Un eventual colapso que provoque una lucha civil en Venezuela desencadenaría una mayor inestabilidad para los vecinos de esta nación como Colombia, Brasil y los países del Caribe, expone Michael M. McCarthy, del Centro Woodrow Wilson.
En el reporte titulado “La crisis de Venezuela y el futuro de América Latina”, McCarthy señala que lo anterior ilustra la urgencia de desarrollar una estrategia para reunir estos pasos en un plan de política.
El investigador del think tank con sede en Washington argumenta que los países vecinos podrían experimentar niveles más altos de migración masiva de venezolanos bajo este escenario. El reto es más pronunciado en Colombia, donde la implementación del más reciente acuerdo de paz acaba de comenzar.
Durante los últimos tres años, la economía venezolana cayó en una depresión marcada por una grave escasez e hiperinflación. La protesta social estalla con frecuencia en una inestabilidad violenta y lo poco que quedaba de una de las democracias más antiguas de América Latina desapareció, produciendo un régimen autoritario, de acuerdo con el especialista.
Sobre las discusiones del caso en la Organización de los Estados Americanos (OEA), Michael M. McCarthy indica que si Venezuela deja al organismo como parte de una aplicación de la Carta Democrática Interamericana, el hemisferio habrá tomado una postura a favor de la democracia y en contra del régimen autoritario del presidente Nicolás Maduro.
Sin embargo, el futuro de la Carta Democrática Interamericana como un documento que incorporara la doble utilidad para censurar y promover la reforma sería menos seguro.
Con un resultado de la ruta de la OEA incierta, la comunidad internacional debería preparar opciones, sugiere McCarthy. La prevención de un colapso en las luchas civiles sigue siendo el problema más crítico y por ende una prioridad. Por lo pronto, la crisis para Maduro no termina.