezuela en los años 2002-2016” fue presentado en julio del año pasado, en el que se detallaron 55 casos documentados de vejaciones y maltratos. El segundo informe fu presentado el pasado 23 enero, en el que figuran la ex ministra de Defensa y de Interiores Carmen Meléndez; el vicepresidente de la República, Tareck el Aissami, y los generales Néstor Reverol y Gustavo González López, como implicados en actos de torturas. (ElCooperante.com)

Así lo explica Tamara Suju, en reportaje que Mirra Banchón publica en Deutsche Welle y a través del cual analiza el tema de la diáspora venezolana, un fenómeno relativamente nuevo, y que a juicio de Tamara Suju, abogada venezolana, asilada en la República Checa, y representante internacional del Foro Penal Venezolano, está asociado a la situación política, económica y social que afecta a su país.

“Somos los nuevos balseros latinoamericanos”, se queja Suju, que ve primeramente en la falta de seguridad el disparador de la emigración. En segundo lugar, a la persecución política: “Si alguien se queda sin trabajo por haber firmado en contra del gobierno, para mí son perseguidos. Somos muchos, en los últimos dos años, la cifra se ha triplicado”, puntualiza Suju, que abandonó Venezuela en 2014.

Efectivamente, en el “Anuario de la Inmigración en España”, del think tank europeo CIDOB, Venezuela ocupa apenas el 19 lugar en la lista de países emisores de inmigrantes; con todo, es el segundo –entre 2008 y 2013– de donde ha retornado población de origen español. Lo mismo sucedería con Portugal e Italia. La Organización Internacional para las Migraciones detecta considerable cantidad de población con pasaporte venezolano también en Alemania, Reino Unido. Además, en Ecuador, Chile yArgentina.

NO SE VAN, SE VEN OBLIGADOS A IRSE

El tema de inmigración venezolana se ha convertido en centro de denuncias, foros, libros y hasta reportajes

El 1,91% de la población venezolana vivía en 2015 fuera del país. Estos datos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) ubica a las mayores comunidades venezolanas en el extranjero en España y Estados Unidos. Canadá, Colombia, Italia y Portugal les siguen. En términos absolutos, según la OIM, se trata de 606.282 venezolanos.

No obstante, “se está hablando de un millón 200 mil venezolanos que habrían salido del país en los últimos 17 años, buscando mejor futuro”, dice por su parte a DW Tamara Suju, directora del Instituto Casla de estudios políticos, de Praga.

La diferencia entre estas dos cifras se explica echando la vista bastante más atrás:
“Desde la llegada de Hugo Chávez al poder, las clases medias altas comenzaron a abandonar el país porque veían en las propuestas chavistas el ‘peligro del comunismo’.

Pero la emigración había comenzado antes, a finales de los 90, por factores distintos al político: una economía entrando en crisis e inseguridad”, explica a DW un analista político y especialista en derechos humanos que, aunque también dejó el país hace tres años, prefiere no ser mencionado.

“El gobierno de Chávez y luego el de Nicolás Maduro, lejos de resolver estos problemas, permitieron que se agravasen, llevándolos a la situación actual: una innegable hiperinflación, una profundización del modelo extractivista y rentista petrolero. Y un grave problema de seguridad ciudadana”, agrega.

Afirma que solo en Caracas entran a la morgue entre 30 y 50 cadáveres por muertes violentas de solo el fin de semana. Una razón por la cual las clases medias y ahora los sectores populares con posibilidades decidieron a ver cómo hacían para sacar a sus hijos del país, atemorizados por verlos asesinados para robarles un celular o el coche.

“Estamos ante una crisis humanitaria”, subraya por su parte Suju. “Aunque el gobierno la niegue, se están muriendo los niños y los enfermos por falta de medicinas, por imposibilidad de operarse. La gente pelea por comida. Y el que puede emigrar simplemente se va del país para sobrevivir”, puntualiza.

¿VAN A REGRESAR?

El país requerirá de muchos años y del regreso de los que se fueron para recuperar lo que antes fue

Aunque Suju dejó el país en calidad de refugiada política, la inminente ley de amnistía para los perseguidos políticos no cambiará su situación ni la de otros como ella: “El sistema judicial es el mismo, es el mismo sistema de seguridad estatal. Aspiro a regresar a mi país cuando vuelva el Estado de derecho, quiero participar en la reconstrucción de Venezuela”, afirma.

Por el contrario, “un nuevo gobierno no va a significar una mejora de la situación”, dice el analista político. “La sociedad en su conjunto está muy golpeada y el impacto económico es de grandes dimensiones. Por eso, el regreso al país de esta diáspora –de la cual sólo una minoría son exiliados estrictamente políticos- no va a ser al día siguiente de la caída del chavismo, sino que tomará muchos años”, concluye.

Publicado por www.dw.com

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